/ jueves 1 de agosto de 2024

Cornl.  Esteban Cantú Jiménez

De la milicia a la gobernanza y al opio

Pocos son los hombres en la historia de la Revolución Mexicana como el Coronel Esteban Cantú Jiménez, que sirvió lo mismo al porfiriato como a Huerta y Carranza, incluso al gobierno americano, asumiendo con “agallas” en 1915 la jefatura de gobierno del Distrito Norte de Baja California, a sabiendas de que viviría en el más completo abandono presupuestal y militar del gobierno central, dominado por un caudillismo rapaz, caracterizado por luchas internas, traiciones y crímenes entre ellos mismos, cuyos beneficios personales después de derrocar a Díaz, consistió en favorecerse de todas las gubernaturas, haciendas, despojos y turbios negocios. De esa calaña fue la mayoría del raído tejido de la elite revolucionaria.

En este oscuro ambiente, resultaba poco atractivo gobernar esas tierras “sin ley” como era el Distrito Norte de Baja California, sumido en áridos desiertos, con una población total de sólo 52 mil habitantes, aunque con el delta del Colorado.

Fue entonces que el Coronel Cantú Jiménez, nacido en Linares, N.L. en 1891, sería comisionado como Mayor del ejército mexicano dentro de una larga marcha para recorrer 2500 kilómetros por vastos territorios inhóspitos del vecino país, previo permiso del presidente Taft, hasta llegar a Ensenada entonces capital de este Distrito, con el propósito de impedir la propagación de los Magonistas concentrados en Los Ángeles que se habían armado con “pluma y papel” para derrocar al porfirismo. Cuatro años más tarde en 1915 el coronel sería erigido como jefe de gobierno del Distrito Norte de Baja California.

Para ello, ya existían grandes latifundios agrícolas de norteamericanos, como Colorado River Land con grandes extensiones de cultivo de algodón y legumbres cuyas tierras venían siendo trabajadas principalmente por migrantes chinos.

A partir de estas condiciones, las actividades económicas (lavanderías, comercios, panaderías, jornaleros del campo, comida china, etc.) tuvieron un impulso extraordinario, creciendo la población 6 veces para llegar a 62,300 habitantes en sólo 10 años. Es precisamente en estas circunstancias cuando el coronel ante la nula respuesta del gobierno federal se vio obligado a imponer leyes, decretos e impuestos, todo bajo la moneda del dólar. A su vez frente al contrabando del opio proveniente de China por las mafias que había creado ausencia de autoridad, escándalos y delitos, el Coronel optó por “Moralizar el Opio” creando patentes de legitimidad, legalizando su importación, fabricación, distribución y consumo mediante fumaderos en la “Chinesca”, así como su enlatado con sello oficial, aunque también con fines medicinales. No paró allí, sino que autorizó casinos, prostíbulos y el Hipódromo de Tijuana con apuestas; Gravó vinos, licores y cerveza, creando un ambiente de diversión sin límite para los gringos. Extendió permisos de trabajo a 175 meretrices norteamericanas para trabajar legalmente en México previo pago de impuestos y registro sanitario. Con todos esos recursos que fueron abundantes y a pesar de la corrupción e impunidad, fue la entidad geopolítica del país sin crisis financiera en sus arcas públicas. Lo mismo realizó caminos, escuelas, clínicas, etc. Construyó a pico y pala la carretera sobre la Rumorosa y sostuvo el pago puntual al ejército, ante la celosa mirada de los caudillos sonorenses que habrían de desterrarlo en 1920.

Para muchos bajacalifornianos es un héroe que supo enfrentar los desafíos y aislar esa parte del país en tiempos donde reinaba la anarquía y desilusión. Para otros el primer Capo de la droga. Al llegar Adolfo de la Huerta al poder lo despojó como jefe político mediante un amañado juicio, por lo que huyó algunos años a Los Ángeles. No en balde México en esa década 9 políticos llegaron a la presidencia de la república, de ahí la evidencia del desgobierno. El Coronel Cantú concluyó su vida como un empleado más de gobierno, viviendo en Mexicali en una modesta vivienda donde murió a los 85 años.


Licenciado en Derecho. Activista social.

efconsultor@yahoo.com


De la milicia a la gobernanza y al opio

Pocos son los hombres en la historia de la Revolución Mexicana como el Coronel Esteban Cantú Jiménez, que sirvió lo mismo al porfiriato como a Huerta y Carranza, incluso al gobierno americano, asumiendo con “agallas” en 1915 la jefatura de gobierno del Distrito Norte de Baja California, a sabiendas de que viviría en el más completo abandono presupuestal y militar del gobierno central, dominado por un caudillismo rapaz, caracterizado por luchas internas, traiciones y crímenes entre ellos mismos, cuyos beneficios personales después de derrocar a Díaz, consistió en favorecerse de todas las gubernaturas, haciendas, despojos y turbios negocios. De esa calaña fue la mayoría del raído tejido de la elite revolucionaria.

En este oscuro ambiente, resultaba poco atractivo gobernar esas tierras “sin ley” como era el Distrito Norte de Baja California, sumido en áridos desiertos, con una población total de sólo 52 mil habitantes, aunque con el delta del Colorado.

Fue entonces que el Coronel Cantú Jiménez, nacido en Linares, N.L. en 1891, sería comisionado como Mayor del ejército mexicano dentro de una larga marcha para recorrer 2500 kilómetros por vastos territorios inhóspitos del vecino país, previo permiso del presidente Taft, hasta llegar a Ensenada entonces capital de este Distrito, con el propósito de impedir la propagación de los Magonistas concentrados en Los Ángeles que se habían armado con “pluma y papel” para derrocar al porfirismo. Cuatro años más tarde en 1915 el coronel sería erigido como jefe de gobierno del Distrito Norte de Baja California.

Para ello, ya existían grandes latifundios agrícolas de norteamericanos, como Colorado River Land con grandes extensiones de cultivo de algodón y legumbres cuyas tierras venían siendo trabajadas principalmente por migrantes chinos.

A partir de estas condiciones, las actividades económicas (lavanderías, comercios, panaderías, jornaleros del campo, comida china, etc.) tuvieron un impulso extraordinario, creciendo la población 6 veces para llegar a 62,300 habitantes en sólo 10 años. Es precisamente en estas circunstancias cuando el coronel ante la nula respuesta del gobierno federal se vio obligado a imponer leyes, decretos e impuestos, todo bajo la moneda del dólar. A su vez frente al contrabando del opio proveniente de China por las mafias que había creado ausencia de autoridad, escándalos y delitos, el Coronel optó por “Moralizar el Opio” creando patentes de legitimidad, legalizando su importación, fabricación, distribución y consumo mediante fumaderos en la “Chinesca”, así como su enlatado con sello oficial, aunque también con fines medicinales. No paró allí, sino que autorizó casinos, prostíbulos y el Hipódromo de Tijuana con apuestas; Gravó vinos, licores y cerveza, creando un ambiente de diversión sin límite para los gringos. Extendió permisos de trabajo a 175 meretrices norteamericanas para trabajar legalmente en México previo pago de impuestos y registro sanitario. Con todos esos recursos que fueron abundantes y a pesar de la corrupción e impunidad, fue la entidad geopolítica del país sin crisis financiera en sus arcas públicas. Lo mismo realizó caminos, escuelas, clínicas, etc. Construyó a pico y pala la carretera sobre la Rumorosa y sostuvo el pago puntual al ejército, ante la celosa mirada de los caudillos sonorenses que habrían de desterrarlo en 1920.

Para muchos bajacalifornianos es un héroe que supo enfrentar los desafíos y aislar esa parte del país en tiempos donde reinaba la anarquía y desilusión. Para otros el primer Capo de la droga. Al llegar Adolfo de la Huerta al poder lo despojó como jefe político mediante un amañado juicio, por lo que huyó algunos años a Los Ángeles. No en balde México en esa década 9 políticos llegaron a la presidencia de la república, de ahí la evidencia del desgobierno. El Coronel Cantú concluyó su vida como un empleado más de gobierno, viviendo en Mexicali en una modesta vivienda donde murió a los 85 años.


Licenciado en Derecho. Activista social.

efconsultor@yahoo.com