/ jueves 14 de noviembre de 2024

Hacia una cultura de paz / El resentimiento social como estrategia de MORENA.

Por décadas, México ha sido un país profundamente desigual. Los que menos tienen han estado en el escalafón más bajo de la estructura social, gestando sentimientos de frustración, impotencia y un cierto odio a quienes consideran los responsables de su situación. Eso ha provocado que con o sin razón, se rechace al Sistema y a las personas que los han mantenido ahí. La desigual distribución de bienes que debieran repartirse por igual, ha provocado que, con el tiempo, se acumule cierto tipo resentimiento y “envidia”. Estas emociones se detonaron con el triunfo de AMLO quién llegó al poder, debido a su popularidad y cercanía con el “pueblo de abajo” y reconociendo la dignidad de los pobres. Su gestión fue fundamental para popularizar el ahora partido oficial Morena y para “plancharle” el terreno a Sheinbaum para continuar con su legado. Hoy todas las instituciones son Morena en México y quién no era parte, no dudó en saltar la barda para sumarse a donde ahora “está el hueso”.


En este momento están sucediendo cambios profundamente peligrosos en nuestro país. La “increíble” reforma al Poder Judicial ya es un hecho y con ello, el derecho humano de acudir a un tribunal y la división de poderes, se han derrumbado. Ello constituye una burla a la democracia y a la ciudadanía, pero a la gente parece no importarle o, es más, no entienden lo que pasa. Muchos piensan que el Poder Judicial es el cuerpo policiaco y que elijan a jueces y magistrados por voto, más allá de acabar con la corrupción, como dice Morena, es un acto reivindicador y un golpe contundente a los que han estado en privilegio por mucho tiempo. Más que nunca observamos una sociedad tremendamente ideologizada y la idea central, es la de desaparecer a todo indicio del régimen neoliberal anterior. Karzulovic escribe que “un envidioso desea despojar a un ´rival´ de su superioridad, porque la desigualdad afecta su autoestima” “Por lo tanto, la igualdad sería preferible para él, incluso si supone empeorar su propia situación, con independencia de que esa desigualdad esté o no justificada por mérito o talento”. Lo que sucederá en las votaciones de jueces y ministros, es que habrá acarreados por los partidos políticos y en este caso, Morena lleva las de ganar. A lo mejor les darán una torta, como lo hizo en su momento el PRI. Con las manipulaciones estratégicas del resentimiento social, la gente reaccionará más por la idea y la esperanza de destrozar al “enemigo”, que a la de una comida.

AMLO fue un genio. Apeló a las emociones más oscuras de la sociedad, los manipuló con discursos falsos de “empatía”, polarizó a los “buenos” de los “malos” y abrió la válvula del resentimiento para justificar cualquier decisión, como la de las reformas que ahora vemos.

Hume dijo que la envidia y el resentimiento eran pasiones sociales. Nietzsche habla de la moral del rebaño, donde la valía de uno, se alimenta de la comparación con los otros. Karzulovic dice que hay una relación importante entre el resentimiento y el debilitamiento de la igualdad que debería reinar, típicamente, entre ciudadanos de una democracia. Lo peor, el Senado reeligió a Rosario Piedra al frente de la CNDH. No sólo es una “burra”, protegerá más al poder en turno que a los ciudadanos, los de “abajo” (qué es eso de todas formas) y no a los que se les acusa de “privilegiados”. En fin, el teatro del absurdo.


Maestra en Derechos Humanos, Consultora en resolución de conflictos y conservación de la paz para empresas

yanez_flor@hotmail.com



Por décadas, México ha sido un país profundamente desigual. Los que menos tienen han estado en el escalafón más bajo de la estructura social, gestando sentimientos de frustración, impotencia y un cierto odio a quienes consideran los responsables de su situación. Eso ha provocado que con o sin razón, se rechace al Sistema y a las personas que los han mantenido ahí. La desigual distribución de bienes que debieran repartirse por igual, ha provocado que, con el tiempo, se acumule cierto tipo resentimiento y “envidia”. Estas emociones se detonaron con el triunfo de AMLO quién llegó al poder, debido a su popularidad y cercanía con el “pueblo de abajo” y reconociendo la dignidad de los pobres. Su gestión fue fundamental para popularizar el ahora partido oficial Morena y para “plancharle” el terreno a Sheinbaum para continuar con su legado. Hoy todas las instituciones son Morena en México y quién no era parte, no dudó en saltar la barda para sumarse a donde ahora “está el hueso”.


En este momento están sucediendo cambios profundamente peligrosos en nuestro país. La “increíble” reforma al Poder Judicial ya es un hecho y con ello, el derecho humano de acudir a un tribunal y la división de poderes, se han derrumbado. Ello constituye una burla a la democracia y a la ciudadanía, pero a la gente parece no importarle o, es más, no entienden lo que pasa. Muchos piensan que el Poder Judicial es el cuerpo policiaco y que elijan a jueces y magistrados por voto, más allá de acabar con la corrupción, como dice Morena, es un acto reivindicador y un golpe contundente a los que han estado en privilegio por mucho tiempo. Más que nunca observamos una sociedad tremendamente ideologizada y la idea central, es la de desaparecer a todo indicio del régimen neoliberal anterior. Karzulovic escribe que “un envidioso desea despojar a un ´rival´ de su superioridad, porque la desigualdad afecta su autoestima” “Por lo tanto, la igualdad sería preferible para él, incluso si supone empeorar su propia situación, con independencia de que esa desigualdad esté o no justificada por mérito o talento”. Lo que sucederá en las votaciones de jueces y ministros, es que habrá acarreados por los partidos políticos y en este caso, Morena lleva las de ganar. A lo mejor les darán una torta, como lo hizo en su momento el PRI. Con las manipulaciones estratégicas del resentimiento social, la gente reaccionará más por la idea y la esperanza de destrozar al “enemigo”, que a la de una comida.

AMLO fue un genio. Apeló a las emociones más oscuras de la sociedad, los manipuló con discursos falsos de “empatía”, polarizó a los “buenos” de los “malos” y abrió la válvula del resentimiento para justificar cualquier decisión, como la de las reformas que ahora vemos.

Hume dijo que la envidia y el resentimiento eran pasiones sociales. Nietzsche habla de la moral del rebaño, donde la valía de uno, se alimenta de la comparación con los otros. Karzulovic dice que hay una relación importante entre el resentimiento y el debilitamiento de la igualdad que debería reinar, típicamente, entre ciudadanos de una democracia. Lo peor, el Senado reeligió a Rosario Piedra al frente de la CNDH. No sólo es una “burra”, protegerá más al poder en turno que a los ciudadanos, los de “abajo” (qué es eso de todas formas) y no a los que se les acusa de “privilegiados”. En fin, el teatro del absurdo.


Maestra en Derechos Humanos, Consultora en resolución de conflictos y conservación de la paz para empresas

yanez_flor@hotmail.com