Resulta increíble observar como el Ejecutivo Federal una y otra vez esboza públicamente sus intenciones de seguir en el camino del intervencionismo sobre los órganos autónomos que aún siguen con vida en nuestro país, para debilitarlos, apropiarse de su control o bien desaparecerlos.
El Instituto de Acceso a la Información (INAI), al servicio de los ciudadanos para transparentar el ejercicio del gasto público y el Poder Judicial Federal (PJF) entre otros, se encuentran bajo la amenaza presidencial para trastocar su esencia institucional, mediante reformas constitucionales que le permitan someterlas y condicionar sus funciones al interés del gobierno, sumado a la reciente y flagrante intervención realizada al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), al remover de la manera más burda a su presidente, para colocar a una persona leal e incondicional a su proyecto político, hecho que pone en serio riesgo el manejo de los resultados finales de la próxima elección presidencial del 2024.
La renuncia del Ministro Zaldívar en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), para ser reemplazado por otra persona incondicional del presidente, se suma a la serie de acontecimientos que no dejan lugar a duda sobre la obsesión que tiene por controlar todo aquello que represente un contrapeso o riesgo en su evidente carrera de no perder el poder.
La reforma al Poder Judicial Federal, que pretende presentar el próximo mes de febrero, que a sabiendas de no contar con la necesaria mayoría calificada en el Congreso para conseguirla, no duda en sostenerla en la agenda legislativa, dejando claro que en caso de obtenerla en las próximas elecciones, no dudará en presentarla al congreso para que sea aprobada incluso previo a la toma de protesta del nuevo gobierno.
Por si esto fuera poco, la amenaza mayor para la estabilidad del país y su futura vida democrática, se encuentra en la tentación de la 4T por establecer una nueva Constitución Política, que definitivamente nos llevaría al establecimiento de un estado autoritario, totalitario, de pérdida de libertades, pero ahora con todo el respaldo constitucional para ejercerla sin límites y con mínima resistencia social.
Hasta aquí, el ejecutivo federal nos deja claro que su pretensión mayor antes de terminar su gestión de gobierno, es conseguir el control o desaparición de todos aquellos órganos autónomos que ejercen contrapesos y le resultan incómodos, mismos que cualquier gobierno requiere para guardar sanos equilibrios y límites en el ejercicio del poder, que evitan caer en excesos, que terminan por atropellar los derechos ciudadanos.
Órganos autónomos, que con tanto esfuerzo y sacrificio, fueron conquistados durante largos años por los ciudadanos, para ofrecerle un soporte institucional a nuestra naciente democracia.
Los escenarios planteados que se encuentran en la agenda del ejecutivo federal, solo serían posibles, siempre y cuando el resultado electoral de junio del 2024 otorgue a la 4T y su partido político la mayoría calificada en el Congreso de la Unión, razón por la cual, los ciudadanos que vemos a los estados democráticos como la mejor opción para gobernarnos y desarrollarnos libre y civilizadamente, habremos de participar decididamente para no solo ganar la elección presidencial, sino también el mayor número posible de los congresos locales y desde luego la mayoría calificada en el Poder Legislativo Federal.
La democracia en México se encuentra bajo una serie amenaza y corresponde a los ciudadanos estar a la altura de las circunstancias, para que con una nutrida votación, logremos un triunfo inobjetable e irrebatible.
Que debemos hacer…. participar, participar, participar y ejercer nuestro derecho al voto.
El llamado es serio, respetuoso y enérgico, por tratarse quizá de las últimas oportunidades que tendremos los mexicanos para salvar a México.
“México será en los próximos años, lo que sus hijos decidan el próximo 2 de junio del 2024”.
Carlos Reyes López.
Presidente de Si por México, Capítulo Chihuahua.
Correo:sipormexicocuu@gmail.com