/ jueves 11 de julio de 2024

La columna 

  • Sheinbaum: continuar el deterioro institucional o corregir el rumbo del país.

  • El afán de AMLO por calmar la suspicacia internacional sobre México.


El futuro de la relación entre la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, y el mandatario saliente, Andrés Manuel López Obrador, ha levantado polémica. Algunos opinan que habrá una ruptura entre ambos personajes a raíz del surgimiento de posturas encontradas respecto a la forma en que el mandatario actual ejerció el poder, y el estilo político de la próxima jefa del Estado mexicano.


Los menos optimistas prevén un escenario de continuidad de las directrices político-ideológicas que Andrés Manuel López Obrador ha pretendido imponer en el marco jurídico institucional que rige la organización y el funcionamiento del país. Quienes así piensan basan sus argumentos en la hegemonía y el carácter autoritario del caudillo López Obrador, en virtud de ser éste el fundador de Morena y el impulsor de las carreras políticas y administrativas de la misma Sheinbaum, así como de cientos de legisladores, gobernadores, alcaldes, síndicos, regidores y funcionarios que llegaron al poder bajo el partido y la popularidad del tabasqueño.


Hay suficientes indicios que presagian el riesgo de que nuestro país continúe transitando hacia una decadencia política e institucional, con serias consecuencias sociales y económicas derivadas de la restricción de los derechos que el Estado debe respetar para tutelar nuestras libertades individuales de índole cívica, económica, religiosa, cultural, ideológica y política.


Si por las vísperas se sacan los días, se percibe como prácticamente nula la posibilidad de que bajo el gobierno de Claudia Sheinbaum México experimente un cambio alentador que haga renacer la certeza de que será fortalecido el régimen constitucional que ampara los de contrapesos de poder político, las libertades democráticas y los derechos fundamentales. Sin embargo, habrá que conceder el beneficio de la duda, pues aún no sabemos si con Claudia Sheinbaum en la presidencia se registrará un endurecimiento en el ejercicio del poder, o habrá un retorno a la política de respeto a las instituciones democráticas, apertura al diálogo y entendimiento con todos los sectores de la sociedad.


Parece que el presidente Andrés Manuel López Obrador teme que el peso sufra una devaluación mayúscula al final de su sexenio, con motivo de la desconfianza generada por el triunfo de Morena en la elección presidencial, así como la pretendida reforma judicial que acabará con la independencia del Poder Judicial.


Sintomático resulta que AMLO haya dicho que la presentación de una parte del gabinete dado a conocer por la presidenta electa Claudia Sheinbaum, así como la reunión de ésta con la iniciativa privada, blindan al peso. Esta postura superficial, como todas las que asume el mandatario, revela detrás de sí el afán por eliminar la posibilidad de una complicación económica seria en la transición de su sexenio.

Para calmar la desconfianza de los mercados no basta el anuncio de la integración del próximo gabinete con currículums importantes, así como tampoco es suficiente una reunión con la cúpula del Consejo Coordinador Empresarial (CEE), para anunciar una supuesta inversión por 42 mil millones de dólares que tampoco eliminan la suspicacia generada por Morena en los capitales internacionales.


carloshjaramillovela@yahoo.com

Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua, A.C.


Maestro en Derecho Político y Administración Pública. Auxiliar de Dirección Ejecutiva de la JCAS.

carloshjaramillovela@yahoo.com


  • Sheinbaum: continuar el deterioro institucional o corregir el rumbo del país.

  • El afán de AMLO por calmar la suspicacia internacional sobre México.


El futuro de la relación entre la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, y el mandatario saliente, Andrés Manuel López Obrador, ha levantado polémica. Algunos opinan que habrá una ruptura entre ambos personajes a raíz del surgimiento de posturas encontradas respecto a la forma en que el mandatario actual ejerció el poder, y el estilo político de la próxima jefa del Estado mexicano.


Los menos optimistas prevén un escenario de continuidad de las directrices político-ideológicas que Andrés Manuel López Obrador ha pretendido imponer en el marco jurídico institucional que rige la organización y el funcionamiento del país. Quienes así piensan basan sus argumentos en la hegemonía y el carácter autoritario del caudillo López Obrador, en virtud de ser éste el fundador de Morena y el impulsor de las carreras políticas y administrativas de la misma Sheinbaum, así como de cientos de legisladores, gobernadores, alcaldes, síndicos, regidores y funcionarios que llegaron al poder bajo el partido y la popularidad del tabasqueño.


Hay suficientes indicios que presagian el riesgo de que nuestro país continúe transitando hacia una decadencia política e institucional, con serias consecuencias sociales y económicas derivadas de la restricción de los derechos que el Estado debe respetar para tutelar nuestras libertades individuales de índole cívica, económica, religiosa, cultural, ideológica y política.


Si por las vísperas se sacan los días, se percibe como prácticamente nula la posibilidad de que bajo el gobierno de Claudia Sheinbaum México experimente un cambio alentador que haga renacer la certeza de que será fortalecido el régimen constitucional que ampara los de contrapesos de poder político, las libertades democráticas y los derechos fundamentales. Sin embargo, habrá que conceder el beneficio de la duda, pues aún no sabemos si con Claudia Sheinbaum en la presidencia se registrará un endurecimiento en el ejercicio del poder, o habrá un retorno a la política de respeto a las instituciones democráticas, apertura al diálogo y entendimiento con todos los sectores de la sociedad.


Parece que el presidente Andrés Manuel López Obrador teme que el peso sufra una devaluación mayúscula al final de su sexenio, con motivo de la desconfianza generada por el triunfo de Morena en la elección presidencial, así como la pretendida reforma judicial que acabará con la independencia del Poder Judicial.


Sintomático resulta que AMLO haya dicho que la presentación de una parte del gabinete dado a conocer por la presidenta electa Claudia Sheinbaum, así como la reunión de ésta con la iniciativa privada, blindan al peso. Esta postura superficial, como todas las que asume el mandatario, revela detrás de sí el afán por eliminar la posibilidad de una complicación económica seria en la transición de su sexenio.

Para calmar la desconfianza de los mercados no basta el anuncio de la integración del próximo gabinete con currículums importantes, así como tampoco es suficiente una reunión con la cúpula del Consejo Coordinador Empresarial (CEE), para anunciar una supuesta inversión por 42 mil millones de dólares que tampoco eliminan la suspicacia generada por Morena en los capitales internacionales.


carloshjaramillovela@yahoo.com

Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua, A.C.


Maestro en Derecho Político y Administración Pública. Auxiliar de Dirección Ejecutiva de la JCAS.

carloshjaramillovela@yahoo.com