El combate a la corrupción dejó de ser un tema prioritario para la sociedad mexicana en general. Nos dimos cuenta de que, desde hace algunos años, el historial de corrupción no fue un factor para decidir el voto. Vimos que se priorizaron otras cosas como la ideología política entre izquierdas y derechas, las posibilidades de triunfo, etc.
Eso cambió la tónica de estas últimas elecciones, donde ya fue aún más descarada la postulación de personajes con un largo historial de corrupción y enriquecimientos inexplicables. Así llegamos al día de hoy, donde ese tema ha pasado a ser un punto de desinterés social, lo cual es sumamente peligroso porque ya también sabemos que no pasa nada. Imagínate el bacanal de actos corruptos que se puede armar cuando a la gente no le interesa el tema y, además, la justicia es un circo sin trascendencia. En lo personal, creo que la corrupción es el principal problema por el que este país no es una potencia económica, social, cultural, etc. Tenemos todo lo necesario para ser un gran país, pero tenemos políticos que sueñan con enriquecerse y no con servir. ¿Cómo llegamos a este punto? ¿Qué tuvo que pasar en el camino para que nos derrotáramos?
Al hacer un análisis propio sobre lo podrido que está el sistema para que la corrupción nunca se castigue, llegué a un punto muy importante: mientras la sociedad siga aplaudiendo a los empresarios corruptos y aceptando en sus mesas a políticos corruptos, esto no cambiará. Todas las personas sabemos quién se ha enriquecido con la corrupción. Sabemos de empresarios de sexenio o gente que solo se dedica a exprimir gobiernos y les seguimos aplaudiendo como grandes empresarios solo para estar cerca de las "élites sociales". Seguimos conviviendo y aceptando a los políticos y servidores públicos corruptos en la sociedad como si nada pasara. Mientras esas alabanzas continúen, la corrupción no acabará, porque les seguimos premiando con el máximo trofeo que podemos otorgar que es el reconocimiento social.
¿Te imaginas que la gente rechazara socialmente a las personas corruptas? Imagínate que entrara un político despreciable a un restaurante y la gente comenzara a tocar con la cuchara su vaso en señal de protesta para que esa persona se sintiera incómoda y avergonzada por sus actos. Imagina que la gente dejara de invitar a convivir a los empresarios corruptos por saber el origen de sus recursos. Imagina que todo esto sucediera, ¿crees que tendrían el mismo incentivo para robar? Por supuesto que lo pensarían mucho más, pero en la sociedad también tenemos un problema enorme con el deseo de tener poder y dinero o, al menos, sentirnos cerca de ellos. Este tipo de acciones comunes son las que construyen ese bien común. Un problema de tal magnitud tenemos que enfrentarlo desde este tipo de acciones. Ya ha sucedido en la historia con los cacerolazos que se han hecho en América Latina para protestar contra este tipo de hechos. ¿Cuándo nos animaremos en México? Porque calladitos nos roban más bonito.
Licenciado en Creación y Desarrollo de Empresas. Empresario.
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