/ sábado 27 de abril de 2019

De fracaso y chivos expiatorios

¿Qué diferencias hay entre los agresores de las religiones y los fracasados y frustrados? Tan parecidos son… que suelen ser iguales.


En mi opinión a lo largo de los años que tengo trabajando en diversos grupos, organizaciones y familias, no hay ninguna: son los mismos, parten de lo mismo. Su fracaso y frustración por sus problemas emocionales no resueltos los pretenden ocultar culpando a las agrupaciones religiosas.


Echar la culpa a otros, buscando chivos expiatorios, parece un deporte preferido de los que no asumen la responsabilidad de sus errores o por su falta de madurez, que a la vez también están muy ligadas. Estas personas lo manejan como su moneda en curso al tratar de imponer su criterio más allá del respeto a las creencias de otras personas. Tratan de buscar errores en los otros para ocultarse.


Es curioso que los ateos y agnósticos, que considero auténticos, sinceros y maduros, con los que he tratado y convivido, son sumamente respetuosos de las creencias ajenas. Ellos creen en lo suyo: “Que, sin negar la existencia de Dios, ser agnóstico depende de un razonamiento intelectual; lo que el ateo y el agnóstico no encuentran es el fundamento de la deidad". Pero no se detienen ni entretienen buscando la paja en el ojo ajeno.


Y vaya que en mi vida he convivido y estudiado con personas de muy diversas culturas y religiones: católicos, mormones, luteranos, anglicanos, testigos de Jehová, budistas, y como decía antes, ateos y agnósticos. Sin dejar pasar una amplia convivencia con líderes y fundadores de partidos y organizacions comunistas y socialistas. Y repito, a todos los que encontré con salud mental y ordenados en su pensamiento y vida: todos muy dedicados a lo de ellos. Sin detenerse a la crítica desgastada de criticar, juzgar y sentencia a los creyentes y sus religiones.


Otra actidud generalizada en estos “pseudocríticos”: solamente agreden y critican a religiones pacíficas, que no contestan con agravios o violencia. No les veo criticando ni señalando al Islam, por ejemplo. Entonces puedo deducir también que “bien sabe el diablo a quién se le aparece”.


¿Qué diferencias hay entre los agresores de las religiones y los fracasados y frustrados? Tan parecidos son… que suelen ser iguales.


En mi opinión a lo largo de los años que tengo trabajando en diversos grupos, organizaciones y familias, no hay ninguna: son los mismos, parten de lo mismo. Su fracaso y frustración por sus problemas emocionales no resueltos los pretenden ocultar culpando a las agrupaciones religiosas.


Echar la culpa a otros, buscando chivos expiatorios, parece un deporte preferido de los que no asumen la responsabilidad de sus errores o por su falta de madurez, que a la vez también están muy ligadas. Estas personas lo manejan como su moneda en curso al tratar de imponer su criterio más allá del respeto a las creencias de otras personas. Tratan de buscar errores en los otros para ocultarse.


Es curioso que los ateos y agnósticos, que considero auténticos, sinceros y maduros, con los que he tratado y convivido, son sumamente respetuosos de las creencias ajenas. Ellos creen en lo suyo: “Que, sin negar la existencia de Dios, ser agnóstico depende de un razonamiento intelectual; lo que el ateo y el agnóstico no encuentran es el fundamento de la deidad". Pero no se detienen ni entretienen buscando la paja en el ojo ajeno.


Y vaya que en mi vida he convivido y estudiado con personas de muy diversas culturas y religiones: católicos, mormones, luteranos, anglicanos, testigos de Jehová, budistas, y como decía antes, ateos y agnósticos. Sin dejar pasar una amplia convivencia con líderes y fundadores de partidos y organizacions comunistas y socialistas. Y repito, a todos los que encontré con salud mental y ordenados en su pensamiento y vida: todos muy dedicados a lo de ellos. Sin detenerse a la crítica desgastada de criticar, juzgar y sentencia a los creyentes y sus religiones.


Otra actidud generalizada en estos “pseudocríticos”: solamente agreden y critican a religiones pacíficas, que no contestan con agravios o violencia. No les veo criticando ni señalando al Islam, por ejemplo. Entonces puedo deducir también que “bien sabe el diablo a quién se le aparece”.