/ jueves 22 de agosto de 2024

La columna 

  • El saldo de la salida de AMLO y el pronóstico del arribo de Claudia Sheinbaum.


Al cierre del actual sexenio México se encuentra en un entorno de tensión, en lo interno y en el ámbito internacional, debido a la forma en que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha ejercido el poder durante su gobierno, mismo que concluirá a principios del mes de octubre, cuando lo suceda su correligionaria ideológica y política, la presidenta electa Claudia Sheinbaum. La responsabilidad del grado de polarización del país es atribuible al presidente, quien a lo largo de su ejercicio de gobierno se ha manifestado en forma sistemática mediante la adopción de posturas y la implementación de acciones atípicas, así como a través de un discurso igualmente inusual, caracterizado por una narrativa proclive a la beligerancia, la denostación y la discordia.


El cúmulo de manifestaciones, externadas directa o indirectamente por el titular del Poder Ejecutivo, ha estado siempre orientado hacia la consecución de dos objetivos: 1. Introducir en el imaginario colectivo una doctrina ideológica nueva y distinta a la tradicional idiosincrasia política nacional; y 2. Monopolizar el ejercicio del poder público. Tal adoctrinamiento es un instrumento fundamental que están empeñados en concretar Andrés Manuel López Obrador y MORENA -partido fundado por él-, pues la ideologización de la colectividad les facilitará su ruta hacia la conquista de la meta principal que es la monopolización del poder político en México.


Debido a la magnitud de esta meta final que López Obrador y MORENA se han propuesto conseguir, están determinados a ir tras ella a ultranza, sin importar la licitud ni moralidad de los medios empleados para el logro de la misma. Bajo esta lógica resultan explicables -aunque desde luego carecen de fundamentos éticos y legales- varias de las acciones y conductas que durante su mandato ha realizado el presidente. Por ser contrarios al sentido común, la moral y el orden jurídico algunos de los hechos y comportamientos desplegados por el presidente y sus partidarios, tales conductas han sido constantemente censuradas por los medios de comunicación, periodistas y analistas políticos de mayor prestigio en el país. El presidente ha reaccionado sistemáticamente ante las críticas tachando de “conservadores”, “corruptos” y “traidores a la patria” a quienes las formulan.


Es evidente que la ilicitud, inmoralidad y ausencia de ética que han sido el sello característico de algunas de las acciones del actual gobierno de México encabezado por el presidente López Obrador, son razón suficiente para reprobar su desempeño, sin embargo, al considerar el daño que con ellas se ha causado al país al vulnerar la armonía de la convivencia social, el respeto al marco jurídico y la autonomía de las instituciones, es preciso atribuirles también el calificativo de lamentables.


El plan para monopolizar a largo plazo el poder político en México, llevado a cabo afanosamente, de prisa y a toda costa, por el presidente Andrés Manuel López Obrador y MORENA, tiene entre sus principales soportes una regresiva y profunda reforma Constitucional que colocará a México en un serio riesgo, cuyas repercusiones económicas, políticas y sociales podrían significar un perjudicial retroceso en materia de democracia, derechos humanos, libertades políticas, ingresos económicos y calidad de vida, para todos los habitantes de la nación. Claudia Sheinbaum ha dicho que su gobierno “construirá el segundo piso de la 4T”, para dar continuidad al proyecto iniciado por Andrés Manuel López Obrador. Así termina el sexenio de AMLO, e inicia el de Claudia Sheinbaum,...


carloshjaramillovela@yahoo.com

Miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua, A.C.