“Escoja al presidente, después de cuatro años, no diga de qué pata cojea.” A. Stevenson
La carencia de lógica dialéctica no permite aceptar los ofrecimientos del actual régimen que pretende colocar el yugo a los mexicanos, para someterlos a un régimen pseudosocialista que fracasó en todos los órdenes en el siglo XX. Al concentrar los tres poderes de nuestra república democrática y federal en una dictadura de centralismo, pretenden ofender a los mexicanos con sistemas pretéritos que ya dejamos atrás. Los muros indestructibles de la historia tienen grabados los hechos de sangre que aportaron los moradores de esta bella nación, para darnos un Poder Judicial, debidamente estructurado en una Constitución General, y por ser una federación de entidades federativas, cada una de ellas, a su vez, tiene su Constitución Estatal. Es decir, se generan dos órdenes constitucionales: el orden de la Constitución general y el de los estados. Cada entidad federativa es libre y soberana y su régimen jurídico no puede oponerse a los mandatos de la Constitución General. Este concepto de federación es el que está destruyendo la dictadura, para erigirse en un régimen antidemocrático y autoritario. De antemano les afirmamos que fracasarán rotundamente en su loco afán de esclavizar a los mexicanos.
Cuando el corrupto, asesino y ambicioso Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu, asumió la regencia provisional de la Nueva España, en espera de que aceptara el monarca español Fernando VII el trono de nuestra patria, el corrupto ya tenía planeado su “tatol”, para autoproclamarse como Emperador de México y, el clero feliz lo coronó en la Catedral Metropolitana como Agustín I. El bloque clerical- terrateniente, y militares que combatieron a los insurgentes hasta derrotarlos, formaron la corte de haraganes que no permitieron ningún cambio, ni transformación de los mexicanos. Al contrario, el emperador (¿?) disolvió el Congreso Nacional y en su lugar estableció la Junta Nacional Instituyente. Su imperio de pacotilla, duró sólo nueve meses y fue derrocado, las contradicciones entre los españoles, los iturbidistas y los liberales. Fue desterrado y declarado traidor a la patria. Entre l823 y 1824 se convocó al Congreso Constituyente, que elaboró la Constitución de 1824. La lucha entre los que querían una república unitaria central, encabezados por Fray Servando Teresa de Mier y los que deseaban una república federal, encabezados por Miguel Ramos Arizpe, es decir, fue el conflicto entre los criollos ricos, hacendados y el clero. Y la mayoría, principalmente representantes de los antiguos insurgentes y los masones del nuevo Rito de York. Sin embargo, el sistema socioeconómico que trajeron los invasores españoles, que se basaba en el despojo de las mejores tierras y la inicua explotación de los indomestizos, perduró, no obstante la ruptura del cordón umbilical de la “madre patria”. El oidor Bataller, enemigo a muerte del movimiento insurgente, proclamó: “Mientras en España quede una mula tuerta manchega, ésa debe gobernar a los mexicanos.”