La reciente reforma a la Ley Orgánica del Poder Legislativo del Estado de Chihuahua, en la que establece un Parlamento Abierto y crea el Observatorio Ciudadano Legislativo, da un paso más al fortalecimiento de nuestra democracia. En un contexto donde la desconfianza en las instituciones es alta y la brecha entre la clase política y la ciudadanía parece insalvable, esta reforma busca precisamente tender puentes, devolviendo a la sociedad un papel protagónico en la vida democrática del país.
El concepto de Parlamento Abierto, ahora formalmente reconocido en la legislación, obliga al Congreso del Estado a operar con total transparencia. Esto no es solo un avance técnico; representa un cambio profundo en la manera en que se entiende la relación entre gobernantes y gobernados. La ciudadanía ya no será una mera espectadora de los procesos legislativos, sino que se convierte en un actor activo, con la capacidad de influir y fiscalizar las decisiones que se toman en el Congreso.
Uno de los aspectos más innovadores de esta reforma es la creación de un espacio digital permanente en el portal de Internet del Congreso, donde cualquier ciudadano podrá opinar sobre las iniciativas de ley presentadas. Esta plataforma no solo democratiza el acceso a la información, sino que también facilita la participación directa de la sociedad en los asuntos públicos, ofreciendo un canal accesible para que las voces ciudadanas se escuchen y consideren en el proceso legislativo. En un país donde la participación ciudadana ha sido históricamente baja, esta herramienta puede ser clave para incentivar un mayor involucramiento en la política.
El Observatorio Ciudadano Legislativo, por su parte, se presenta como un mecanismo esencial para la vigilancia del poder legislativo. Su carácter autónomo y ciudadano le confiere una independencia que le permitirá operar sin las ataduras políticas que, en ocasiones, limitan a otros órganos de control. Al estar conformado por ciudadanos en pleno goce de sus derechos y académicos de las universidades del estado, este observatorio tiene el potencial de ofrecer una evaluación objetiva y técnica del desempeño de los legisladores.
Un aspecto destacado de esta reforma es la obligatoriedad para que el Congreso del Estado dé seguimiento a las recomendaciones emitidas por el Observatorio Ciudadano Legislativo. Esto garantiza que las observaciones y sugerencias realizadas por el observatorio no queden en el aire, sino que se traduzcan en acciones concretas para mejorar la calidad de la labor legislativa.
Esta reforma también tiene un impacto simbólico significativo. Al integrar a la sociedad civil de manera más directa en los procesos legislativos, se envía un mensaje claro: la política no es solo un asunto de políticos. Todos tenemos un papel que desempeñar en la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Este es un recordatorio de que la democracia no se agota en las urnas; se construye día a día, con la participación activa de todos los sectores de la sociedad.
La creación del Observatorio Ciudadano Legislativo y la institucionalización del Parlamento Abierto representan una suma de esfuerzos y voluntades de los grupos parlamentarios, de las y los legisladores por fomentar la participación ciudadana y así fortalecer nuestro sistema democrático.