/ viernes 9 de agosto de 2024

El medallero olímpico

Es muy popular la expresión “colgarse la medalla”, con la cual uno mismo se apunta logros que son de otros. Las medallas son un símbolo de reconocimiento, pero no todas las medallas que se cuelgan han sido merecidas.

En el contexto de la gran fiesta deportiva de los Juegos Olímpicos realizados en Francia, tengo una breve reflexión sobre el mérito que hay detrás de las medallas bien ganadas, es decir, los reconocimientos ganados a pulso, con mucho esfuerzo y notable dedicación.

El caso de los atletas que consiguieron su medalla olímpica significa que cada uno de ellos ha obtenido un logro. La meta era la obtención de la medalla, y al conseguirlo están dejando huella como personas comprometidas con la disciplina.

El “sueño olímpico” (obtener la medalla) no puede ser tanto un producto de la imaginación o la simple ilusión como en la planificación, el empeño, el entusiasmo y compromiso con la mejora continua en los entrenamientos.

En el medallero olímpico se refleja la dedicación de quienes han llegado hasta el pódium. Cada medalla ganada es colgada con el reconocimiento y respeto de la comunidad mundial, la cual da testimonio de que los competidores son realmente merecedores.

Pero si en algún momento se llega a saber que la medalla colgada como reconocimiento y respeto de la comunidad no fue ganada con honestidad, va a ser la misma comunidad la que repruebe la trampa y exija el retiro de la presea, es decir, que sea borrada del medallero.

Los buenos atletas, los excelentes competidores, no sólo se ilusionan con ganar una medalla, como ya se dijo, sino que en ellos hay un espíritu de lucha constante contra muchos obstáculos, lo que hace más grande su hazaña.

El medallero olímpico es el testimonio de la entrega personal a una competencia leal (sea individual o en equipo), en la cual las reglas son las mismas para cada uno en cada disciplina. Las Olimpiadas representan, entre otras tantas cosas, el coraje y la voluntad humana ante el reto asumido.

Los atletas olímpicos, a quienes sólo vemos quizás unos cuántos minutos o segundos en pantalla durante su participación en la competencia, encarnan una confirmación humana: sin metas y sin objetivos en la vida, ésta no tendría el valor que debemos poner en ella.

Tales deportistas han trabajado por años para hacerse presentes en las pruebas. Son nuestros logros auténticos los que tienen que ser reconocidos, y las “falsas” medallas deben ser borradas de nuestro medallero.

En los medalleros se muestra el mérito, por ello la deshonestidad y la competencia desleal no deben aparecer en ellos. Y no estoy acusando a nadie de ser deshonesto y desleal, sino que sólo expresó que las “falsas” medallas, una vez encontradas, deberían borrarse.

Asumiendo que nuestra existencia es un plan de vida, prepararse día tras día, obtener cada vez mejores objetivos, asumir los retos y sus riesgos, parecen ser cosas simples pero importantes que podemos sacar del reconocimiento al mérito que hay detrás del medallero olímpico.


Maestro en Investigación Educativa. Docente del CBTIS 117.

juan_camacho61@hotmail.com

Es muy popular la expresión “colgarse la medalla”, con la cual uno mismo se apunta logros que son de otros. Las medallas son un símbolo de reconocimiento, pero no todas las medallas que se cuelgan han sido merecidas.

En el contexto de la gran fiesta deportiva de los Juegos Olímpicos realizados en Francia, tengo una breve reflexión sobre el mérito que hay detrás de las medallas bien ganadas, es decir, los reconocimientos ganados a pulso, con mucho esfuerzo y notable dedicación.

El caso de los atletas que consiguieron su medalla olímpica significa que cada uno de ellos ha obtenido un logro. La meta era la obtención de la medalla, y al conseguirlo están dejando huella como personas comprometidas con la disciplina.

El “sueño olímpico” (obtener la medalla) no puede ser tanto un producto de la imaginación o la simple ilusión como en la planificación, el empeño, el entusiasmo y compromiso con la mejora continua en los entrenamientos.

En el medallero olímpico se refleja la dedicación de quienes han llegado hasta el pódium. Cada medalla ganada es colgada con el reconocimiento y respeto de la comunidad mundial, la cual da testimonio de que los competidores son realmente merecedores.

Pero si en algún momento se llega a saber que la medalla colgada como reconocimiento y respeto de la comunidad no fue ganada con honestidad, va a ser la misma comunidad la que repruebe la trampa y exija el retiro de la presea, es decir, que sea borrada del medallero.

Los buenos atletas, los excelentes competidores, no sólo se ilusionan con ganar una medalla, como ya se dijo, sino que en ellos hay un espíritu de lucha constante contra muchos obstáculos, lo que hace más grande su hazaña.

El medallero olímpico es el testimonio de la entrega personal a una competencia leal (sea individual o en equipo), en la cual las reglas son las mismas para cada uno en cada disciplina. Las Olimpiadas representan, entre otras tantas cosas, el coraje y la voluntad humana ante el reto asumido.

Los atletas olímpicos, a quienes sólo vemos quizás unos cuántos minutos o segundos en pantalla durante su participación en la competencia, encarnan una confirmación humana: sin metas y sin objetivos en la vida, ésta no tendría el valor que debemos poner en ella.

Tales deportistas han trabajado por años para hacerse presentes en las pruebas. Son nuestros logros auténticos los que tienen que ser reconocidos, y las “falsas” medallas deben ser borradas de nuestro medallero.

En los medalleros se muestra el mérito, por ello la deshonestidad y la competencia desleal no deben aparecer en ellos. Y no estoy acusando a nadie de ser deshonesto y desleal, sino que sólo expresó que las “falsas” medallas, una vez encontradas, deberían borrarse.

Asumiendo que nuestra existencia es un plan de vida, prepararse día tras día, obtener cada vez mejores objetivos, asumir los retos y sus riesgos, parecen ser cosas simples pero importantes que podemos sacar del reconocimiento al mérito que hay detrás del medallero olímpico.


Maestro en Investigación Educativa. Docente del CBTIS 117.

juan_camacho61@hotmail.com