Entiendo el pragmatismo como la manera que debemos de pulir nuestro conocimiento, a través de nuestro juicio de cómo actuar considerando sus causas, resultados y su lección práctica en la toma de decisiones.
En los últimos tiempos, la palabra “pragmatismo” ha ganado protagonismo en diferentes discursos en los diversos ámbitos de nuestra vida social, siendo algo práctico o útil, que aplicamos en nuestra vida diaria, en la educación, en disciplinas como: la psicología, la ciencia política y el derecho, por hacer referencia a algunos ejemplos.
Sin embargo, se ha comenzado a abusar de manera despiadada de este término, llevando a su degradación en la toma de decisiones por la mala utilización de un pragmatismo inexistente, y mucho menos de una praxis, que en sus dos vertientes nos pueden llevar a una especulación teórica (validación del conocimiento) y/o como su práctica en concreto (generación de conocimiento).
Para Maquiavelo la virtud era una de las cualidades más importantes, siendo esta la capacidad en la toma de decisiones efectivas, la virtud pública y el bienestar social. Por lo que debe existir una dualidad entre la virtud maquiavélica y el pragmatismo con la finalidad de enfocarse en los problemas que atañen al Estado.
Es fundamental en estos tiempos mirar al pasado y analizar la manera en que se han conducido muchos gobernantes, conocer los errores, equivocaciones y defectos que fueron evidentes en su gestión, saliendo a relucir la llamada “virtud” que hemos citado en párrafos anteriores. Al final todo se resume en que hay gobernantes que nacieron para ello, sin embargo, pensadores como Aristóteles y Rousseau estudiaron esto resumiéndolo en la frase “hay quienes nacen para gobernar y quienes nacen para ser gobernados…”.
En nuestra actualidad hay gente que estudia, se profesionaliza, etc., va conociendo el arte de la política y toma decisiones adecuadas con base en su experiencia, siendo buenos administradores públicos y/o gobernantes, pero del otro lado de la página encontramos a quienes son simuladores, que no cuentan con la experiencia e improvisan, lo más lamentable de ello es que la toma de decisiones en lugar de beneficiar causa afectaciones graves.
Un buen orador no siempre será el que tenga la mayor experiencia para dirigir las riendas del camino, esto en las palabras se dice muy sencillo, pero ello difiere en su aplicativo en la vida real, política, económico y social, por lo cual hago hincapié en la importancia del pragmatismo donde he dedicado dos artículos hasta ahora. Por ello la importancia de siempre elegir a los mejores perfiles en cada uno de los ámbitos de la vida pública.
Volver al origen del pragmatismo verdadero, es regresar a ser virtuoso con todo lo que conlleva, por lo tanto, necesitamos de más gobernantes con esas características, que velen por el bien común y la toma de decisiones adecuadas que sea en beneficio de millones de personas. Por ello estoy convencido que es posible contar con gobernantes con una visión enfocada desarrollar mejores oportunidades para la gente. He ahí una de las claves de la virtud, no perderse en disputas políticas, sino centrarse en resolver los problemas.
“Al pueblo nunca como enemigo, siempre como aliado…”
Maestro en Ciencias Penales. Director del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral en el Estado.
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