/ martes 23 de julio de 2024

Hechos y criterios | Preguntas y respuestas

Los jesuitas tenían fama -no sé si aún la tienen- de responder con otra pregunta cuando alguien les preguntaba algo. Desde luego, aunque no fuera una respuesta directa a lo que se les solicitaba, se mantenía tal contestación en referencia al tema, y quizá diera pie a un diálogo o sacar conclusiones fructíferas.

Hay personas que preguntan y buscan que las respuestas sean acordes a sus interrogantes, y al no recibir contestación directa exclaman: ¡eso no fue lo que pregunté! El caso no es aislado sino se da con cierta frecuencia.

No son pocas las ocasiones en que a quienes se pregunta se salen por la tangente, escabullen la respuesta, sobre todo si la interrogante es un poco o un mucho comprometida. La conversación se corta o se desvía en ocasiones, se cambia de tema tratando de sacarle la vuelta a lo que se pregunta.

La expresión salirse o irse por peteneras, de origen desconocido (la petenera es un cante enigmático del flamenco), es precisamente el que alguien salga de una conversación para no hablar de algo que no le interesa, o es hacer o decir algo que no tiene nada que ver con lo que se está hablando o tratando. En sentido amplio es dar una respuesta evasiva, especialmente cuando se encuentra dicha forma evasiva de responder algo irritante, desairado o criticable.

Pues bien, no pocos políticos o funcionarios son dados a sacarle la vuelta a determinadas preguntas, y sí, dan una respuesta pero tras darle giros que al final no van directo al punto que se pretende conocer claramente y sin ambigüedades.

En pasada ocasión tratamos el caso de nuestro actual presidente sobre todo en las ‘mañaneras’, en que al ser interrogarlo sobre determinado asunto comienza a dar una respuesta que en principio no va directo al grano. Y aunque a veces sí lo hace, en otras, sus respuestas se vuelven más bien discursos que se prolongan y no pocas veces toman otros derroteros al hablar de historia, personajes o anécdotas, que poco tienen que ver con el tema o no vienen al caso. Otras insiste, en respuesta a lo preguntado, que tal o cual postura o hecho es de sus adversarios, que no enemigos, y se recrea en distraer el fondo del hecho o los hechos que originaron la interrogante.

El ‘yo tengo otros datos’ se hizo famoso al principio de su sexenio, pero tales datos a veces quedan en el aire, sin sustento, o se pierden y olvidan al paso del tiempo.

En el plano personal, al ser preguntados sobre cualquier asunto, si no tenemos clara la respuesta, o es algo que no podemos, queremos o no tenemos obligación de revelar, lo mejor es dejarlo sentado ante quien interroga, y no tratar de enredar la cosa para quedar bien, lo que resulta contraproducente. Y si no conocemos la respuesta, indaguémosla, pero no tratemos de inventar nada. Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y cuando digan “no”, que sea no (Mt 5, 37). ¿Lo ven?


Los jesuitas tenían fama -no sé si aún la tienen- de responder con otra pregunta cuando alguien les preguntaba algo. Desde luego, aunque no fuera una respuesta directa a lo que se les solicitaba, se mantenía tal contestación en referencia al tema, y quizá diera pie a un diálogo o sacar conclusiones fructíferas.

Hay personas que preguntan y buscan que las respuestas sean acordes a sus interrogantes, y al no recibir contestación directa exclaman: ¡eso no fue lo que pregunté! El caso no es aislado sino se da con cierta frecuencia.

No son pocas las ocasiones en que a quienes se pregunta se salen por la tangente, escabullen la respuesta, sobre todo si la interrogante es un poco o un mucho comprometida. La conversación se corta o se desvía en ocasiones, se cambia de tema tratando de sacarle la vuelta a lo que se pregunta.

La expresión salirse o irse por peteneras, de origen desconocido (la petenera es un cante enigmático del flamenco), es precisamente el que alguien salga de una conversación para no hablar de algo que no le interesa, o es hacer o decir algo que no tiene nada que ver con lo que se está hablando o tratando. En sentido amplio es dar una respuesta evasiva, especialmente cuando se encuentra dicha forma evasiva de responder algo irritante, desairado o criticable.

Pues bien, no pocos políticos o funcionarios son dados a sacarle la vuelta a determinadas preguntas, y sí, dan una respuesta pero tras darle giros que al final no van directo al punto que se pretende conocer claramente y sin ambigüedades.

En pasada ocasión tratamos el caso de nuestro actual presidente sobre todo en las ‘mañaneras’, en que al ser interrogarlo sobre determinado asunto comienza a dar una respuesta que en principio no va directo al grano. Y aunque a veces sí lo hace, en otras, sus respuestas se vuelven más bien discursos que se prolongan y no pocas veces toman otros derroteros al hablar de historia, personajes o anécdotas, que poco tienen que ver con el tema o no vienen al caso. Otras insiste, en respuesta a lo preguntado, que tal o cual postura o hecho es de sus adversarios, que no enemigos, y se recrea en distraer el fondo del hecho o los hechos que originaron la interrogante.

El ‘yo tengo otros datos’ se hizo famoso al principio de su sexenio, pero tales datos a veces quedan en el aire, sin sustento, o se pierden y olvidan al paso del tiempo.

En el plano personal, al ser preguntados sobre cualquier asunto, si no tenemos clara la respuesta, o es algo que no podemos, queremos o no tenemos obligación de revelar, lo mejor es dejarlo sentado ante quien interroga, y no tratar de enredar la cosa para quedar bien, lo que resulta contraproducente. Y si no conocemos la respuesta, indaguémosla, pero no tratemos de inventar nada. Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y cuando digan “no”, que sea no (Mt 5, 37). ¿Lo ven?