/ martes 30 de enero de 2018

Emprendimiento en la tercera edad

La semana pasada en un congreso de investigación tuve la oportunidad de asistir a una charla sobre la investigación en esta área. Una profesora interviene y plantea una de las áreas de oportunidad para investigar, el emprendimiento en la tercera edad. Hay poco escrito sobre este tema, sin embargo hay mucho por discutir, no sólo los antecedentes y la historia, sino también propuestas que pudieran apoyar estas iniciativas.

Decimos que los emprendedores de la tercera edad son aquellos que tienen sobre 50 años y más, y que poseen algún negocio sin importar su tamaño. También se conoce como emprendedores de la tercera edad a aquellos que han emprendido negocios con más de 50 años, excluyendo los negocios generados en el pasado. O más aún, se han definido a los emprendedores de la tercera edad, como individuos que operan un negocio con edad entre 50 y 75 años y que además han fundado el negocio teniendo 50 años o más. Podemos decir que este término se refiere a individuos con 50 años o más, que están en el proceso de comenzar un negocio o han comenzado uno.

Algunos aspectos que han motivado al emprendimiento de la tercera edad son porque: se encuentran desempleados, no pueden obtener beneficios sociales, tienen bajas pensiones, existe disconformidad laboral o bien tienen bajos salarios. Las personas a medida que envejecen van cambiando sus valores y visión de la vida, sumado a la insatisfacción con su actual situación laboral, y la falta de oportunidades en el mercado laboral, genera la decisión de embarcarse en un emprendimiento por necesidad.

Por otro lado, existen los adultos mayores que desarrollan un negocio por: encontrar una oportunidad, buscar independencia, dejarle una herencia a sus hijos, flexibilidad laboral y ser su propio jefe.  La predisposición a emprender por parte de adultos mayores depende de la experiencia y carrera laboral desarrollada. Esto es, haber tenido experiencia emprendedora o en actividades de gestión empresarial ocasiona que la predisposición a comenzar un negocio sea mayor.

Las personas de la tercera edad, sin duda, poseen los beneficios de contar con experiencia laboral, buenas habilidades administrativas y técnicas para poder emprender. Los adultos mayores y con experiencia emprendedora desarrollada en el pasado tienen más posibilidades de comprometerse con nuevos emprendimientos en comparación a adultos mayores que trabajaron en actividades con bajos sueldos y que requerían poca preparación y habilidades.

Por otro lado, pudiera decirse que el capital social está fomentando el emprendimiento de la tercera edad. Los adultos mayores que poseen en general amplias redes de contacto pueden facilitar y ayudar para el desarrollo y operación de un nuevo negocio.

También, la edad es una de las barreras más importantes que afectan el desarrollo empresarial en adultos mayores. Para muchos emprendedores adultos mayores, la edad no es una barrera para emprender, ya que muchos se sienten más jóvenes de lo que realmente son, sin embargo, perciben una discriminación de edad, como una barrera externa a ellos, que los dificulta para tener un emprendimiento.

Considerando los cambios demográficos de nuestra sociedad, se puede concluir que los adultos mayores tendrán cada vez más un rol más importante. Uno de los grandes desafíos que se presentan es mantener a estas personas activas y con buena calidad de vida. Por ello el emprendimiento es una alternativa para contrarrestar la falta de oportunidades laborales y de ingreso para adultos mayores. Un enfoque de futuro próximo es el motivar y capacitar a los adultos mayores en emprendimiento, para facilitar el caminar por este proceso.

Nota: Algunas conclusiones provienen de la investigación de Felipe Oelckers.

Email; antonio.rios@itesm.mx