/ martes 29 de octubre de 2024

Hechos y criterios / Querida comandanta

En varias ocasiones hemos hablado de nuestro idioma, rico en expresiones. Hoy nos topamos con dudas y desde hace tiempo con un uso y manejo del lenguaje cuya finalidad queda a veces oscurecida o se presta a interpretaciones distintas.

Se ha discutido –y se sigue discutiendo- si el término presidenta se puede aplicar a una mujer que preside, que tiene capacidad de ejercer esa acción o bien se debe nombrarse como la presidente o la presidenta.

Ante esa interrogante: ¿Es “la presidenta” o “la presidente”? el diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española (RAE) señala: Aunque “presidente” puede usarse como común en cuanto al género (“el/la presidente”), es preferible hoy usar el femenino “presidenta”, documentado en español desde el siglo XV y registrado en el diccionario académico desde 1803.

En ese tenor, independientemente de las discusiones entre académicos o entendidos en el uso gramatical del lenguaje, el pasado 3 de octubre la presidenta Claudia Sheinbaum, quien recién asumió ese cargo, se hizo presente ante las fuerzas armadas como “comandanta” y los titulares de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Secretaría de Marina (Semar) la saludaron como Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas.

Sobre el caso, el citado diccionario expone sobre el término comandante: “1 'Jefe militar de categoría inmediatamente inferior a la de teniente coronel', 2 'militar que ejerce el mando en un puesto o destacamento' y 3 'piloto al mando de un avión'. Es común en cuanto al género (el/la comandante)…No es normal el femenino comandanta”.

Aquí entra, conforme a no pocos eruditos, el uso de la terminación de comandante, cantante, caminante, estudiante, atacante y otros más, sufijo que significa “el que hace la acción” (el que comanda, el que canta, el que camina, el que estudia, el que ataca, etc.) y generalmente funciona como adjetivo.

Comandante es el o la que comanda o sea manda junto a otro. En español, estos adjetivos no tienen género, estos se adquieren por el artículo: él o la.

La utilización, pues, de comandanta obedece más a un querer –como en muchos casos- dar resonancia a la mujer, lo cual no es malo en sí, si no estuvieran detrás motivos ideológicos o de otro tipo como el buscar un lenguaje inclusivo.

No se dice estudianta, cantanta, ignoranta o gerenta, por poner algunos ejemplos. Un doctor no atiende a una pacienta si es mujer sino le llama paciente; una mujer que reside en algún lugar es residente, no residenta; se dice capilla ardiente, no capilla ardienta, a pesar de que la capilla es femenino.

Hay también nombres como pediatra, dentista o periodista aplicados a hombres y mujeres. No se dice pediatro, dentisto o periodisto.

Existe una tendencia a resaltar a las mujeres cuando en un lenguaje están implicados ambos sexos, como en caso de los días del niño, del estudiante o del maestro. Ahora se expone el Día del Niño como Día de las Niñas y los Niños. Cosas veredes, Sancho. ¿Lo ven?


En varias ocasiones hemos hablado de nuestro idioma, rico en expresiones. Hoy nos topamos con dudas y desde hace tiempo con un uso y manejo del lenguaje cuya finalidad queda a veces oscurecida o se presta a interpretaciones distintas.

Se ha discutido –y se sigue discutiendo- si el término presidenta se puede aplicar a una mujer que preside, que tiene capacidad de ejercer esa acción o bien se debe nombrarse como la presidente o la presidenta.

Ante esa interrogante: ¿Es “la presidenta” o “la presidente”? el diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española (RAE) señala: Aunque “presidente” puede usarse como común en cuanto al género (“el/la presidente”), es preferible hoy usar el femenino “presidenta”, documentado en español desde el siglo XV y registrado en el diccionario académico desde 1803.

En ese tenor, independientemente de las discusiones entre académicos o entendidos en el uso gramatical del lenguaje, el pasado 3 de octubre la presidenta Claudia Sheinbaum, quien recién asumió ese cargo, se hizo presente ante las fuerzas armadas como “comandanta” y los titulares de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Secretaría de Marina (Semar) la saludaron como Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas.

Sobre el caso, el citado diccionario expone sobre el término comandante: “1 'Jefe militar de categoría inmediatamente inferior a la de teniente coronel', 2 'militar que ejerce el mando en un puesto o destacamento' y 3 'piloto al mando de un avión'. Es común en cuanto al género (el/la comandante)…No es normal el femenino comandanta”.

Aquí entra, conforme a no pocos eruditos, el uso de la terminación de comandante, cantante, caminante, estudiante, atacante y otros más, sufijo que significa “el que hace la acción” (el que comanda, el que canta, el que camina, el que estudia, el que ataca, etc.) y generalmente funciona como adjetivo.

Comandante es el o la que comanda o sea manda junto a otro. En español, estos adjetivos no tienen género, estos se adquieren por el artículo: él o la.

La utilización, pues, de comandanta obedece más a un querer –como en muchos casos- dar resonancia a la mujer, lo cual no es malo en sí, si no estuvieran detrás motivos ideológicos o de otro tipo como el buscar un lenguaje inclusivo.

No se dice estudianta, cantanta, ignoranta o gerenta, por poner algunos ejemplos. Un doctor no atiende a una pacienta si es mujer sino le llama paciente; una mujer que reside en algún lugar es residente, no residenta; se dice capilla ardiente, no capilla ardienta, a pesar de que la capilla es femenino.

Hay también nombres como pediatra, dentista o periodista aplicados a hombres y mujeres. No se dice pediatro, dentisto o periodisto.

Existe una tendencia a resaltar a las mujeres cuando en un lenguaje están implicados ambos sexos, como en caso de los días del niño, del estudiante o del maestro. Ahora se expone el Día del Niño como Día de las Niñas y los Niños. Cosas veredes, Sancho. ¿Lo ven?