/ miércoles 30 de octubre de 2024

El imperialismo centralista ¿Quién decide el futuro de Chihuahua? 

La vorágine del Congreso de la Unión, el ansia de acabar con la República que los mexicanos construimos con sangre, con años de lucha, con resistencia; la rabia de un régimen que quiere devorar todo aquello que le estorbe, es la peor afrenta a Chihuahua porque claramente, al régimen, Chihuahua le estorba.

La mal llamada reforma judicial y la desesperada reforma posterior para impedir las acciones de controversia constitucional, las impugnaciones a sus reformas ilegales, hechas con las rodillas, son una invasión a la soberanía de los estados.

¿En qué país no se puede impugnar a la autoridad? ¿En qué país no se puede debatir la vigencia o permanencia de una ley? ¿En qué país un estado pisoteado no puede reclamar sus derechos? Solo en la tiranía, solo en el imperialismo centralista.

La historia de nuestra patria es un relato de luchas y conquistas, donde cada estado ha sido un pilar fundamental en la construcción de nuestra nación. El pacto federal que nos rige no es solo un marco legal; es un compromiso de respeto a las diferencias y a las particularidades de cada entidad. Sin embargo, hoy el régimen rompió el pacto federal para asumir un control total en la administración del país, ya no somos un país de división de poderes, de contrapesos.

Si el Congreso de la Unión, ese órgano cooptado por el régimen centralista, decide que México ya no es una República, que ya no existen los estados federados, que se acabó la figura del gobernador y en su lugar se nombrarán regentes, virreyes de la monarquía centralista.

Si el Congreso de la Unión, desde la Ciudad de México, determina que el predial ya no se quedará en los municipios, sino que irá a las arcas de la federación. Si el Congreso dice que ahora serán ellos los que determinarán el presupuesto de Chihuahua, si a un burócrata desde su escritorio desde el centro del país se le ocurre que en Chihuahua se incrementarán los impuestos al salario, porque esta es la tierra donde más se trabaja, los chihuahuenses estaríamos imposibilitados de combatir estas decisiones por la vía jurídica.

Chihuahua no es una entidad más en el mapa. Somos un estado de legado histórico incomparable, somos los hijos de quienes vencieron al desierto, quienes cimentaron sus ciudades en la adversidad y las hicieron prosperar, somos mujeres y hombres libres que queremos construir desde nuestras propias raíces.

Desde el Congreso del Estado, hemos dado la batalla incansable para defender la soberanía de nuestro norte, para que la voz de los chihuahuenses, de cada región del estado grande, se escuche, para acabar con el saqueo sistemático, con la injusticia presupuestal, para demandar un Nuevo Trato para Chihuahua, un Nuevo Trato que le traiga justicia al Norte.

Esta es la batalla que hoy nos convoca, no podemos permitir que nos arrebaten lo que legítimamente nos corresponde. No nos dejemos despojar de nuestra capacidad de gobernarnos.

Los chihuahuenses somos resilientes y somos la cuna de la división del norte, somos los custodios de la República y no toleramos tiranías, somos en estricto sentido, anti frágiles y tenemos una historia de linaje combativo, de no darnos por vencidos sin presentar batalla. Es por eso que convocamos a toda una cohorte de patriotas y mujeres soberanas, porque en este momento el enemigo de los chihuahuenses es uno y es el régimen centralista. Un régimen que odia al norte, que odia la pluralidad, que odia la democracia y a la República.

Nuestra premisa es simple, nuestro objetivo es uno solo, que los chihuahuenses decidamos el futuro de Chihuahua.


Maestro en derecho. Diputado local por Movimiento Ciudadano y dirigente estatal de Movimiento Ciudadano


La vorágine del Congreso de la Unión, el ansia de acabar con la República que los mexicanos construimos con sangre, con años de lucha, con resistencia; la rabia de un régimen que quiere devorar todo aquello que le estorbe, es la peor afrenta a Chihuahua porque claramente, al régimen, Chihuahua le estorba.

La mal llamada reforma judicial y la desesperada reforma posterior para impedir las acciones de controversia constitucional, las impugnaciones a sus reformas ilegales, hechas con las rodillas, son una invasión a la soberanía de los estados.

¿En qué país no se puede impugnar a la autoridad? ¿En qué país no se puede debatir la vigencia o permanencia de una ley? ¿En qué país un estado pisoteado no puede reclamar sus derechos? Solo en la tiranía, solo en el imperialismo centralista.

La historia de nuestra patria es un relato de luchas y conquistas, donde cada estado ha sido un pilar fundamental en la construcción de nuestra nación. El pacto federal que nos rige no es solo un marco legal; es un compromiso de respeto a las diferencias y a las particularidades de cada entidad. Sin embargo, hoy el régimen rompió el pacto federal para asumir un control total en la administración del país, ya no somos un país de división de poderes, de contrapesos.

Si el Congreso de la Unión, ese órgano cooptado por el régimen centralista, decide que México ya no es una República, que ya no existen los estados federados, que se acabó la figura del gobernador y en su lugar se nombrarán regentes, virreyes de la monarquía centralista.

Si el Congreso de la Unión, desde la Ciudad de México, determina que el predial ya no se quedará en los municipios, sino que irá a las arcas de la federación. Si el Congreso dice que ahora serán ellos los que determinarán el presupuesto de Chihuahua, si a un burócrata desde su escritorio desde el centro del país se le ocurre que en Chihuahua se incrementarán los impuestos al salario, porque esta es la tierra donde más se trabaja, los chihuahuenses estaríamos imposibilitados de combatir estas decisiones por la vía jurídica.

Chihuahua no es una entidad más en el mapa. Somos un estado de legado histórico incomparable, somos los hijos de quienes vencieron al desierto, quienes cimentaron sus ciudades en la adversidad y las hicieron prosperar, somos mujeres y hombres libres que queremos construir desde nuestras propias raíces.

Desde el Congreso del Estado, hemos dado la batalla incansable para defender la soberanía de nuestro norte, para que la voz de los chihuahuenses, de cada región del estado grande, se escuche, para acabar con el saqueo sistemático, con la injusticia presupuestal, para demandar un Nuevo Trato para Chihuahua, un Nuevo Trato que le traiga justicia al Norte.

Esta es la batalla que hoy nos convoca, no podemos permitir que nos arrebaten lo que legítimamente nos corresponde. No nos dejemos despojar de nuestra capacidad de gobernarnos.

Los chihuahuenses somos resilientes y somos la cuna de la división del norte, somos los custodios de la República y no toleramos tiranías, somos en estricto sentido, anti frágiles y tenemos una historia de linaje combativo, de no darnos por vencidos sin presentar batalla. Es por eso que convocamos a toda una cohorte de patriotas y mujeres soberanas, porque en este momento el enemigo de los chihuahuenses es uno y es el régimen centralista. Un régimen que odia al norte, que odia la pluralidad, que odia la democracia y a la República.

Nuestra premisa es simple, nuestro objetivo es uno solo, que los chihuahuenses decidamos el futuro de Chihuahua.


Maestro en derecho. Diputado local por Movimiento Ciudadano y dirigente estatal de Movimiento Ciudadano