/ lunes 11 de noviembre de 2024

Adaptarse y crecer en la tormenta

Serenidad y acción en un mundo cambiante


Durante la pandemia escuché por primera vez el concepto de un mundo VICA (Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo). Pensé que esta idea cobraba relevancia por la propia pandemia, un fenómeno atípico. Sin embargo, hoy, superada la crisis del COVID-19, seguimos viviendo en tiempos de alta incertidumbre, impulsada tanto por cambios constantes en las reglas del entorno nacional como por tensiones globales, especialmente entre China y Estados Unidos. Analistas anticipan retos considerables, sobre todo ante una posible reelección de Trump. Es evidente que el entorno VICA ha llegado para quedarse, y aprender a navegar en estas aguas inciertas es hoy una necesidad.

Ante un contexto tan volátil, la clave es reconocer cómo nos afectan estos cambios en cada dimensión del entorno, comenzando por el ámbito político. Estamos entrando en una fase de concentración de poder, con nuevos polos de desarrollo y políticas asistencialistas que incentivarán el consumo en los sectores de menor ingreso. También vemos un incremento en regulaciones, una mayor intervención del gobierno en el sector energético y un impulso a la reducción de la jornada laboral, lo cual plantea el reto de aumentar la productividad para hacer frente a estas transformaciones.


En lo económico, Norteamérica se orienta hacia el proteccionismo y una separación estratégica de insumos provenientes de China. Paralelamente, crece la integración económica con Estados Unidos, especialmente con Texas, lo que fortalece sectores clave como el aeroespacial y la electromovilidad, cada vez más consolidados en la región. Estos cambios son oportunidades, pero exigen adaptarse a una dinámica de mercado en la que nuestras relaciones y cadenas de suministro locales deben fortalecerse.


En el aspecto social, enfrentamos problemas como el deterioro de la seguridad, el aumento de la violencia intrafamiliar, el envejecimiento de la población y un crecimiento de la economía baja en carbono. Además, la escasez de agua y energía en la región destaca la importancia de desarrollar soluciones sostenibles que aseguren el bienestar y los recursos para futuras generaciones.


Desde el lado tecnológico, surgen apuestas estratégicas en sectores como los semiconductores, el incremento en inteligencia artificial, la ciberseguridad y la transmisión de datos de alta velocidad. Las empresas que puedan adoptar y adaptarse a estos cambios tecnológicos encontrarán una ventaja competitiva que les permitirá seguir adelante en este entorno tan cambiante.


En esta tempestad de información y desafíos, nuestro reto principal es entender en qué queremos crear valor como personas, empresas e instituciones, y aprovechar el entorno para encontrar puntos de apoyo que nos permitan incrementar ese valor o descubrir nuevos nichos de mercado.


Es natural que en algún momento nos sintamos desanimados o temamos que ya no existan oportunidades. Sin embargo, si analizamos bien nuestras opciones con serenidad, seguro encontraremos ideas, proyectos o acciones que nos permitan crecer, aunque ello implique reinventarnos.


La única receta que realmente funcionará es abrazar el cambio como algo natural. Busquemos aquello que realmente nos importa, enfoquémonos en nuestros intereses y destinemos nuestra energía para evaluar riesgos, identificar oportunidades y tomar acciones concretas para avanzar. Aprender a vivir en un entorno VICA es nuestro nuevo desafío; navegarlo con claridad y propósito, nuestra responsabilidad.


Como dice la frase, si la vida nos da limones hagamos limonada.


Ing. Industrial, Presidente de Canacintra en Chihuahua