Hace muchísimos años empezó una revolución, una revuelta que era imperceptible pero que se fue gestando hasta que lo obvio de su fuerza se aceptó, se adoptó. Hoy en día este rey ha conquistado el planeta de norte a sur y de este a oeste.
Muchas personas nos preguntamos cuantos son lo que controlan el mundo y nos encontramos con pirámides de poder, contados personajes desde las aristas deciden el grado de hipnotismo necesario del momento para las finalidades de someter a la humanidad de una manera sutil, con estrategias muy bien organizadas ¿Y cómo nos hipnotizan? Infundiendo miedo y o alimentando el ego.
El dinero se ha coronado rey del mundo, porque da poder, y su máxima es “Lo tengo y puedo”. A tal grado ha llegado su control sobre el ser humano que rebasa la visión de la salud del planeta, de la integridad de la naturaleza y todo lo que la conforma, incluyéndonos a nosotros mismos.
El dinero nació como un medio de organización, y así como cualquier iniciativa fue encontrando variantes para ser fabricado, manejado, generado, organizado, controlado, distribuido, hasta que llegó a ese punto máximo de ser lo que mueve y frena el flujo de la vida terrenal.
La persona que lo tiene en abundancia decide qué hacer con él, pero también se llega al punto en que el dinero decide qué hacer con la persona.
Hay frases que se expresan con frecuencia cuando a alguien “le va bien” económicamente “Se le subió” “Se subió a un ladrillo y se mareó” etc. El dinero tiene el poder de cambiar a las personas, es una fuerza que atrapa y el que la enfrenta decide qué hacer con ella y desde ella.
Vemos en las noticias como se señalan a los que descaradamente obtienen el dinero de manera ilícita, un destapar “al malo” encerrarlo para hacer justicia, crenado un sentimiento comunitario de alivio “Ya agarraron al capo más temible” pero resulta que ese personaje no hizo todo lo que hizo solito, está entretejido en una telaraña que nos alcanza a todos: El que se echa su churrito de mota, sus líneas de coca, el que se asocia para hacer un negocio sucio, el que aplaude y colabora en el éxito de la corrupción porque le conviene, etc. somos colaboradores indirectos o muy directos del crimen organizado y es por eso que esta falta a la ley se dice organizada, porque organiza todo un sistema para “funcionar”. Somos parte de una unidad, imposible deslindarnos.
Hay empresas que crecen a tal grado que el mismo dueño ya es ajeno a todo lo que su negocio genera, desde ganancias, hasta deterioro al medio ambiente. Hay empresarios que acaparan tantos negocios que el flujo de todo lo que con lleva ser un magnate arrastra en una comodidad que no tiene ni interés ni tiempo de asumir responsabilidades y el enfoque solo se posa en ganar y ganar más dinero, un estilo de vida con todas las comodidades que atrapa.
¡Tengo y puedo! Y ese “puedo” no se frena porque el dinero ya rebasó prioridades como el valor de la vida humana y de la naturaleza, el negocio es lo importante.
Hay industrias que se han convertido en monstruos imparables ¡Hay que vender, hay que comprar! A costa de lo que sea.
El dinero tiene una sociedad cautivadora desde siempre con dos: el poder y la comodidad, y cuando se está en la cima cómodamente, lo demás importa poco.
¿Tienes dinero o el dinero te tiene a ti? ¿Cómo utilizas este medio tan poderoso? ¿Qué hacemos con esta fuerza o que está haciendo esta fuerza con el mundo?
El dinero es un medio para vivir ¿Vives de él o para él?
ROBERTA CORTAZAR B.
