Entendemos “emprendimiento social” como una estrategia de negocios utilizada para alcanzar objetivos sociales, dicho concepto fue usado por primera vez por Haward Bowen en su libro “Responsabilidades sociales de los hombres de negocios”. Desde entonces, ha sido visto como una vía para encontrar soluciones a problemas sociales, económicos y ambientales. Se trata de un modelo de negocios bastante atractivo si consideramos la nueva realidad que nos trajo la pandemia porque, sin duda, la crisis sanitaria conllevó a otras crisis, la económica y la social.
Este tipo de emprendimiento se ha considerado también un modelo de negocios innovador y difícil de aplicar, en especial por sus fines sociales. Pero, ¿por qué cobra relevancia en estos tiempos? En esta pregunta podemos aludir a la naturaleza de este tipo de negocios y a las técnicas propias del emprendimiento social y es que, al tratarse de un modelo basado en el cambio ante la adversidad, ofrece soluciones innovadoras a problemas sociales, económicos y/o ambientales concretos. La pandemia ha dejado claro que la colaboración es más necesaria que la competición, que innovar no es una opción, sino una manera de supervivencia. Más allá de competir, debemos reflexionar que no podemos tener éxito en un entorno cambiante y desconocido, por esto necesitamos el tipo de emprendimiento social que de forma solidaria mire más allá de sus propios intereses y tenga como prioridad el bien común para empresas, clientes y público en general. Pasar de la competición a la cooperación será un reto, pero serán las organizaciones que lo asimilen las que sobrevivan en el entorno económico hostil que vivimos en México, donde más de un millón de micro, pequeñas y medianas empresas han cerrado por la pandemia, según reveló el Inegi en diciembre 2020.
En definitiva, el emprendimiento social representa un gran movimiento social y colaborativo entre entidades públicas y privadas hacia la búsqueda del bien común, donde la concientización empresarial reajustará la sociedad en la que vivimos, excluyendo todo aquello que no genere un impacto positivo en la sociedad.
En Chihuahua en 2015 la fundación del empresariado Chihuahuense Fechac impulsó un programa llamado “Emprende por un Cambio Social”, este proyecto promueve y apoya emprendedores para crear empresas sociales, un ejemplo es la empresa “Sinivi Jipe”, la cual inició con un programa para diseñar y fabricar ropa con motivos tarahumaras, generando empleo a costureras rarámuris. En el 2020 durante la crisis de salud, esta empresa social entendió las necesidades del mercado, visualizó una oportunidad de negocio y dio el giro a fabricar cubrebocas con diseños propios, lo que la llevó a fabricar y vender sus productos a grandes clientes, uno de ellos es una aerolínea nacional, este éxito la hizo crecer de 4 a 20 puestos de trabajo.
PERSE Centro de Responsabilidad Social Para el Desarrollo Sostenible.
Coautoría, Elva Ramos-Monge.