/ martes 6 de febrero de 2024

A reflexionar | El poder, la democracia y la tiranía.

“La ventaja de la democracia sobre las demás formas de gobierno es que hay en la democracia una casta interesada en sofocar el pensamiento para que no se la discuta.”

La vida de la democracia no amerita un cartabón de similitud en todas las naciones. Empero todas las aspiraciones democráticas tienen un común denominador: la libertad. En muchas ocasiones parece que se olvida el principio de la libertad y se busca, acotarla o definitivamente, aniquilarla. Exige una tendencia plural hacia diversas ramas de la vida económica y social. En todo momento buscar, exigir y apoyar un poder que haya surgido de toda la sociedad, es decir, la libertad de expresión. En un ambiente y respeto y tolerancia, transcurre la fortaleza del régimen al que aspiramos, es decir, la democracia. Hay quienes afirman que el poder corrompe y hace que los gobernantes transiten hacia la corrupción. Lo que sucede es lo contrario, es decir, un corrupto llega al poder, para lograr sus nefastos fines de descomposición institucional imponen una tiranía en la cual destazan al régimen jurídico- político a su real gusto y necesidad. Una gran falla de los regímenes autoritarios, consiste en hacer la lista de los muebles para después construir la casa. Para tener un gobierno eficaz, primero hay que construir la casa y, comenzar a amueblarla, de acuerdo a las necesidades reales, no supuestas, de un gran plan maestro, que oriente los recursos económicos y humanos. Sí un gobierno no es eficaz, abusa del poder y está en contra de todo y a favor de nada.

La comunidad de intereses y necesidades constituyen los pilares de la libertad y ésta a su vez, de la democracia. Cuando se quiere hacer una obra, sobre todo de infraestructura, se debe iniciar con la pregunta ¿para qué voy a hacer esto? La respuesta nos fijará los objetivos y los planes, administración y recursos, estos requisitos son los mínimos para alcanzar el éxito y la eficacia. Todos debemos reflexionar en que con el respeto a las normas constitucionales, la consciencia nacional y la tolerancia, construiremos una buena casa, debidamente amueblada y habitada por un pueblo unido, consciente de sus responsabilidades y en sana paz. Nuestros hijos viven su bella juventud, el mayor logro de sus vidas será ser honestos y disfrutar de sus éxitos estudiantiles, volar con sus alas y ser ejemplo y paradigma para sus hijos. En conclusión, la verdadera democracia, requiere de hombres libres, sanos y felices, con vista hacia el futuro, para que la eficacia sea condición “sine qua non” en toda actividad de la vida social.