Desde hace décadas, los pacientes de hospitales privados y principalmente públicos, como IMSS o ISSSTE, han exigido un trato digno por parte de doctores y enfermeras. Aunque ha mejorado, falta mucho por hacer, por supuesto, los médicos son humanos y tienen problemas como cualquiera, así mismo, se suman largas jornadas laborales y que algunos tienen bajos salarios, quizás por esto, muchos traen cara de pocos amigos y cuando el paciente o sus familiares, les pregunta algo, hacen mueca de fastidio y responden con monosílabos. Lo cual es entendible hasta cierto punto, sin embargo, ellos eligieron esa profesión, nadie les puso una pistola en la cabeza para que estudiaran medicina. Pareciera que muchos doctores se olvidaron del juramento hipocrático, el cual, deberían ponerlo en práctica todos los días, demostrando sensibilidad y una mayor empatía, pues los pacientes no están en un hospital porque así lo quieren, los médicos sí. Hace unos días, observé algunas caricaturas del reconocido periodista saltillense, Horacio Cárdenas Zardoni, en una de ellas, dos personas platican, uno dice, “Sugieren a las enfermeras capacitarse en temas de trato digno y empatía con los pacientes”, respondiendo el otro, “Estudios sobran, pero si no te nace, no te nace”. Muy cierto, pero insisto, ellos eligieron ese trabajo y deberían desempeñarlo siempre con calidad humana, pues el paciente debe sentirse cobijado en todo momento. El eminente Cirujano Oral y Maxilo-Facial, Eugenio Deister, me comentó que debería existir una oficina de Representación del Paciente en todos los hospitales, ubicada justo a la derecha de la oficina del director general y ambas tener un nivel de jerarquía similar, indudablemente sería un gran acierto, ya que disminuirían los casos de maltratos a pacientes y familiares.
López Obrador, prometió un servicio médico similar al de Dinamarca, y aunque en su último informe, casi a manera de broma, presumió que lo habían logrado, incluso superado, la realidad es que no fue así, quedó muy lejos. Hubiese ayudado bastante, que la Secretaría de Salud, desde el inició de dicho sexenio, establecieran oficinas como la que comenta el Dr. Deister, la cuales, según dijo, existen en Canadá, así mismo, debieron tomar el ejemplo de Inglaterra, donde por medio de su sistema de salud nacional, sensibilizan a médicos y enfermeras a respetar y ser empáticos con el paciente, en caso de no cumplirlo, reciben sanciones económicas y suspensiones, que van afectando su historial y por ende, no pueden acceder a puestos de mayor nivel.
Claro, también hay pacientes que son prepotentes, son altaneros con el personal médico, y terminan por fastidiarlos con justa razón, sin embargo, ese problema no es una constante, además, al levantar la voz el doctor, en algunos casos apaciguan a pacientes o familiares. En cambio, hacer que un doctor o enfermera cambie su mala actitud, es más complicado, por supuesto, no estoy generalizando, hay personal médico con sensibilidad y excelente actitud de servicio, digno de reconocimiento, pero para lograr un sistema de salud como el de Dinamarca, Canadá o Inglaterra, para empezar, la mayoría de nuestros médicos y enfermeras, deberían tener mayor empatía y una mejor actitud, más positiva, nada les cuesta ¿O sí?