/ martes 20 de agosto de 2024

A reflexionar | Tenemos caudillismo de nuevo

"El último grado de la perversidad es hacer servir las leyes para la injusticia.” Voltaire


Reflexionemos sobre la historia de la humanidad en la evolución del homo, desarrolló la inteligencia y con ella todo lo que se ha hecho. El hombre fue dependiente de la naturaleza en su estado de salvajismo, empero al transformar y obtener de ella los alimentos y la fabricación de todo tipo de utensilios para cazar, defenderse, construir y, más delante, palafitos, chozas, y centros ceremoniales.

En cien mil años el desarrollo cerebral de los humanos fue enorme, tanto cuantitativamente como cualitativo. Para que eso sucediera, tuvo que trabajar ¿Quiénes? Todos, sin excepción. El desarrollo de las fuerzas productivas (objeto de trabajo, la naturaleza, medios de trabajo, utensilios, herramientas y la fuerza de trabajo, el hombre).

A pesar de las glaciaciones, el hombre sobrevivió y desarrolló su cerebro. Sin embargo, al pasar del salvajismo a la barbarie, el ser humano descubrió la agricultura y la domesticación de los animales, grandes pasos de hombres inteligentes que pasaron a la construcción de aldeas y ciudades primitivas, es decir, a la civilización. Tras miles de años, surgieron los reyes como figuras que asumieron el poder militar, el religioso y el político.

Fueron los primeros caudillos que conoció la humanidad. En Egipto, el bajo, tenía como capital a Menfis, el alto, a Tebas, sin embargo, Menes, los reunió en un solo reino y, a él se le denominó (Faraón) que significó: el señor de las dos casas. Todo caudillo quiso perpetuar a su estirpe, por lo tanto, sus sucesores eran familiares y también sus hombres de confianza. Estas sucesiones se llamaron “dinastías”. En todo el mundo sucedió lo mismo.

Los mexicas, hicieron lo propio al elevar al trono al nuevo Huey Tlatoan. El sabio Tlacaelel, que reescribió la historia del pueblo azteca, le fue ofrecido el trono, empero, no lo aceptó. A los caudillos se les obedecía ciegamente. Los reinos europeos se integraron en monarquías absolutas y ellos por su origen (sic) divino, eran la ley y su poder, ilimitado. “Yo soy la ley, nada encima de mí”, dijo nuestro caudillo en una de sus frases mañaneras demagógicas. El PRI, terminó con el caudillismo cuando sus siglas eran PNR. El presidente Cárdenas mandó a Plutarco Elías Calles y su pandilla fueron al exilio a los EE.UU. Hoy, el dictador rompe totalmente con la democracia y regresa al nefasto caudillismo, tras un colosal fraude electoral.

La presidenta guignol se prepara a quebrantar nuestro sistema republicano, con las reformas a nuestra Constitución, para atar de pies y manos a los mexicanos y continuar con la dinastía tenebrosa y corrupta. Los epígonos pretenden ser los amos y señores de una nación que se forjó en la lucha revolucionaria.

Maestría en Historia, comentarista en Radio 102.5 y Radio Universidad

sarmez2015@gmail.com


"El último grado de la perversidad es hacer servir las leyes para la injusticia.” Voltaire


Reflexionemos sobre la historia de la humanidad en la evolución del homo, desarrolló la inteligencia y con ella todo lo que se ha hecho. El hombre fue dependiente de la naturaleza en su estado de salvajismo, empero al transformar y obtener de ella los alimentos y la fabricación de todo tipo de utensilios para cazar, defenderse, construir y, más delante, palafitos, chozas, y centros ceremoniales.

En cien mil años el desarrollo cerebral de los humanos fue enorme, tanto cuantitativamente como cualitativo. Para que eso sucediera, tuvo que trabajar ¿Quiénes? Todos, sin excepción. El desarrollo de las fuerzas productivas (objeto de trabajo, la naturaleza, medios de trabajo, utensilios, herramientas y la fuerza de trabajo, el hombre).

A pesar de las glaciaciones, el hombre sobrevivió y desarrolló su cerebro. Sin embargo, al pasar del salvajismo a la barbarie, el ser humano descubrió la agricultura y la domesticación de los animales, grandes pasos de hombres inteligentes que pasaron a la construcción de aldeas y ciudades primitivas, es decir, a la civilización. Tras miles de años, surgieron los reyes como figuras que asumieron el poder militar, el religioso y el político.

Fueron los primeros caudillos que conoció la humanidad. En Egipto, el bajo, tenía como capital a Menfis, el alto, a Tebas, sin embargo, Menes, los reunió en un solo reino y, a él se le denominó (Faraón) que significó: el señor de las dos casas. Todo caudillo quiso perpetuar a su estirpe, por lo tanto, sus sucesores eran familiares y también sus hombres de confianza. Estas sucesiones se llamaron “dinastías”. En todo el mundo sucedió lo mismo.

Los mexicas, hicieron lo propio al elevar al trono al nuevo Huey Tlatoan. El sabio Tlacaelel, que reescribió la historia del pueblo azteca, le fue ofrecido el trono, empero, no lo aceptó. A los caudillos se les obedecía ciegamente. Los reinos europeos se integraron en monarquías absolutas y ellos por su origen (sic) divino, eran la ley y su poder, ilimitado. “Yo soy la ley, nada encima de mí”, dijo nuestro caudillo en una de sus frases mañaneras demagógicas. El PRI, terminó con el caudillismo cuando sus siglas eran PNR. El presidente Cárdenas mandó a Plutarco Elías Calles y su pandilla fueron al exilio a los EE.UU. Hoy, el dictador rompe totalmente con la democracia y regresa al nefasto caudillismo, tras un colosal fraude electoral.

La presidenta guignol se prepara a quebrantar nuestro sistema republicano, con las reformas a nuestra Constitución, para atar de pies y manos a los mexicanos y continuar con la dinastía tenebrosa y corrupta. Los epígonos pretenden ser los amos y señores de una nación que se forjó en la lucha revolucionaria.

Maestría en Historia, comentarista en Radio 102.5 y Radio Universidad

sarmez2015@gmail.com