/ lunes 12 de agosto de 2024

Carta abierta al panismo de todo México

Acción Nacional ha podido soportarlo todo en sus 85 años de vida. Soportó y superó la adversidad, la cerrazón, incluso la violencia de un régimen que no aceptaba que la democracia era el camino. Acción Nacional, el PAN, superó cuanta prueba tuvo enfrente porque lo movía el ideal de hacer de nuestra patria, una patria ordenada y generosa.

En 85 años de retos y adversidades tuvo fracasos y triunfos, pero ninguna derrota, pues nunca hemos dejado de luchar. Hoy en cambio, la situación es diferente.

Quienes señalan que la pasada elección fue una sacudida y nos debe obligar a la reflexión, no sólo no ven el tamaño del problema, no comprenden que el PAN no soportará una dirigencia, un proyecto de partido, como estos que actualmente se discuten.

Tengo 23 años de militancia activa en Acción Nacional y la reflexión que proponen no es distinta a la que nos llaman cada tres o seis años después de un descalabro. Una llamada a lamernos las heridas, a decir que antes éramos mejores, que hemos perdido el camino y a intentar recuperar nuestro pasado sin realmente intentarlo para no perder los privilegios obtenidos con la administración de la derrota. Estas ideas me preocupan mucho.

Otra vez nos encontramos en la misma posición. De los aspirantes conocidos al Comité Ejecutivo Nacional del PAN ninguno o ninguna plantea un movimiento que efectivamente sacuda y recupere nuestro partido. Un cúmulo de buenas intenciones con la idea disfrazada de llegar al CEN para ser los nuevos administradores de esa derrota que tanto beneficia a las dirigencias conformistas y poco creativas. Yo no estoy de acuerdo con eso.

La recuperación del partido comienza no solo desde recomponer lo interno, comienza directamente en la sociedad, con las y los mexicanos, con todas y todos, para conocer qué quieren y qué esperan de la oposición. Acción Nacional no puede aspirar a volverse el partido que encabece el ala opositora de nuestro país sin conocer precisamente eso: ¿qué espera nuestro país de la oposición?. Hoy no lo sabemos, porque otra vez estamos atrapados en una dinámica interna que se avizora destructiva e inútil. Hablar de resolver la situación del partido solamente desde lo interno, desde una óptica nostálgica y autoconmiserada, es una solución simplista, romántica, quizá muy vendible, pero estéril.

Si aspiramos a recuperar la confianza de las y los mexicanos, si aspiramos representar y encabezar a la oposición de nuestro país y, sobre todo, si aspiramos a volver a ganar y a recuperar el México democrático que una vez tuvimos lo primero que tenemos que hacer es recuperar al PAN y para eso hay que hablar con la verdad, quitarnos la venda de los ojos y por ningún motivo apoyar a una dirigencia que pretende mantenerse en el poder, o llegar a él, sólo para negociar la derrota, administrarla y lucrar políticamente con ella como ahora sucede.

Es una necesidad impostergable que la militancia panista de los distintos estados y municipios de nuestro país iniciemos un diálogo para reconocernos y reencontrarnos en un punto de vista que nos permita construir una propuesta para avanzar y convencer a las y los panistas y principalmente a las y los mexicanos, porque insisto: debemos entender que la recuperación de nuestro partido implica un trabajo decidido e importante en la calle, en las colonias, con la gente, pues debe involucrar a las y los mexicanos para conocer qué quieren y qué esperan de la oposición, qué esperan del PAN. El llamado no puede ser solo a la reflexión, es un llamado también a la reconciliación y sobre todo a la Acción conjunta de las y los panistas que estamos genuinamente preocupados por nuestro partido y por México.

Sigo pensando que tenemos el suficiente material humano y la capacidad política para recomponer el rumbo, para iniciar juntos un gran movimiento nacional, donde el diálogo interno y el trabajo en calle, el partido nuevamente directamente de la mano de la sociedad, enarbolando y defendiendo sus causas, sean la forma y el fondo de nuestro actuar.

No podemos pensar en resultados distintos haciendo lo mismo y no podemos pensar que los mismos van a corregir el daño del que tanto se han beneficiado. Lo que está en juego ya no solo es nuestro partido, es el México que soñamos, que construimos, que ahora se nos está desmoronando.

Lic. en Derecho, Coordinador del Grupo Parlamentario, Diputado del PAN por el Distrito Local XV

Acción Nacional ha podido soportarlo todo en sus 85 años de vida. Soportó y superó la adversidad, la cerrazón, incluso la violencia de un régimen que no aceptaba que la democracia era el camino. Acción Nacional, el PAN, superó cuanta prueba tuvo enfrente porque lo movía el ideal de hacer de nuestra patria, una patria ordenada y generosa.

En 85 años de retos y adversidades tuvo fracasos y triunfos, pero ninguna derrota, pues nunca hemos dejado de luchar. Hoy en cambio, la situación es diferente.

Quienes señalan que la pasada elección fue una sacudida y nos debe obligar a la reflexión, no sólo no ven el tamaño del problema, no comprenden que el PAN no soportará una dirigencia, un proyecto de partido, como estos que actualmente se discuten.

Tengo 23 años de militancia activa en Acción Nacional y la reflexión que proponen no es distinta a la que nos llaman cada tres o seis años después de un descalabro. Una llamada a lamernos las heridas, a decir que antes éramos mejores, que hemos perdido el camino y a intentar recuperar nuestro pasado sin realmente intentarlo para no perder los privilegios obtenidos con la administración de la derrota. Estas ideas me preocupan mucho.

Otra vez nos encontramos en la misma posición. De los aspirantes conocidos al Comité Ejecutivo Nacional del PAN ninguno o ninguna plantea un movimiento que efectivamente sacuda y recupere nuestro partido. Un cúmulo de buenas intenciones con la idea disfrazada de llegar al CEN para ser los nuevos administradores de esa derrota que tanto beneficia a las dirigencias conformistas y poco creativas. Yo no estoy de acuerdo con eso.

La recuperación del partido comienza no solo desde recomponer lo interno, comienza directamente en la sociedad, con las y los mexicanos, con todas y todos, para conocer qué quieren y qué esperan de la oposición. Acción Nacional no puede aspirar a volverse el partido que encabece el ala opositora de nuestro país sin conocer precisamente eso: ¿qué espera nuestro país de la oposición?. Hoy no lo sabemos, porque otra vez estamos atrapados en una dinámica interna que se avizora destructiva e inútil. Hablar de resolver la situación del partido solamente desde lo interno, desde una óptica nostálgica y autoconmiserada, es una solución simplista, romántica, quizá muy vendible, pero estéril.

Si aspiramos a recuperar la confianza de las y los mexicanos, si aspiramos representar y encabezar a la oposición de nuestro país y, sobre todo, si aspiramos a volver a ganar y a recuperar el México democrático que una vez tuvimos lo primero que tenemos que hacer es recuperar al PAN y para eso hay que hablar con la verdad, quitarnos la venda de los ojos y por ningún motivo apoyar a una dirigencia que pretende mantenerse en el poder, o llegar a él, sólo para negociar la derrota, administrarla y lucrar políticamente con ella como ahora sucede.

Es una necesidad impostergable que la militancia panista de los distintos estados y municipios de nuestro país iniciemos un diálogo para reconocernos y reencontrarnos en un punto de vista que nos permita construir una propuesta para avanzar y convencer a las y los panistas y principalmente a las y los mexicanos, porque insisto: debemos entender que la recuperación de nuestro partido implica un trabajo decidido e importante en la calle, en las colonias, con la gente, pues debe involucrar a las y los mexicanos para conocer qué quieren y qué esperan de la oposición, qué esperan del PAN. El llamado no puede ser solo a la reflexión, es un llamado también a la reconciliación y sobre todo a la Acción conjunta de las y los panistas que estamos genuinamente preocupados por nuestro partido y por México.

Sigo pensando que tenemos el suficiente material humano y la capacidad política para recomponer el rumbo, para iniciar juntos un gran movimiento nacional, donde el diálogo interno y el trabajo en calle, el partido nuevamente directamente de la mano de la sociedad, enarbolando y defendiendo sus causas, sean la forma y el fondo de nuestro actuar.

No podemos pensar en resultados distintos haciendo lo mismo y no podemos pensar que los mismos van a corregir el daño del que tanto se han beneficiado. Lo que está en juego ya no solo es nuestro partido, es el México que soñamos, que construimos, que ahora se nos está desmoronando.

Lic. en Derecho, Coordinador del Grupo Parlamentario, Diputado del PAN por el Distrito Local XV