/ jueves 25 de julio de 2024

Crear en medio del caos

Escribir poesía es abrir el corazón y conectarse de lleno con esa energía inspiradora

tomada de lo que nos rodea. La vida cotidiana se convierte en insumos de la palabra.

La poesía se nutre de lo que nos rodea; de las emociones: dicha, dolor, amor, desdén,

coraje. También de los pensamientos. Todo se mezcla en el recipiente del lenguaje humano

donde se conectan las ideas y el arte.

Empero, estos tiempos nuevos, tan alejados del humanismo, tan cercanos al egoísmo,

violencia, indolencia, individualismo, tan normalizados para quien los vive sin asombro, son

arma de doble filo para almas sensibles, artistas que escriben poesía.

¿Cómo escribir poesía en medio del caos?

¿Cómo inspirarse en el caos y transformar la ansiedad en poesía cuando sobrevivir es lo

que cuenta?

Si, ese es el reto del poema: hacer del desastre poesía y emplear la belleza del lenguaje

con sensibilidad y propuesta.

Conseguir que en medio del desorden surja una chispa de inspiración es un desafío

permanente para quien escribe. Es un proceso de transmutación permanente. El poeta, la

poeta, escriben para explicarse a sí mismos , pensando en si mismo sin intentar en

principio, algún tipo de empatía con los demás.

Escribir implica algo más que inspiración espontánea. No es solo un proceso de

autocomplacencia e introspección terapéutica. Exige un compromiso literario más profundo

para dar significado a lo que se plasma en letras y a lo que se intenta transmitir.

¿Cómo inspirarse desde el caos y transformar la ansiedad en poesía cuando sobrevivir es

lo que cuenta?

Escribir poesía es reordenar la vida misma en un plano superior donde convergen el

sentido y la conciencia; la razón y la emoción; el pensamiento en armonía perfecta.

La humanidad se encuentra inmersa en su ombligo, en su antropocéntrica perspectiva del

mundo; una unilateral visión sobre cómo decir y hacer las cosas como si fuésemos entes

solitarios.

Toca aportar desde el arte algo con sustantivo, volver al origen, a la esencia. Suavizar la

hostilidad, resignificar la vida, resistir la vacuidad; trascender la superficie de los hechos.

El acto creador de la poesía es un proceso digestivo. Nutre o intoxica; sacia o deshidrata.

Como todo el arte, ayuna o se alimenta. Una vez completo, luego de penetrar los propios

filtros, las del hacedor del poema, vienen los juicios de otros, los que leen.


Desde la intimista, la romántica la social, de protesta, la poesía existe por sí misma; pero no

encuentra La poesía está ahí para tomar del ruido abrumador una porción y rescatar el

sentido en el vacío del silencio. sublimarse y convertirse en la belleza del lenguaje.

Es en las formas retóricas que la palabra ofrece una puerta para abrirse el alma y cruzar en

medio de la frivolidad ordinaria, el alma de los otros, ahí donde el poeta se refugia para dar

a luz un nuevo fruto: su poema.


Licenciada en Ciencias de la Información, Consultora en Comunicación y Desarrollo Humano.

airefresco760@gmail.com

Twitter: dinorahga




Escribir poesía es abrir el corazón y conectarse de lleno con esa energía inspiradora

tomada de lo que nos rodea. La vida cotidiana se convierte en insumos de la palabra.

La poesía se nutre de lo que nos rodea; de las emociones: dicha, dolor, amor, desdén,

coraje. También de los pensamientos. Todo se mezcla en el recipiente del lenguaje humano

donde se conectan las ideas y el arte.

Empero, estos tiempos nuevos, tan alejados del humanismo, tan cercanos al egoísmo,

violencia, indolencia, individualismo, tan normalizados para quien los vive sin asombro, son

arma de doble filo para almas sensibles, artistas que escriben poesía.

¿Cómo escribir poesía en medio del caos?

¿Cómo inspirarse en el caos y transformar la ansiedad en poesía cuando sobrevivir es lo

que cuenta?

Si, ese es el reto del poema: hacer del desastre poesía y emplear la belleza del lenguaje

con sensibilidad y propuesta.

Conseguir que en medio del desorden surja una chispa de inspiración es un desafío

permanente para quien escribe. Es un proceso de transmutación permanente. El poeta, la

poeta, escriben para explicarse a sí mismos , pensando en si mismo sin intentar en

principio, algún tipo de empatía con los demás.

Escribir implica algo más que inspiración espontánea. No es solo un proceso de

autocomplacencia e introspección terapéutica. Exige un compromiso literario más profundo

para dar significado a lo que se plasma en letras y a lo que se intenta transmitir.

¿Cómo inspirarse desde el caos y transformar la ansiedad en poesía cuando sobrevivir es

lo que cuenta?

Escribir poesía es reordenar la vida misma en un plano superior donde convergen el

sentido y la conciencia; la razón y la emoción; el pensamiento en armonía perfecta.

La humanidad se encuentra inmersa en su ombligo, en su antropocéntrica perspectiva del

mundo; una unilateral visión sobre cómo decir y hacer las cosas como si fuésemos entes

solitarios.

Toca aportar desde el arte algo con sustantivo, volver al origen, a la esencia. Suavizar la

hostilidad, resignificar la vida, resistir la vacuidad; trascender la superficie de los hechos.

El acto creador de la poesía es un proceso digestivo. Nutre o intoxica; sacia o deshidrata.

Como todo el arte, ayuna o se alimenta. Una vez completo, luego de penetrar los propios

filtros, las del hacedor del poema, vienen los juicios de otros, los que leen.


Desde la intimista, la romántica la social, de protesta, la poesía existe por sí misma; pero no

encuentra La poesía está ahí para tomar del ruido abrumador una porción y rescatar el

sentido en el vacío del silencio. sublimarse y convertirse en la belleza del lenguaje.

Es en las formas retóricas que la palabra ofrece una puerta para abrirse el alma y cruzar en

medio de la frivolidad ordinaria, el alma de los otros, ahí donde el poeta se refugia para dar

a luz un nuevo fruto: su poema.


Licenciada en Ciencias de la Información, Consultora en Comunicación y Desarrollo Humano.

airefresco760@gmail.com

Twitter: dinorahga