Hace unos 6 años, dudábamos del devenir para nuestro País, hoy no hay dudas, el gobierno federal empleó los chalecos salvavidas como son los fondos federales especiales y fideicomisos, ahora avasallados y devastados, desaparecieron. Estos fondos han hecho subsistir a las obras faraónicas y los programas asistenciales que comprometen a las futuras administraciones, pero sin el empuje inicial que empleó la actual administración. Las herramientas de fondos extraordinarios agotados no tienen como restablecerse; la próxima administración llevará una enorme carga, que incluye déficit fiscal y crecimiento de la deuda.
Los eventos delincuenciales en varias zonas del País, donde festejar nuestra Independencia ahora es imposible, donde la gente teme salir de su casa, además de encontrarnos pueblos enteros pidiendo paz en manifestaciones públicas, paz que debería ser una verdad que nos manifiestan las autoridades tanto estatales como federales existe, y la terrible realidad los desmiente.
Las relaciones con el más importante país socio comercial se ponen en entredicho, pausan a sus diplomáticos, esto pone el mayor tratado comercial a nivel mundial entre países también en peligro. Las inversiones nacionales e internacionales aumentan sus dudas ante la pretendida efectividad y mejoría al sistema judicial.
Son pasos agigantados de regreso a los 70s en los últimos meses de una administración, que aún con algunos resultados importantes positivos, no han solucionado lo profundo de los problemas de México. La educación, que va en picada, hace más complicado que tengamos ciudadanos mejor formados e informados de cómo obtener mejores resultados, mejores elecciones y pensamiento de largo plazo, de soluciones más profundas y menos viscerales.
Seguimos, como mucho tiempo ha sido, manipulados por temas como los programas televisivos de artistas maldiciendo, mostrando conductas que hace no mucho tiempo eran inmorales o anormales, donde mantienen al pueblo volteando a un lado o atrás, en lugar de enfrente y arriba. Demostrando la facilidad que hay para que lo importante sea una expulsión, no una elección, o una definición política que nos regirá en el futuro, de la cual, podremos ser víctimas de manera autoritaria y arbitraria, con la venia de todos los poderes.
Inoperancia, incompetencia y autoritarismo, mezclas peligrosas, que, como las fusiones nucleares, serán de efectos irreparables y de largo plazo, llevándose consigo, todo lo que se ponga enfrente, como chivo en cristalería.
La economía, los trabajos actuales y por venir, se nos dice que no tendrán efectos negativos. Pero, los negocios de connacionales, que ahora ven varias veces más complicadas sus operaciones y el atosigamiento fiscal, además, los pequeños y medianos empresarios, que son la inmensa mayoría del empresariado, se vuelven las víctimas más próximas a sucumbir a los embates de los cambios. Los grandes, encontrarán sus opciones en otras latitudes, y solo los dependientes de sus operaciones, empleados y proveedores serán los que no encuentren soluciones factibles, los pequeños, quedan en desamparo, la inversión extranjera, habrá de encontrar otros horizontes.
Tenemos solo la oportunidad, que, en octubre, encontremos algún viso de entereza, de reconsideraciones que permitan percibir cordura y menos vísceras, menos coraje de cuestiones personales y venganzas, y sea una administración abocada a ver por un futuro que sea factible y que no repita los pasos que han seguido otros fallidos dictadores del mundo, que hasta se sienten designados de un ser supremo.
Sociedad, valor y planteamientos sólidos son necesarios, sociedad educada y bien intencionada, que deje de perseguir solo intereses personales, intereses que han blandido a políticos como juncos en tornado, seamos esa sociedad sólida y fuerte que deja un mejor porvenir a las futuras generaciones, no nos vendamos como un judas.
Maestro en Administración de Negocios. Expresidente de Index Chihuahua
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