/ miércoles 27 de noviembre de 2024

El efecto Trump

Hoy en día es difícil no encontrar en los medios alguna opinión o análisis sobre la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos. En casi todos ellos se hacen notar las consecuencias económicas negativas que traerá su mandato.

Estoy de acuerdo en dichas consecuencias aunque no en la magnitud que nos hacen creer o de lo que él en realidad pueda realizar. Desglosemos los hechos, en primer lugar se debe tener en cuenta que Trump llegó a la presidencia con el abrumador apoyo de los multimillonarios pero también de las clases más ignorantes y de un nivel económico bajo. ¿Cómo hará para conciliar estos dos grandes pilares de su poder?

Veamos el caso de los aranceles que no se cansa de decir va a imponer a México y Canadá del 25 por ciento y a China el 10 por ciento adicional a los que ya se les cobra. Los aranceles tienen un comportamiento dual: si un país aplica aranceles a otro país con el que tiene un gran volumen de comercio y de flujos de inversión, lo que sucede es que el país emisor verá un incremento en los precios que sus consumidores tendrán que pagar.

Existe otro efecto, el que declaró la presidenta Sheinbaum: “Si los Estados Unidos nos aplica aranceles nosotros haremos lo mismo”. Esto sería el inicio de una guerra comercial que a nadie beneficiaría. El ejemplo que mencionó la presidenta es cien por ciento correcto: “Si se aplican aranceles la planta General Motors en México estaría encajonada, debido a que al tener que pagar dichos aranceles la marca perdería competitividad en el mercado frente a sus competidores.” Ahora bien, si decidiera mover su planta hacia los Estados Unidos se va a enfrentar a costos y regulaciones que tendrían el mismo efecto sobre su situación de mercado.

Es justificada la reacción de Trump sobre el fentanilo, que por un lado, China provee los precursores químicos que hacen posible la fabricación del mismo en México, que es de donde se exporta a la Unión Americana, con la terrible muerte de miles de estadounidenses. También tiene razón en criticar la gran corrupción que existe en México y que permite la operación masiva de cárteles de la droga, llegando a convertirse en organizaciones criminales a nivel internacional.

Pero en el país de Trump existen grandes problemas y deficiencias que en gran medida son culpables de que lo anterior suceda. En primer lugar, el porcentaje de la población de usuarios de drogas en los Estados Unidos es uno de los más altos del mundo, si no es que el más alto. Se tolera su uso cotidianamente como parte de la cultura, afectando a todas las clases sociales. Por otro lado, los Estados Unidos provee cerca del 80 por ciento de las armas que utilizan los grupos criminales en México y que en muchos de los casos son superiores a las que portan las fuerzas armadas.

Volviendo a los aranceles, sería más provechoso para Trump el llegar a acuerdos con México y Canadá y aunque no nos guste, poniéndonos plazos para solucionar el problema del narcotráfico –que ya hace falta-, las importaciones Chinas –de lo que se ha quejado Canadá también- y el problema de la inmigración. Por su parte México deberá exigir que se frene el contrabando de armas. Todo esto produciría mejores resultados económicos para los tres países que una guerra comercial.


Hoy en día es difícil no encontrar en los medios alguna opinión o análisis sobre la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos. En casi todos ellos se hacen notar las consecuencias económicas negativas que traerá su mandato.

Estoy de acuerdo en dichas consecuencias aunque no en la magnitud que nos hacen creer o de lo que él en realidad pueda realizar. Desglosemos los hechos, en primer lugar se debe tener en cuenta que Trump llegó a la presidencia con el abrumador apoyo de los multimillonarios pero también de las clases más ignorantes y de un nivel económico bajo. ¿Cómo hará para conciliar estos dos grandes pilares de su poder?

Veamos el caso de los aranceles que no se cansa de decir va a imponer a México y Canadá del 25 por ciento y a China el 10 por ciento adicional a los que ya se les cobra. Los aranceles tienen un comportamiento dual: si un país aplica aranceles a otro país con el que tiene un gran volumen de comercio y de flujos de inversión, lo que sucede es que el país emisor verá un incremento en los precios que sus consumidores tendrán que pagar.

Existe otro efecto, el que declaró la presidenta Sheinbaum: “Si los Estados Unidos nos aplica aranceles nosotros haremos lo mismo”. Esto sería el inicio de una guerra comercial que a nadie beneficiaría. El ejemplo que mencionó la presidenta es cien por ciento correcto: “Si se aplican aranceles la planta General Motors en México estaría encajonada, debido a que al tener que pagar dichos aranceles la marca perdería competitividad en el mercado frente a sus competidores.” Ahora bien, si decidiera mover su planta hacia los Estados Unidos se va a enfrentar a costos y regulaciones que tendrían el mismo efecto sobre su situación de mercado.

Es justificada la reacción de Trump sobre el fentanilo, que por un lado, China provee los precursores químicos que hacen posible la fabricación del mismo en México, que es de donde se exporta a la Unión Americana, con la terrible muerte de miles de estadounidenses. También tiene razón en criticar la gran corrupción que existe en México y que permite la operación masiva de cárteles de la droga, llegando a convertirse en organizaciones criminales a nivel internacional.

Pero en el país de Trump existen grandes problemas y deficiencias que en gran medida son culpables de que lo anterior suceda. En primer lugar, el porcentaje de la población de usuarios de drogas en los Estados Unidos es uno de los más altos del mundo, si no es que el más alto. Se tolera su uso cotidianamente como parte de la cultura, afectando a todas las clases sociales. Por otro lado, los Estados Unidos provee cerca del 80 por ciento de las armas que utilizan los grupos criminales en México y que en muchos de los casos son superiores a las que portan las fuerzas armadas.

Volviendo a los aranceles, sería más provechoso para Trump el llegar a acuerdos con México y Canadá y aunque no nos guste, poniéndonos plazos para solucionar el problema del narcotráfico –que ya hace falta-, las importaciones Chinas –de lo que se ha quejado Canadá también- y el problema de la inmigración. Por su parte México deberá exigir que se frene el contrabando de armas. Todo esto produciría mejores resultados económicos para los tres países que una guerra comercial.