/ viernes 16 de junio de 2023

El movimiento de Cd. Juárez gestó la democracia y el desarrollo económico del país

Ya pasaron 11 décadas, cuando nuestro país encauzaba las facciones revolucionarias, entre las que se encontraban: carrancistas, villistas, obregonistas, zapatistas y otras más; ha pasado ya el tiempo en que Francisco I. Madero iniciaba el levantamiento armado con el fin de detener la dictadura de Porfirio Díaz, anhelando lo que hasta ahora todo el pueblo mexicano desea que nunca se pierda, nuestra democracia.

En Ciudad Juárez inicia América Latina, una puerta a México y a sus más grandes aspiraciones, pareciera un hecho aislado o una extraña coincidencia, pero todos los cambios que ha tenido México inician o concluyen en esta ciudad.

Aquí, se dijo no a la dictadura, aquí en esta desértica tierra del paso del norte, México determinó que quería ser un país de libertades, un país de derechos y un país de democracia.

Ciudad Juárez nos recuerda que los caudillos nunca han sido la respuesta, que un hombre no es el país, y el país no es un solo hombre, para algunos, Porfirio Diaz podría haber tenido buenas y malas intenciones, pero su presencia en el poder era putrefacta, sus más de 30 años al frente del gobierno, decidiendo todo y por todos, había convertido a México en un país de una sola voz, un país de una sola visión, un país donde los que pensaban diferente no tenían cabida.

Y esta heroica ciudad puso un alto a ese camino, y abrió la puerta a otras aspiraciones, que con dificultades, con paciencia y con altibajos se fueron construyendo durante el siglo XX.

No olvidemos que nuestro país entró a este siglo con una profunda grieta que separaba a unos de otros y esa grieta nos recuerda que los ideales del pueblo mexicano no deben dividirse porque al final del día tenemos una sola bandera y somos un mismo territorio, plural, multiétnico, megadiverso, heterogéneo, y diverso. \u0009\u0009\u0009\u0009\u0009

Hay que reconocer que Ciudad Juárez es pues, un símbolo de la fuerza del pueblo de México, nos recuerda que no sólo elegimos a nuestros representantes, sino que también podemos quitarlos cuando éstos dejen de velar por los intereses de la nación, y más cuando las decisiones no fortalecen al desarrollo regional, a la garantía de los derechos humanos, al fomento al empleo, a la igualdad de condiciones, para mejorar la calidad de vida de las personas.

Y es que hace 112 años se gestó como la batalla más decisiva, y elemental para lograr la renuncia de Porfirio Diaz y por ende su exilio en París, lo que es un recordatorio de la trascendencia que tiene la frontera en los pasajes históricos de nuestra democracia y desarrollo económico, la creación de instituciones que hacen funcional a una nación; hechos históricos que debemos usar como referencia y estandarte como chihuahuenses, y como mexicanos, sobre lo que estamos dispuestos a hacer para defender los ideales de nuestra patria.

Ciudad Juárez no sólo fue sede de toma de puentes, de plazas, de vías ferroviarias, fue epicentro de un movimiento que gestó democracia y derechos igualitarios.

Este último representa el verdadero reto que tenemos de frente y no debe ni puede recaer en la responsabilidad de una sola persona, hoy más que nunca debemos participar en conjunto y todos en un mismo objetivo.


Es fundamental que no juzguemos la visión de quienes no piensan igual; Hoy más que nunca la agenda del Partido Revolucionario Institucional, está basada en la inclusión, en el reconocimiento de una sociedad plural y en el diálogo, en la oportunidad de avanzar y encontrar objetivos comunes a partir de dichas diferencias, de apostarle sin mezquindad al desarrollo económico y social de los chihuahuenses y de todo el país, porque eso fue lo que motivó a los juarenses aquel 8 de mayo de 1911 a levantarse y exigir justicia y libertad.




Ya pasaron 11 décadas, cuando nuestro país encauzaba las facciones revolucionarias, entre las que se encontraban: carrancistas, villistas, obregonistas, zapatistas y otras más; ha pasado ya el tiempo en que Francisco I. Madero iniciaba el levantamiento armado con el fin de detener la dictadura de Porfirio Díaz, anhelando lo que hasta ahora todo el pueblo mexicano desea que nunca se pierda, nuestra democracia.

En Ciudad Juárez inicia América Latina, una puerta a México y a sus más grandes aspiraciones, pareciera un hecho aislado o una extraña coincidencia, pero todos los cambios que ha tenido México inician o concluyen en esta ciudad.

Aquí, se dijo no a la dictadura, aquí en esta desértica tierra del paso del norte, México determinó que quería ser un país de libertades, un país de derechos y un país de democracia.

Ciudad Juárez nos recuerda que los caudillos nunca han sido la respuesta, que un hombre no es el país, y el país no es un solo hombre, para algunos, Porfirio Diaz podría haber tenido buenas y malas intenciones, pero su presencia en el poder era putrefacta, sus más de 30 años al frente del gobierno, decidiendo todo y por todos, había convertido a México en un país de una sola voz, un país de una sola visión, un país donde los que pensaban diferente no tenían cabida.

Y esta heroica ciudad puso un alto a ese camino, y abrió la puerta a otras aspiraciones, que con dificultades, con paciencia y con altibajos se fueron construyendo durante el siglo XX.

No olvidemos que nuestro país entró a este siglo con una profunda grieta que separaba a unos de otros y esa grieta nos recuerda que los ideales del pueblo mexicano no deben dividirse porque al final del día tenemos una sola bandera y somos un mismo territorio, plural, multiétnico, megadiverso, heterogéneo, y diverso. \u0009\u0009\u0009\u0009\u0009

Hay que reconocer que Ciudad Juárez es pues, un símbolo de la fuerza del pueblo de México, nos recuerda que no sólo elegimos a nuestros representantes, sino que también podemos quitarlos cuando éstos dejen de velar por los intereses de la nación, y más cuando las decisiones no fortalecen al desarrollo regional, a la garantía de los derechos humanos, al fomento al empleo, a la igualdad de condiciones, para mejorar la calidad de vida de las personas.

Y es que hace 112 años se gestó como la batalla más decisiva, y elemental para lograr la renuncia de Porfirio Diaz y por ende su exilio en París, lo que es un recordatorio de la trascendencia que tiene la frontera en los pasajes históricos de nuestra democracia y desarrollo económico, la creación de instituciones que hacen funcional a una nación; hechos históricos que debemos usar como referencia y estandarte como chihuahuenses, y como mexicanos, sobre lo que estamos dispuestos a hacer para defender los ideales de nuestra patria.

Ciudad Juárez no sólo fue sede de toma de puentes, de plazas, de vías ferroviarias, fue epicentro de un movimiento que gestó democracia y derechos igualitarios.

Este último representa el verdadero reto que tenemos de frente y no debe ni puede recaer en la responsabilidad de una sola persona, hoy más que nunca debemos participar en conjunto y todos en un mismo objetivo.


Es fundamental que no juzguemos la visión de quienes no piensan igual; Hoy más que nunca la agenda del Partido Revolucionario Institucional, está basada en la inclusión, en el reconocimiento de una sociedad plural y en el diálogo, en la oportunidad de avanzar y encontrar objetivos comunes a partir de dichas diferencias, de apostarle sin mezquindad al desarrollo económico y social de los chihuahuenses y de todo el país, porque eso fue lo que motivó a los juarenses aquel 8 de mayo de 1911 a levantarse y exigir justicia y libertad.