Vale mucho la pena reflexionar sobre el papel que tenemos en este momento los padres de familia en la sociedad, en el que se exige el involucramiento total en la crianza de los hijos e hijas en cada una de las actividades que tienen y situaciones que se les presentan, lo cual me resulta simple y lógico, puesto que las actividades de la crianza en la familia dependen de un 50% de la madre y del otro 50% del padre, sin hacer distinción de quién debe aportar más o menos; no se diga en los hogares en donde tanto mamá y papá trabajan, donde es necesario buscar los equilibrios adecuados que permitan intervenir en la formación de nuestros hijos e hijas.
Lamentablemente, en estos momentos en que tanto se pugna por la equidad, muchos padres de familia nos encontramos con bastantes limitaciones, tanto laborales, económicas y sociales. Me he topado con casos en los que ni siquiera se le otorga al padre la oportunidad de faltar a su trabajo para asistir al parto, cosa que me parece verdaderamente sorprendente, más porque les argumentan que “él no es quien va a tener al bebé, si no la madre”, por lo tanto, no hay necesidad de interrumpir su jornada laboral. ¡Cosa que no puedo creer! Sí, la madre tuvo al hijo, pero es un acontecimiento de dos y no sólo por el momento, si no por todo lo que implica hacer una vez que hay un nacimiento.
En las actividades escolares, es común siempre ver sólo, o en su gran mayoría, a madres de familia, porque el permiso para faltar a sus trabajos por lo general, socialmente hablando, es mejor visto que lo pida la mamá y no él papá, puesto que en ocasiones se pone hasta en duda si es cierto que el padre solicita un permiso para acudir a un evento de su hijo. Ya no se diga que papá y mamá asistan juntos, si va uno lo “correcto” sería que la otra persona no lo hiciera. Lo cual también me resulta una sorpresa esa falta de empatía, de que sea algo ya común de que los papás se pierdan la asistencia a las actividades escolares o de cualquier otra cosa que realizan sus hijas e hijos.
En cuanto a los estereotipos y paradigmas que nos formamos (y con lo que me he topado), en las reuniones de la escuela, apenas se empiezan a ver a los papás asistiendo las reuniones, pero aún hay una mayoría de madres, porque a pesar de que la obligación sea tanto de madre como de padre en el colectivo social sigue afianzada la idea errónea de que las mamás asisten a ciertas cosas y los papás a otras.
El que sigan existiendo los permisos de cuidados maternos, porque no existe la figura de “cuidados paternos” o simplemente cuidados en casa, ya sea de mamá o papá, pues ambos comparten la responsabilidad y, en común acuerdo, pueden decidir quién asiste al trabajo y quien apoya en el cuidado de su hija o hijo. Desafortunadamente en muchos lugares de trabajo está mal visto (por no decir prohibido), que el padre se quede en casa por un permiso como ese y la mamá asista a trabajar, cometiendo el atrevimiento de preguntarle al papá: ¿Y tú esposa?, a lo que debería de responderse: Trabajando. Así como yo, también tiene un trabajo y una responsabilidad.
Un tema pendiente en la legislación seguirá siendo el permiso de paternidad, de 5 días ¡naturales!, que muchas veces hasta se les ha negado en algunas empresas, aún y cuando la Ley Federal del Trabajo lo estipula. Cinco días no son nada para el involucramiento total del padre, que muchas veces, cuando la madre tuvo una cesárea, podrá hacerse cargo de muy poco, correspondiéndole prácticamente todo al papá.
El asumir por completo el rol de padre, de forma activa, es lo más normal y el deber ser. Me resulta ilógico pensar que este tipo de actitudes y responsabilidades lo etiqueten como “papá luchón” o cuestiones similares. Peor tantito, que sigamos con esos pensamientos de que mamá sabe hacer todo lo del hogar y los papás, no. Es lamentable que sigamos viviendo envueltos en paradigmas y estereotipos, que no permitan, socialmente hablando, el involucramiento total de los padres por una serie de limitantes no legales, sino sociales, que son meros convencionalismos que hasta la fecha no hemos podido erradicar y que se presenten como un obstáculo en una verdadera crianza afectiva y efectiva hacia nuestros hijos.
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Maestro en Administración en Agronegocios, Secretario Académico de la Universidad Politécnica
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