/ martes 24 de septiembre de 2024

¿Dónde está Rocha?

En las últimas semanas, Sinaloa y Chihuahua han estado en el ojo del huracán debido a una creciente ola de violencia que parece no tener fin. Lo curioso es que, en medio de todo este caos, los ciudadanos no solo están preocupados por su seguridad, sino también frustrados con la respuesta de sus gobernantes. Y es que las posturas de los mandatarios de estos estados han dado mucho de qué hablar, tanto por lo que hacen, como por lo que no hacen.

Empecemos con Chihuahua, donde la gobernadora Maru Campos ha apostado por una estrategia de mano dura para enfrentar la violencia. Su discurso ha sido claro: no habrá tregua con el crimen organizado. Sin embargo, esta postura, aunque firme, ha generado algunas dudas. Muchos se preguntan si esta estrategia de “puño de hierro” es realmente la mejor opción o si está echándole más leña al fuego. Porque una cosa es mostrarse fuerte y otra muy distinta es no ver que la violencia tiene raíces profundas, como la pobreza y la falta de oportunidades, sobre todo en las zonas rurales. El enfoque de Maru, centrado casi exclusivamente en los operativos de seguridad, ha dejado de lado políticas que ataquen el problema desde sus bases.

Muchos jóvenes en Chihuahua están atrapados en un ciclo de violencia no solo por elección, sino porque no tienen alternativas viables. Así que, mientras Maru sale a los medios con un discurso de “no vamos a permitir que nos derroten”, la pregunta que surge es: ¿qué pasa con aquellos que, si tuvieran oportunidades de educación y empleo, ni siquiera considerarían unirse al crimen? Es claro que el gobierno de Maru necesita ampliar su perspectiva y entender que el desarrollo social es clave para reducir la violencia de forma sostenible.

En Sinaloa, el escenario es aún más desconcertante, y aquí es donde el internet no ha perdido la oportunidad de señalarlo. Mientras la violencia sacude al estado, el gobernador Rubén Rocha Moya ha sido criticado no solo por su falta de acción efectiva, sino porque, literalmente, parece que nadie lo encuentra. En redes sociales, el hashtag “#DóndeEstáRocha?” ha comenzado a circular con fuerza, y no es para menos. Muchos ciudadanos sienten que su gobernador está desaparecido justo cuando más lo necesitan.

La sensación general en Sinaloa es de abandono. Mientras las carreteras son bloqueadas y los enfrentamientos estallan, la figura de Rocha se ha mantenido, por decirlo suavemente, en la sombra. Y eso no está bien. Si bien es cierto que ha pedido más apoyo federal y ha buscado reforzar la presencia de la Guardia Nacional, la gente necesita ver a su gobernador al frente, tomando decisiones y dando la cara, no esperando que la tormenta pase sola. En tiempos de crisis, lo último que un líder debe hacer es desaparecer de la escena.

Mientras tanto, tanto en Sinaloa como en Chihuahua, la violencia sigue marcando el día a día de muchas familias. Los ciudadanos ya no solo piden seguridad, sino un liderazgo que esté a la altura del desafío. Gobernadores como Maru y Rocha tienen en sus manos la oportunidad de demostrar que son capaces de enfrentar el reto, pero eso implica no solo ser firmes, sino también estar presentes y actuar con visión a largo plazo. Mientras no lo hagan, la frustración seguirá creciendo, al igual que los hashtags.


Lic. en Derecho y litigación oral, Forma Parte del Colectivo La Caja (Herramientas Ciudadanas)

www.decidim.org

jorge.ahloz@gmail.com

Twitter: Jorge_hloz

FB: Jorgehlo

Instagram: Jorgehlo


En las últimas semanas, Sinaloa y Chihuahua han estado en el ojo del huracán debido a una creciente ola de violencia que parece no tener fin. Lo curioso es que, en medio de todo este caos, los ciudadanos no solo están preocupados por su seguridad, sino también frustrados con la respuesta de sus gobernantes. Y es que las posturas de los mandatarios de estos estados han dado mucho de qué hablar, tanto por lo que hacen, como por lo que no hacen.

Empecemos con Chihuahua, donde la gobernadora Maru Campos ha apostado por una estrategia de mano dura para enfrentar la violencia. Su discurso ha sido claro: no habrá tregua con el crimen organizado. Sin embargo, esta postura, aunque firme, ha generado algunas dudas. Muchos se preguntan si esta estrategia de “puño de hierro” es realmente la mejor opción o si está echándole más leña al fuego. Porque una cosa es mostrarse fuerte y otra muy distinta es no ver que la violencia tiene raíces profundas, como la pobreza y la falta de oportunidades, sobre todo en las zonas rurales. El enfoque de Maru, centrado casi exclusivamente en los operativos de seguridad, ha dejado de lado políticas que ataquen el problema desde sus bases.

Muchos jóvenes en Chihuahua están atrapados en un ciclo de violencia no solo por elección, sino porque no tienen alternativas viables. Así que, mientras Maru sale a los medios con un discurso de “no vamos a permitir que nos derroten”, la pregunta que surge es: ¿qué pasa con aquellos que, si tuvieran oportunidades de educación y empleo, ni siquiera considerarían unirse al crimen? Es claro que el gobierno de Maru necesita ampliar su perspectiva y entender que el desarrollo social es clave para reducir la violencia de forma sostenible.

En Sinaloa, el escenario es aún más desconcertante, y aquí es donde el internet no ha perdido la oportunidad de señalarlo. Mientras la violencia sacude al estado, el gobernador Rubén Rocha Moya ha sido criticado no solo por su falta de acción efectiva, sino porque, literalmente, parece que nadie lo encuentra. En redes sociales, el hashtag “#DóndeEstáRocha?” ha comenzado a circular con fuerza, y no es para menos. Muchos ciudadanos sienten que su gobernador está desaparecido justo cuando más lo necesitan.

La sensación general en Sinaloa es de abandono. Mientras las carreteras son bloqueadas y los enfrentamientos estallan, la figura de Rocha se ha mantenido, por decirlo suavemente, en la sombra. Y eso no está bien. Si bien es cierto que ha pedido más apoyo federal y ha buscado reforzar la presencia de la Guardia Nacional, la gente necesita ver a su gobernador al frente, tomando decisiones y dando la cara, no esperando que la tormenta pase sola. En tiempos de crisis, lo último que un líder debe hacer es desaparecer de la escena.

Mientras tanto, tanto en Sinaloa como en Chihuahua, la violencia sigue marcando el día a día de muchas familias. Los ciudadanos ya no solo piden seguridad, sino un liderazgo que esté a la altura del desafío. Gobernadores como Maru y Rocha tienen en sus manos la oportunidad de demostrar que son capaces de enfrentar el reto, pero eso implica no solo ser firmes, sino también estar presentes y actuar con visión a largo plazo. Mientras no lo hagan, la frustración seguirá creciendo, al igual que los hashtags.


Lic. en Derecho y litigación oral, Forma Parte del Colectivo La Caja (Herramientas Ciudadanas)

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