En el cuarto de guerra de Morena empiezan a confirmar que, en el caso de las elecciones en el Estado de México y Coahuila, no todas las corcholatas presidenciales están remando para el mismo lado. En especial porque una eventual victoria de los candidatos cuartotransformistas en ambas plazas representa también triunfos para el grupo de los denominados “puros”, justo el que apoya la candidatura de Claudia Sheinbaum para el Ejecutivo federal.
A eso respondería el llamado del dirigente del partido, Mario Delgado, para que la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, el canciller Marcelo Ebrard, el secretario Adán Augusto López y el senador Ricardo Monreal suspendan sus eventos los fines de semana y vayan a apoyar —junto con sus respectivos equipos— a Delfina Gómez y Armando Guadiana, ambos candidatos impulsados e impuestos desde la dirigencia del partido.
Muy probablemente, en la reunión de este jueves por la noche sostenida entre Mario Delgado y Claudia Sheinbaum, ese fue el principal argumento que se puso sobre la mesa: ganar los comicios del 2023 les permitiría imponerse ante los otros aspirantes en el 2024. Eso explica también la activa participación que ha tenido la mandataria capitalina en la campaña de la maestra Delfina.
El llamado, con cierto tono de desesperación, convocaba a “no descuidar queriendo adelantar el 2024 cuando tenemos la tarea de ganar Coahuila y el Estado de México, por eso hago un llamado a todas las corcholatas a que recordemos cuáles son los orígenes del movimiento y por qué nos ha ido tan bien, que se asuman como militantes de a pie”.
El posicionamiento tiene razón en que, en el caso de Coahuila, el propio Delgado Carrillo ha reconocido una amplia ventaja del priista Manolo Jiménez sobre el morenista Armando Guadiana —entre 15 y 20 puntos de acuerdo con sus mediciones—, por lo que resulta urgente que todos los liderazgos nacionales del partido se apersonen los fines de semana y convenzan al electorado de votar por el también líder minero.
Los refuerzos resultan de emergencia en aquel estado fronterizo porque Delgado Carillo no ha logrado que los morenistas cierren filas y, en cambio, le reclaman cada vez que se presenta en la entidad por la división del partido que derivó en la salida del ahora abanderado del Partido del Trabajo, Ricardo Mejía.
En cuanto al Estado de México, la candidata Gómez Álvarez empezó la contienda con una amplísima ventaja sobre la alianza “Va por México”; no obstante, después de cuatro semanas de campañas y exactamente a un mes de la jornada electoral, la cifra se ha cerrado, según algunas encuestas.
En este caso, la batalla será entre las dos candidatas para convencer a los indecisos, que abarcan a más o menos el 20 por ciento de los votantes, y entre sus respectivas estructuras, pues si bien los morenistas han echado mano de los programas federales y, por supuesto, de su principal activo, el presidente López Obrador, el priismo mexiquense no parece querer ceder la plaza y empezó a movilizar a la poderosa maquinaria con la que ha gobernado más de 90 años en la entidad.