Los complicados y estresantes tiempos que vivimos, donde sorprendernos y hablar de vértigo y angustia lo podemos sintetizar en el acrónimo VICA que utilizan los teóricos y consultores de las organizaciones para describir un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo, en las últimas semanas se ha intensificado y entrado en crisis mucho, pero mucho más allá de nuestra imaginación.
La epidemia China del Coronavirus después de haber casi paralizado su economía, amenaza con transformarse en una pandemia mundial, donde la paradoja resulta de que tanto en México como en Estados Unidos considerando la disparidad de recursos por decisiones presidenciales ambos países, no están en condiciones de movilizar con rapidez sus mejores recursos de salud y gobierno.
En Estados Unidos Trump dejó vacantes varios puestos importantes con sus respectivos equipos de especialistas dedicados al manejo de crisis de seguridad nacional que incluye la salud, al tiempo que intentó minimizar el problema que ya está dañando los mercados de valores y la actividad económica, porque en diciembre hay elecciones presidenciales y se quiere reelegir.
En México después de la tragedia que provocó AMLO en el sistema nacional de salud, al reemplazar en forma precipitada el Seguro Popular con el INSABI que para efectos prácticos todavía no funciona, y provocar una criminal escasez de medicamentos, que ya existían forma incipiente, pero que no había llegado al grado de provocar que los enfermos de SIDA y cáncer salieran a protestar, también pretende minimizar los riesgos y efectos del coronavirus, donde inclusive esta semana permitió atracar a un crucero en Cozumel, donde existe el riesgo de pasajeros contaminados por el virus, que otros países bloquearon.
China, además de la parálisis parcial económica monopolizó todos los insumos para producir los medicamentos para contener el Coronavirus. En varias publicaciones de temas conectados con la seguridad nacional se empieza a hablar, que dichos recursos incluyen los precursores químicos que exportan los chinos a las mafias mexicanas para producir el fentanilo, la droga que ha sustituido a la heroína, provocando la caída de los precios de la amapola que durante décadas le dio de comer a campesinos en las serranías del pacífico, que de ser cierto, provocaría una escasez de droga en las calles de los Estados Unidos, con todas sus consecuencias.
Por último, finalmente el magistrado Jorge Ramírez fue desaforado y destituido de su cargo por el Congreso del Estado, por una mayoría de 27 votos contra 2 después que los diputados del PRI consiguieron que la Comisión de Justicia votara en contra del desafuero, cumpliendo con su tradicional política de lealtades, de proteger a cualquier precio a los aliados beneficiados con las decisiones del poder tricolor en el pasado, sin importarles lo que se dice, absolutamente nada.
El costo del miedo electoral de mi generación, los baby boomers, tanto de derecha como de izquierda como liberales y conservadores, votando por presidentes demagogos e incompetentes, sin suficiente experiencia para administrar y gobernar países, en un momento de transformación brutal, nos ha llevado hasta aquí, donde la epidemia y esperemos no pandemia del Coronavirus, podría cobrar un precio desmesurado económico y en vidas durante las próximas semanas.