/ sábado 12 de octubre de 2024

Creció la violencia contra el periodismo en México

Urge la protección a la prensa en nuevo Plan de Seguridad

Sin una prensa libre, todos perdemos


No hay autoridad alguna que frene los ataques contra la libertad de expresión en México y seguimos siendo el país más peligroso para ejercer el periodismo en América latina, como lo asegura la organización Internacional Reporteros Sin Fronteras.

En tanto Artículo 19, reprobó al gobierno de López Obrador en materia de libertad de expresión y derecho a la información, por lo que urgió al nuevo gobierno verdaderas estrategias de protección. Y no apostar por la retórica.

En el reciente plan nacional de seguridad, donde supuestamente los “abrazos, no balazos” quedarán atrás, no hubo un espacio para tratar las demandas del periodismo, un gremio altamente castigado por la delincuencia y los malos gobernantes. Sin una prensa libre, todos perdemos.

Para dar una idea del grave problema, durante el pasado sexenio se registraron 3 mil 408 agresiones contra la prensa, incluidos 46 asesinatos y cuatro desapariciones. Esto representa, en promedio, una agresión cada 14 horas y un incremento respecto al anterior sexenio, de 62%.

Estos datos aparecen en el documento de Article-19 llamado. “Derechos Pendientes, informe sexenal sobre libertad de expresión y derecho a la información en México”.

Otro patrón creciente es el acoso judicial, del que se documentaron 158 casos, lo que equivale a que cada mes se abrieron 2.4 procesos legales contra periodistas y medios de comunicación por sus publicaciones e investigaciones. Y como parte de esas agresiones, se desplegaron 248 campañas de desprestigio contra la prensa y se documentaron 224 discursos estigmatizantes por medios de comunicación oficiales y se registraron 179 agresiones en las mañaneras.

En lo que se refiere a los perpetradores de la violencia, el Estado mexicano, se mantienen como el principal agresor de la prensa libre, con mil 559 casos, equivalente a 45.75% del total. Siguen los particulares o empresas, con 673 ocasiones. Un 19.75% del total. Luego la delincuencia con el 8.22% y los partidos políticos con el 4.34%.

La violencia contra los medios se incrementó por las redes de complicidad entre autoridades y delincuentes, por ello es imperativo romper el pacto de impunidad y es urgente frenar el avance paulatino de las llamadas zonas de silencio.

Para quienes trabajamos en el periodismo, el mejor oficio del mundo como decía Gabriel García Márquez, existe la amenaza constante de extinguir o controlar.

Y no olvidar que el periodismo es una profesión completa; es el auténtico reflejo de la opinión pública. Cumple pues con una misión social.

La ruta a seguir es una prensa participativa, moderna, abierta a las corrientes políticas, involucrada en la solución de los problemas sociales.

Este proyecto es de todos los mexicanos, pero principalmente de quienes vemos en el periodismo una forma de pensar y vivir. Es la opción de liberar las viejas ataduras sobre el manejo de la información. Es decir, alcanzar una información amplia y al alcance de todos.

La democracia se fortalece cuando se respeta plenamente la libertad de expresión y el derecho a la información.


Urge la protección a la prensa en nuevo Plan de Seguridad

Sin una prensa libre, todos perdemos


No hay autoridad alguna que frene los ataques contra la libertad de expresión en México y seguimos siendo el país más peligroso para ejercer el periodismo en América latina, como lo asegura la organización Internacional Reporteros Sin Fronteras.

En tanto Artículo 19, reprobó al gobierno de López Obrador en materia de libertad de expresión y derecho a la información, por lo que urgió al nuevo gobierno verdaderas estrategias de protección. Y no apostar por la retórica.

En el reciente plan nacional de seguridad, donde supuestamente los “abrazos, no balazos” quedarán atrás, no hubo un espacio para tratar las demandas del periodismo, un gremio altamente castigado por la delincuencia y los malos gobernantes. Sin una prensa libre, todos perdemos.

Para dar una idea del grave problema, durante el pasado sexenio se registraron 3 mil 408 agresiones contra la prensa, incluidos 46 asesinatos y cuatro desapariciones. Esto representa, en promedio, una agresión cada 14 horas y un incremento respecto al anterior sexenio, de 62%.

Estos datos aparecen en el documento de Article-19 llamado. “Derechos Pendientes, informe sexenal sobre libertad de expresión y derecho a la información en México”.

Otro patrón creciente es el acoso judicial, del que se documentaron 158 casos, lo que equivale a que cada mes se abrieron 2.4 procesos legales contra periodistas y medios de comunicación por sus publicaciones e investigaciones. Y como parte de esas agresiones, se desplegaron 248 campañas de desprestigio contra la prensa y se documentaron 224 discursos estigmatizantes por medios de comunicación oficiales y se registraron 179 agresiones en las mañaneras.

En lo que se refiere a los perpetradores de la violencia, el Estado mexicano, se mantienen como el principal agresor de la prensa libre, con mil 559 casos, equivalente a 45.75% del total. Siguen los particulares o empresas, con 673 ocasiones. Un 19.75% del total. Luego la delincuencia con el 8.22% y los partidos políticos con el 4.34%.

La violencia contra los medios se incrementó por las redes de complicidad entre autoridades y delincuentes, por ello es imperativo romper el pacto de impunidad y es urgente frenar el avance paulatino de las llamadas zonas de silencio.

Para quienes trabajamos en el periodismo, el mejor oficio del mundo como decía Gabriel García Márquez, existe la amenaza constante de extinguir o controlar.

Y no olvidar que el periodismo es una profesión completa; es el auténtico reflejo de la opinión pública. Cumple pues con una misión social.

La ruta a seguir es una prensa participativa, moderna, abierta a las corrientes políticas, involucrada en la solución de los problemas sociales.

Este proyecto es de todos los mexicanos, pero principalmente de quienes vemos en el periodismo una forma de pensar y vivir. Es la opción de liberar las viejas ataduras sobre el manejo de la información. Es decir, alcanzar una información amplia y al alcance de todos.

La democracia se fortalece cuando se respeta plenamente la libertad de expresión y el derecho a la información.