/ miércoles 3 de julio de 2024

Hacia dónde se lleva a México

El destino siempre alcanza al hombre y a sus circunstancias. La separación de las dos Alemanias tenía que llegar a su fin, el Muro de Berlín duró casi 30 años para ser destruido, pero en 1989, hace 35 años, el muro cayó y miles de ciudadanos de la República Democrática Alemana, corrieron a cruzar esa barrera, antes infranqueable, para unirse con sus familiares de la República Federal Alemana, para hacer otra vez una sola Alemania. Con esto no sólo cae el muro, sino es el fin de la guerra fría, renuncian todas las autoridades de la RDA, que tanto abuso habían cometido y se desmorona lo poco que quedaba del bloque socialista en casi todo el mundo. Tanto marcó al mundo este hecho que los niños nacidos entre 1989 y el año 2000, son la generación del Muro, que crecieron con la telefonía celular, el internet, la globalización, las computadoras personales para uso común (lap tops), ellos son los que ahora están tomando las riendas del mundo.

Lo mismo le va a pasar a Corea del Norte, Venezuela y Cuba y a todos los países del mundo donde no haya libertad, el pueblo que sufre, tarde o temprano va a tomar el control. Solo es cuestión de tiempo, la realidad no puede ser inventada.

En México con un Gobierno de la República que se aferró a gobernar con déficit presupuestal y a aumentar la deuda externa, la falta de crecimiento económico, el mal manejo de la pandemia, la destrucción del sistema de salud, unas reformas constitucionales, que amenazan con terminar con las instituciones: electorales, de transparencia, los partidos políticos y sobre todo el poder judicial, que desincentivan la inversión, provocan desempleo e inflación, los escándalos del tren Maya, la casa gris, Pío, Bartlett y sus propiedades y la descarada infiltración del crimen organizado, sólo nos habla que el destino alcanzó al Gobierno Federal, que nunca marcó rumbo democrático, que desde la campaña del 2018 se dejaban entrever los rasgos dictatoriales de un hombre/partido, que nunca bajó los brazos para ganar la Presidencia y gobernar, de la única manera que sabe hacerlo, avasallando, creando mecanismos para conquistar el poder y conservarlo a toda costa, sin concesiones, si para ello es necesario; repartir dinero, mentir, congelar cuentas o encarcelar a los adversarios se hace. Lo importante es el instante de gloria, así como de oportunidad al frente del Gobierno y la próxima elección, sin prever el mañana, ni preocuparse por lo que ocurra alrededor.

Las consecuencias de un mal Gobierno, como ya lo dijimos, no pueden eludirse, la factura se cobra y el pueblo tendremos que pagarla. Sabíamos que esto iba a ocurrir, pero nadie se imaginaba que tan pronto. El sexenio se terminó, tan rápido no nos dimos cuenta que se estaba carcomiendo lo construido en los últimos años, en tan solo seis. Si, ganaron la elección con 38 millones de votos, pero lo que viene nadie lo puede detener. Ya se extraña la mesura de los últimos gobernantes, con errores, sin duda, pero permitiendo las transformaciones democráticas, esas que hoy se amenaza con desaparecerlas.


El destino siempre alcanza al hombre y a sus circunstancias. La separación de las dos Alemanias tenía que llegar a su fin, el Muro de Berlín duró casi 30 años para ser destruido, pero en 1989, hace 35 años, el muro cayó y miles de ciudadanos de la República Democrática Alemana, corrieron a cruzar esa barrera, antes infranqueable, para unirse con sus familiares de la República Federal Alemana, para hacer otra vez una sola Alemania. Con esto no sólo cae el muro, sino es el fin de la guerra fría, renuncian todas las autoridades de la RDA, que tanto abuso habían cometido y se desmorona lo poco que quedaba del bloque socialista en casi todo el mundo. Tanto marcó al mundo este hecho que los niños nacidos entre 1989 y el año 2000, son la generación del Muro, que crecieron con la telefonía celular, el internet, la globalización, las computadoras personales para uso común (lap tops), ellos son los que ahora están tomando las riendas del mundo.

Lo mismo le va a pasar a Corea del Norte, Venezuela y Cuba y a todos los países del mundo donde no haya libertad, el pueblo que sufre, tarde o temprano va a tomar el control. Solo es cuestión de tiempo, la realidad no puede ser inventada.

En México con un Gobierno de la República que se aferró a gobernar con déficit presupuestal y a aumentar la deuda externa, la falta de crecimiento económico, el mal manejo de la pandemia, la destrucción del sistema de salud, unas reformas constitucionales, que amenazan con terminar con las instituciones: electorales, de transparencia, los partidos políticos y sobre todo el poder judicial, que desincentivan la inversión, provocan desempleo e inflación, los escándalos del tren Maya, la casa gris, Pío, Bartlett y sus propiedades y la descarada infiltración del crimen organizado, sólo nos habla que el destino alcanzó al Gobierno Federal, que nunca marcó rumbo democrático, que desde la campaña del 2018 se dejaban entrever los rasgos dictatoriales de un hombre/partido, que nunca bajó los brazos para ganar la Presidencia y gobernar, de la única manera que sabe hacerlo, avasallando, creando mecanismos para conquistar el poder y conservarlo a toda costa, sin concesiones, si para ello es necesario; repartir dinero, mentir, congelar cuentas o encarcelar a los adversarios se hace. Lo importante es el instante de gloria, así como de oportunidad al frente del Gobierno y la próxima elección, sin prever el mañana, ni preocuparse por lo que ocurra alrededor.

Las consecuencias de un mal Gobierno, como ya lo dijimos, no pueden eludirse, la factura se cobra y el pueblo tendremos que pagarla. Sabíamos que esto iba a ocurrir, pero nadie se imaginaba que tan pronto. El sexenio se terminó, tan rápido no nos dimos cuenta que se estaba carcomiendo lo construido en los últimos años, en tan solo seis. Si, ganaron la elección con 38 millones de votos, pero lo que viene nadie lo puede detener. Ya se extraña la mesura de los últimos gobernantes, con errores, sin duda, pero permitiendo las transformaciones democráticas, esas que hoy se amenaza con desaparecerlas.