El 21 de marzo de 2019, durante la ceremonia conmemorativa de los 213 años de nacimiento de Benito Juárez García, Andrés Manuel López Obrador (quien sostiene haber gobernado con espíritu juarista), reconoció al Benemérito de las Américas como ejemplar presidente de los mexicanos.
El elogio de López Obrador fue remarcado con la mención de algunas frases de Juárez, entre las que se encontraba la siguiente: “con el pueblo todo, sin el pueblo nada”, sobre la cual explicó que significa que el gobierno es del pueblo, para el pueblo y con el pueblo.
¿Qué es el pueblo? Políticamente, el pueblo es la totalidad de personas habitantes de un lugar que viven abrigadas por el Estado, que es su organización superior. Entre dichas personas no hay distinciones. Ante el Estado y por él, hay igualdad.
Los gobiernos democráticos, por definición, son aquellos que se conforman, planean y ejecutan de acuerdo con los intereses del pueblo. Una organización para promover los intereses y el bienestar de los pobladores es, luego, un gobierno del pueblo, para el pueblo y con el pueblo.
“Con el pueblo todo, sin el pueblo nada” es una frase que para muchos oídos atentos y críticos suena a discurso populista, y si es de Juárez, entonces Juárez fue un populista, tanto como aquellos quienes siguen evocando esas palabras.
Los difíciles momentos históricos que pasaba México durante el siglo XIX, llegaron a poner en vilo la soberanía nacional y en cada palabra del Ejecutivo tenía que verse reflejado el ánimo de unidad de los mexicanos. Es más que justificable el recurso retórico en esas circunstancias, un recurso que buscaba fortalecer al Estado desde la conciencia popular.
De acuerdo con la Real Academia Española de la Lengua, el populismo es la «tendencia política que pretende atraerse a las clases populares». De acuerdo con esta definición, el querer ganarse la simpatía y la voluntad de las personas de una nación para una causa que termine al final por beneficiarles, es algo válido. Lo reprobable es el engaño o la vil manipulación.
Quizás se deba a esto último, el fraude o la manipulación perversa (o cualquier medida antidemocrática), lo que dé su sentido peyorativo a la palabra “populismo”, pero reconocer en el pueblo y sus intereses el poder real no es sino democracia.
Todas las personas de un país tienen esperanzas y son motivadas por intereses diversos. Los gobiernos democráticos atienden debidamente esto, lo asumen porque esa es su naturaleza. Se vale decir que son gobiernos populares
Quién gobernará México en los próximos seis años, Claudia Sheinbaum, ha repetido en su mensaje como gobernante electo la frase “con el pueblo todo, sin el pueblo nada”. Apenas la mencionó y rápido alguien dijo: “¡Más populismo!”. Todo gobernante busca la simpatía de sus gobernados. Así será siempre.
En una democracia, los gobernados tenemos la obligación de exigir buenos gobiernos, y los gobernantes deben responder a los intereses de sus gobernados. Esto es democracia, es populismo sin sentido peyorativo.
Maestría en Investigación Educativa, Profesor Jubilado de la SEP
juan_camacho61@hotmail.com
