Andrés Manuel López Obrador hizo efectivo el lema de que “a la tercera es la vencida” y así pudo ser electo como presidente de la República por el voto de 30 millones de mexicanos, el 53 por ciento de los electores en los comicios de 2018.
El primero de julio de este año entró en vigor el nuevo Tratado de Libre Comercio (T-MEC), por lo que parecería que sería un logro para reafirmar la popularidad de AMLO. Sin embargo, ésta se encuentra a la baja de acuerdo a las cifras proporcionadas por dos conocidas agencias encuestadoras: GEA-ISA y Mitofsky.
De acuerdo al reporte de GEA-ISA la percepción sobre el ejercicio del poder de López Obrador es negativa, pues un 50% lo desaprueba y sólo el 38% lo aprueba.
Las tres causas de esta estimación negativa ciudadana son el impacto negativo de la crisis económica en las familias, el manejo gubernamental de la pandemia del Covid-19 y las fallidas políticas federales para combatir la inseguridad y la corrupción.
La aprobación de la gestión presidencial viene disminuyendo desde hace un año por lo que se puede considerar una tendencia. Sin embargo, es la primera vez a los 19 meses de su gobierno que la desaprobación supera la aprobación con el porcentaje citado al principio.
Ahora bien, si se compara la popularidad actual de AMLO con la de sus tres antecesores en el mismo periodo es menor, o sea que tenían en su arranque una mayor aceptación Fox, Calderón y Peña Nieto.
El efecto de esta percepción negativa es que ahora las dos terceras partes, de acuerdo a la encuestadora, consideran que el país va por el rumbo equivocado cuando hace 15 meses el 60% consideraba que íbamos por el camino correcto.
La otra encuestadora que dio a conocer la aceptación del presidente a dos años del arribo del poder es Mitofsky, la que por cierto está en la lista negra anunciada por López Obrador en una de sus mañaneras.
La agencia reportó que la aprobación presidencial era de un 47.5%, menor a la de los anteriores presidentes, pues la de Peña Nieto fue de un 49%, la de Calderón de un 61% y la de Fox de un 56.7%.
La realidad es que las tres crisis que agobian al país han mermado la imagen popular de AMLO por más esfuerzos que hace para sostenerla. La visita que le hará al presidente Trump en Washington le acarreará más impopularidad no sólo nacional, sino también internacional.
Las políticas económicas fallidas desde la cancelación del aeropuerto hasta la postura negativa para la inversión en energías eólicas y solares han repercutido en una mayor desconfianza de los inversionistas extranjeros, la cual ojalá pueda ser contrarrestada por el T-MEC.
Por otra parte, el pésimo y contradictorio manejo oficial de la pandemia ha aumentado el descontento de millones de mexicanos hacia el deplorable sistema de salud del país.
Y el aumento descomunal de la violencia criminal (hay en promedio 100 homicidios diarios), en el territorio nacional ha acrecentado la inseguridad, así como la huida de las inversiones en varias regiones y un clima de terror en estados como Guanajuato.
López Obrador tiene aún posibilidades de corregir el rumbo y propiciar que el golpe recesivo de la economía pueda ser superado para volver a la ruta del crecimiento económico, aunque sea para lograr el promedio logrado por los neoliberales del 2 por ciento anual.
Es hora para el presidente hacer un alto en el camino y reflexionar para enmendar los errores antes de que su sexenio sea considerado el peor de este siglo.