No es raro escuchar en pleno 2024 el término sustentable y/o sostenible para prácticamente todo, que la educación debe ser sustentable, que la alimentación debe ser sustentable, que la producción debe ser sostenible, que el estilo de vida debe ser sustentable y así para prácticamente todas las áreas de la vida cotidiana y productiva… y esto es cierto o debería ser cierto no sólo en el lenguaje sino en los hechos y la práctica; puesto que conceptualmente esto implica una producción y aprovechamiento de los recursos naturales bajo la premisa de que éstos permanezcan en el tiempo y el espacio para satisfacer necesidades presentes y futuras, considerando su calidad y condiciones y no únicamente su disponibilidad
Sin embargo, en el plano empresarial, económico y productivo, ¿qué tan real es esto? ¿qué tan genuinamente se vive la cultura de la sustentabilidad? Considerando que hoy en día hay diversos y variados mecanismos para que estos sectores productivos puedan impulsar procesos productivos sostenibles, la respuesta debería ser un contundente sí; no obstante, yo creo que la respuesta depende de muchísimos factores y contextos sociales, culturales, económicos y políticos, por lo tanto, la contundencia se va difuminando.
Actualmente, en el plano internacional se ha insistido en la urgencia que tenemos ante la triple crisis ambiental y cómo ésta se vuelca hacia la misma humanidad, haciendo urgente e imperante el volver a esquemas productivos circulares y sostenibles, ante esta insistencia, se han diseñado diversas metodologías para que las empresas comuniquen que sus procesos productivos son sostenibles y/o sustentables y en qué grado y hacia qué aspectos principalmente y cada vez, éstas estrategias cobran más fuerza y se van socializando más y más, por mencionar algunas de ellas GRI (Global Reporting Initiative) es de las más conocidas y básicamente brinda un marco para que las empresas reporten sobre su impacto en la economía, el medio ambiente y la sociedad; SASB (Sustainability Accountign Standards Board) que se centra mayormente en los aspectos financieros de la sustentabilidad; TCFD (Task Force o Climate-related Financial Disclosures) que se orienta mayormente a los riesgos y oportunidades relacionadas con el cambio climático; el Pacto Global de las Naciones Unidas que considera diez principios relacionados con derechos humanos; y así hay muchas más.
Con base en un estudio realizado sobre reportes de sostenibilidad, aplicado a más de 5,800 empresas de diversos giros y sectores productivos que comunican sus reportes de sustentabilidad de manera anual; abarca empresas de 58 países y de éstas, mil son latinoamericanas; el estudio se realizó en un periodo de un año, del 2021 al 2022, en el que participaron las cien empresas con mayores ingresos de cada uno de los países incluidos en el análisis y las 250 empresas de mayores ingresos alrededor del mundo. Los hallazgos reportan datos importantes y clave que nos ayudarán a concluir si la cultura de la sustentabilidad es una realidad o mera simulación… continuará…
Líder de sustentabilidad y medio ambiente de Chihuahua Futura.