Estamos en la recta final de las campañas para distintos cargos a ocupar durante los próximos 3 o 6 años, por supuesto que el que más tiene nuestra atención es la presidencia de la república, que por primera vez en la historia la ocupará una mujer. De entrada esto debería ser un motivo de esperanza para las y los mexicanos, porque encontramos en las mujeres inteligencia, perseverancia, fortaleza y sensibilidad que no encontramos en muchos varones. Este próximo 2 de junio tenemos que elegir entre dos opciones, aquí se las presento.
En la primera, el México de una mujer que defiende la vida, la verdad y la libertad. Que respeta la ley, porque la ley sí es la ley; que respeta y fortalece la división de poderes y que acepta los contrapesos al poder que ejercen los organismos autónomos; una mujer que ofrece enfrentar al crimen organizado y no abrazarlo, quien entiende y atenderá el dolor de miles de madres por sus hijas e hijos desaparecidos; comprende a las mujeres que claman justicia ante la violencia que enfrentan, ellas, sus hermanas, amigas, madres, hijas o conocidas; que sabe que la mejor inversión para una mejor calidad de vida para las y los mexicanos, se da a través de la educación, la ciencia, la tecnología, que abonan a tener mejores empleos y mayores ingresos y no estén a la voluntad de un gobierno que los use como botín político.
En esta opción, tenemos a una mujer que cree en la libre empresa, en fortalecer a los empresarios para que incrementen sus inversiones y generen más empleos, mejor pagados; una mujer que respeta e incentiva la propiedad privada, porque entiende que es el fruto del trabajo de años y años de millones de familias mexicanas, fruto de su esfuerzo, fruto de apostar por un futuro próspero y no un bienestar pasajero.
A la coalición fuerza y corazón por México, la encabeza una mujer que le grita a los mexicanos que no se conformen con la negativa o los largos plazos para la atención médica, para una cirugía, que levanta la voz por quienes pagan puntualmente sus cuotas de seguridad social, invitándoles a que no se conformen con la negativa de un medicamento, de una quimio, de un buen trato ante la enfermedad, ante el dolor.
Sí, tenemos a una mujer que sabe de la cultura del esfuerzo para salir adelante, porque lo vivió y es su historia de vida. Sí, hablo de la mujer que se duele ante las más de 1 millón de muertes por el crimen organizado, el mal manejo del Covid y la pésima atención a enfermedades que ya estaban superadas y que hoy vuelven a cobrar vidas; hablo de la mujer que sabiendo que tenía cuesta arriba este proyecto no se acobardó, aún conociendo que esta sería una elección de estado, habló de la mujer por la que algunos dicen no querer votar porque es mal hablada, tiene los dientes chuecos y esta pasada de peso, sí, hablo de Xóchitl, de Xóchitl Gálvez, que también es la mujer valiente que nos ha dado esperanza, que entiende que no se trata de ella, ni de los partidos políticos o la ciudadanía informada que la apoya, la que te dice fuerte “no tengas miedo”, porque su lucha se trata de ti, de tu familia, de tus amigos, por nuestra Patria. Una gran mujer que ama a México.
En la segunda, un México, donde la opción no representa nada de lo que describí párrafos arriba. Dicen que por las vísperas se sacan los días, y ella, Claudia, representa al Morena, a la 4T de estos casi seis años, de muerte, mentira, opresión, persecución, división, intolerancia, dádivas, tiranía, DICTADURA.
Mexicanas, mexicanos, chihuahuenses, no tendremos otro momento, la primera opción, nos garantiza que podremos elegir de nuevo en seis años; si gana la segunda opción perderemos la libertad y la democracia por muchas décadas, ¡tú eliges!. Seguimos.