Por: Óscar Barraza
Chihuahua es una tierra grande, que pese a su suelo árido nos ha dado vida, resistencia, frutos y agua. Chihuahua es la tierra grande que ha cultivado nuestro carácter inquebrantable.
Chihuahua ha transitado por etapas de bonanza, pero también por momentos sombríos y de incertidumbre, pero en todo minuto hemos optado por la esperanza y el reto de avanzar pese a todo.
Hemos estado en momentos de pujante desarrollo, pero también hemos atravesado periodos de parálisis y retroceso; ante cada circunstancia, hemos elegido seguir adelante y empujar hacia adelante a nuestros entornos.
Chihuahua es una tierra golpeada por la indiferencia, pero consolada por la empatía y la fraternidad. En Chihuahua nos hacemos fuertes después de cada tropiezo y después de cada caída. Aquí nos levantamos con la frente en alto, porque somos de trabajo y el trabajo nos vuelve dignos.
En Chihuahua los ciudadanos no esperamos a que nos resuelvan, aquí nosotros resolvemos porque el tiempo lo invertimos, no estamos destinados a perderlo. Ante cada pretexto tenemos siempre más de una solución y la aplicamos.
Por todo esto hoy sostengo que Chihuahua no es propiedad de la arrogancia, de la inacción o del pretexto, Chihuahua pertenece a la sencillez, al trabajo imparable y a la determinación de cambiar y avanzar siempre.
Avanzamos porque permanecemos juntos, dándonos la mano y viéndonos a los ojos en todo momento. Avanzamos porque hemos aprendido que no podemos darnos a nosotros mismo justificaciones para suavizar lo que no se hace, sino por el contrario, estamos obligados, por correspondencia a nuestra grandeza, a darnos resultados a nosotros y a nuestros hijos y a nuestras hijas.
Hoy los chihuahuenses nos unimos en la decisión de salir adelante sin importar si las condiciones lo facilitan o no, porque no estamos acostumbrados a lo fácil, porque definitivamente nos hemos construido de retos, de sudor y de trabajo duro.
Las familias de Chihuahua estamos unidas por el amor al legado de los que han dado lo mejor de sí mismos y por amor a los sueños de los que esperan que les dejemos un lugar donde se puedan sembrar ilusiones y cosechar, después del esfuerzo, muchas realidades justas y prósperas.
Estamos unidos por la sierra y en la sierra, por la grandeza de los rarámuris y por la majestuosidad de las barrancas.
Estamos unidos por Juárez y en Juárez, por la valentía de los juarenses y la resistencia de esa frontera invencible.
Estamos unidos en el desierto y por el desierto, por el agua que escasea y los ríos que aun así nos quitan la sed.
Estamos unidos en Namiquipa y por Namiquipa, por los hombres y mujeres que trabajan en el campo y nos dan orgullo.
De algo podemos estar seguros, saldremos adelante siempre porque rendirnos no es una opción nunca. Somos grandeza y ese es nuestro destino… no menos.