Es de todos sabido que la calidad es uno de los principales retos de los sistemas educativos en el mundo. Se trata de un deseo principal cuando se buscan mejores niveles de enseñanza y aprendizaje. Las escuelas son organizaciones que aspiran a dar lo mejor de sí para bien de sus estudiantes.
En el sistema educativo intervienen diversos actores para alcanzar los objetivos de excelencia académica. Uno de estos actores lo representa el docente, el responsable de llevar a cabo las estrategias y técnicas necesarias para el aprovechamiento de los alumnos en el aula.
La docencia es una profesión que reclama una atención especial al tratarse de una vocación al servicio de la formación de las personas. Formar mejores docentes equivale a comprometerse con una formación de calidad destinada a los estudiantes.
La carrera docente debe ser considerada como algo fundamental para que los sistemas educativos alcancen óptimos niveles. Las escuelas que aspiran a elevar su desempeño reclaman maestros comprometidos con su misión académica y gobiernos que efectivamente los apoyen.
Un sistema educativo que aspire a un mejor desempeño en bien de la sociedad y sus integrantes invertirá necesariamente en sus docentes, seleccionándolos y capacitándolos con la debida pertinencia. Los docentes han de ser vistos como un valor y no como un gasto.
Los mismos docentes necesitan verse a sí mismos como un valor, y en esa medida, con esa dignidad, exigir las condiciones que son necesarias para que su función sea cumplida de la mejor manera. No son un gasto, y deben exigir que no se les vea así.
La capacitación y la selección de los docentes juegan un papel sumamente importante dentro del sistema educativo. Los mejores docentes se preparan para serlo, pero la intención sería nula si se preparan para no ser seleccionados para las aulas.
Quien vaya a las aulas a impartir clases tendrá que ser un profesional de carrera docente, cumplidor de las etapas formativas necesarias para el efecto. Su capacitación deberá ser una garantía de que su trabajo contribuirá a las metas de desempeño de la escuela y del sistema educativo.
Al final de cuentas los resultados de la docencia de calidad se hallarán en el desempeño de sus estudiantes. Los docentes con mayor calidad en su desempeño terminarán obteniendo de sus alumnos un desempeño de calidad. Y los estudiantes saben esto, saben quién los lleva a mejorar, y también saben reconocerlo.
La calidad, en todos sus aplicaciones y contextos, siempre tiene un costo. Así que un sistema educativo con mejores docentes debe asumir el costo de ello. Por lo tanto, mejores sueldos a los mejores docentes es parte de la fórmula de la excelencia en las escuelas.
Que los docentes de calidad que trabajan en el sistema educativo se sostengan ahí, y que los docentes de calidad que no trabajan en el sistema educativo sean atraídos con pagos justos. Docentes con vocación por la enseñanza, con capacitación y atinada selección.