/ miércoles 26 de abril de 2023

Hay instituciones, hay ciudadanía; hay oposición

Han sido varios los reveses recientes al Ejecutivo, eso es alentador porque nos demuestran que en nuestro país aún cuenta con instituciones que defienden el equilibrio de poderes y no permiten que López Obrador imponga su voluntad sin restricción alguna.

El ejemplo más elocuente lo tenemos en el revés que sufrieron el presidente y su partido Morena en torno a la adscripción de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional. Cuarenta y nueve senadoras y senadores de los grupos parlamentarios del PAN, PRI, PRD, MC y Grupo Plural, firmamos la acción de inconstitucionalidad 137/2022 por el fraude a la constitución que en su Artículo 21 dice de manera textual en su décimo párrafo que: “Las instituciones de seguridad pública, incluyendo la Guardia Nacional, serán de carácter civil, disciplinado y profesional”. Esa restricción ha estado siempre y el presidente la burló desde el inicio al militarizarla de pies a cabeza por la vía de facto. Sin embargo, no contentos con haber ignorado en los hechos, se atrevió a impulsar la reforma a leyes federales en materia de Guardia Nacional, abiertamente en contra del texto constitucional.

Ante esa definición constitucional tan explícita del carácter civil de la Guardia Nacional, las abiertas presiones del presidente López Obrador contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación y contra su ministra presidenta Norma Lucía Piña Hernández sin el menor respeto a la titular de un poder. Pero afortunadamente, como dice el dicho: ¡Aún hay jueces en Berlín!

Enfrentamos a un presidente que conecta cada vez menos hits y lo ponchan más seguido. Éste ha sido el último y más doloroso, porque se da al inicio de la novena entrada. Porque sólo faltan 400 días para la elección del 2 de julio de 2024. La mega elección presidencial concurrente con la renovación total de la cámara de 500 diputados y de los 128 senadores de la república, 9 gubernaturas (8 estados y la de Ciudad de México), 31 congresos locales, 1,580 presidencias municipales y 16 alcaldías de la CdMx.

El presidente enfrenta el declive consustancial al ocaso de su administración. Empezó a ejercer el poder desde el momento de su elección y Peña Nieto se puso en modo avión a partir de esa fecha. A partir del tercer trimestre, una vez que Morena tenga candidato, empezarán a moverse los reflectores hacia su pretendiente relevo.

Pero es importante contabilizar la creciente serie de reveses entre los que sobresalen: La falta de votos para la aprobación de la reforma constitucional en materia electoral (Plan A). La suspensión de la entrada en vigor de las reformas legales en materia electoral (Plan B). El fracaso en su intento de cooptación del Consejo Electoral del INE y de su presidenta (Plan C). El fracaso política aeronáutica, el revés en la degradación de la cualificación aeronáutica categoría 2 sin poder recuperar la 1, el dislate de la ley de cabotaje, la reforma a la Ley Minera, el intento de Morena y aliados de acotar las facultades del TEPJF, el intento frustrado de llevarse a Tesla a Tabasco, la incapacidad de fincarle cargos a Iberdrola y de suspender su operación y tener que adquirirle sus 13 plantas de tecnología de salida por 6 mil millones de dólares para que los invierta en energías renovables en Brasil, el despropósito de su Ley Minera, de Ciencia y Tecnología, de control de agroquímicos, etc.

La conclusión es clara. Al presidente ya se le empieza a acabar la fuerza de la mano izquierda. Empieza a perder su índice de bateo, a debilitarse y a radicalizarse. En la misma proporción, empieza aparecer la fuerza de la ciudadanía y de la resiliencia institucional. Es la gran oportunidad para poderla capitalizar Unid@s.