Últimamente hemos visto como el peso ha perdido 6% de su valor en cuestión de unas pocas semanas, la inversión extranjera catalogada como “nearshoring” no se ha concretado, estamos muy lejos de concretarla, ya que del total de la Inversión extranjera en el presente año solo el 5% corresponde a este tipo de inversión, el resto son inversiones realizadas por compañías ya establecidas en México. También la estimación del PIB realizada por agencias internacionales y nacionales para México se redujo en promedio de 3.2% a 2.1%. El sector financiero también está siendo afectando por el mismo factor que influye en los anteriores: la incertidumbre.
Otro efecto es el de un enfriamiento del fenómeno de relocalización de empresas o “nearshoring” en la frontera norte de México, donde la industria maquiladora perdió más de 100 mil empleos en los últimos 18 meses,
Hay dos factores principales que alimentan esta incertidumbre y que están afectando profundamente la economía mexicana, el primero es la intención de modificar el sistema judicial mexicano, lo que proyecta una falta de contrapesos, lo que daría incertidumbre a las inversiones, tomando en cuenta los antecedentes del comportamiento del gobierno mexicano con respecto las inversiones extranjeras durante el mandato de López Obrador. Otro factor que emergió es el de la mayoría de Morena, el PT y el PVEM en el Congreso, que abre la posibilidad a cambios profundos en la Constitución, nuevamente sin contrapesos.
Otro factor son las obras de infraestructura que le han costado una cantidad monumental del tesoro de la nación y que tienen los mismos rasgos distintivos, cuestan más del doble o hasta el triple de lo presupuestado, no se les puede dar seguimiento ya que han sido catalogados como de interés nacional, son construidas y manejadas por el ejército. El inversionista extranjero ve una Venezuela en proceso; más incertidumbre.
Hablando de proyectos quisiera mencionar: El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec que promete impulsar el desarrollo económico del sur de México, pero que enfrenta serios desafíos que podrían obstaculizar su éxito. Los principales obstáculos para este megaproyecto es la inseguridad y los potenciales bloqueos a las vías férreas, debe garantizarse su funcionamiento ininterrumpido. Lo que sucede es que solo un barco post-Panamax puede traer entre 10,000 y 15,000 contenedores, ocupando un tercio de la capacidad del puerto.
En contraste a lo anterior, la respuesta gubernamental a cargo del titular de la Unidad de Promoción del Corredor Interoceánico, destacó los “avances logrados”, mencionando que se ha pasado de mover 9,000 contenedores al año a una proyección de más de 100,000 en tres años (Ridículo, si tomamos en cuenta el número de contenedores que trae cada barco). Además, informó que siete de los diez polos de desarrollo ya han sido licitados a la iniciativa privada. Lo cual es otro punto de incertidumbre. por la forma en que manejan las licitaciones en México.