/ martes 9 de julio de 2024

La ingenuidad y la esperanza; el “Poder” Judicial

La semana pasada escuché una charla sobre las propuestas enviadas del Ejecutivo para su aprobación. Definitivamente hay nerviosismo no sólo en los mercados, sino también en las personas que, de una manera u otra, son o somos afectados por estos cambios. Y, la verdad, ya estamos vacunados contra eso de “no, no creo que pase…”, o “no, no creo que sea tan duro...”. Más vale que nos acostumbremos, o hacer “algo” para prevenir el impacto.

En teoría, estas propuestas tienen el objetivo de mejorar la justicia, aumentar la transparencia y fortalecer la confianza pública en las instituciones judiciales.

No hay duda de que el sistema judicial mexicano tiene problemas de corrupción, ineficiencia y falta de acceso a la justicia. Las propuestas deberían buscar resolver los problemas mediante la implementación de reformas estructurales y procedimentales. Entre las principales reformas propuestas se incluyen la modernización de los procesos judiciales, la implementación de tecnologías para mejorar la eficiencia y la transparencia, y la capacitación continua de jueces y personal judicial. Una de las propuestas más controvertidas es la elección de jueces y magistrados por voto ciudadano.

El trasfondo también incluye un contexto político en el que diversas administraciones han prometido reformas judiciales sin lograr implementarlas completamente. La actual propuesta se diferencia por su enfoque y su aparente voluntad política para llevar a cabo cambios profundos y sostenibles. La idea de elegir a los jueces por voto ciudadano se basa en la premisa de que los jueces elegidos democráticamente serán más responsables y reflejarán mejor los valores y deseos de la sociedad. Al hacer esta pregunta al experto, me respondió prácticamente “qué ingenuo pensar de esa manera ¿de veras crees que eso pasaría?”. La verdad, me sentí mal pensando que el perfil de un juez pudiera mantener, en lo general, la ética y la responsabilidad social.

Los impactos de la propuesta pueden ser tanto positivos como negativos. Entre los positivos se encuentran un mejor acceso a la justicia, con procesos más simplificados y transparentes. Las nuevas medidas y tecnologías podrían ayudar a disminuir los casos de corrupción. La implementación de tecnologías y la capacitación mejorada para jueces y personal judicial resultaría en procesos más rápidos y decisiones más acertadas.

Sin embargo, también existen impactos negativos. Algunos sectores dentro del poder judicial pueden resistirse a las reformas, retrasando su implementación. La modernización del sistema y la capacitación de personal implican costos significativos que podrían generar desafíos presupuestarios a corto plazo. Durante la fase de transición, podría haber inconvenientes temporales y confusión hasta que las nuevas reformas se implementen completamente. La elección de jueces por voto ciudadano podría llevar a la politización del sistema judicial, donde los jueces podrían tomar decisiones basadas en popularidad o presiones políticas en lugar de en la ley. Además, los jueces podrían necesitar participar en campañas electorales, lo cual podría desviar su atención de sus responsabilidades judiciales.

Utilizar el recurso de amparo para proteger intereses ante posibles decisiones judiciales adversas durante el período de transición es una opción viable. Mantener una sólida asesoría legal para navegar los cambios y asegurarse de que las operaciones de la empresa cumplan con las nuevas normativas es crucial. Además, involucrarse en el proceso de reforma a través de cámaras empresariales y asociaciones puede asegurar que las voces del sector privado sean escuchadas.


Doctor en Administración. Director del Instituto de Emprendimiento del ITESM, región norte

antonio.rios@tec.mx


La semana pasada escuché una charla sobre las propuestas enviadas del Ejecutivo para su aprobación. Definitivamente hay nerviosismo no sólo en los mercados, sino también en las personas que, de una manera u otra, son o somos afectados por estos cambios. Y, la verdad, ya estamos vacunados contra eso de “no, no creo que pase…”, o “no, no creo que sea tan duro...”. Más vale que nos acostumbremos, o hacer “algo” para prevenir el impacto.

En teoría, estas propuestas tienen el objetivo de mejorar la justicia, aumentar la transparencia y fortalecer la confianza pública en las instituciones judiciales.

No hay duda de que el sistema judicial mexicano tiene problemas de corrupción, ineficiencia y falta de acceso a la justicia. Las propuestas deberían buscar resolver los problemas mediante la implementación de reformas estructurales y procedimentales. Entre las principales reformas propuestas se incluyen la modernización de los procesos judiciales, la implementación de tecnologías para mejorar la eficiencia y la transparencia, y la capacitación continua de jueces y personal judicial. Una de las propuestas más controvertidas es la elección de jueces y magistrados por voto ciudadano.

El trasfondo también incluye un contexto político en el que diversas administraciones han prometido reformas judiciales sin lograr implementarlas completamente. La actual propuesta se diferencia por su enfoque y su aparente voluntad política para llevar a cabo cambios profundos y sostenibles. La idea de elegir a los jueces por voto ciudadano se basa en la premisa de que los jueces elegidos democráticamente serán más responsables y reflejarán mejor los valores y deseos de la sociedad. Al hacer esta pregunta al experto, me respondió prácticamente “qué ingenuo pensar de esa manera ¿de veras crees que eso pasaría?”. La verdad, me sentí mal pensando que el perfil de un juez pudiera mantener, en lo general, la ética y la responsabilidad social.

Los impactos de la propuesta pueden ser tanto positivos como negativos. Entre los positivos se encuentran un mejor acceso a la justicia, con procesos más simplificados y transparentes. Las nuevas medidas y tecnologías podrían ayudar a disminuir los casos de corrupción. La implementación de tecnologías y la capacitación mejorada para jueces y personal judicial resultaría en procesos más rápidos y decisiones más acertadas.

Sin embargo, también existen impactos negativos. Algunos sectores dentro del poder judicial pueden resistirse a las reformas, retrasando su implementación. La modernización del sistema y la capacitación de personal implican costos significativos que podrían generar desafíos presupuestarios a corto plazo. Durante la fase de transición, podría haber inconvenientes temporales y confusión hasta que las nuevas reformas se implementen completamente. La elección de jueces por voto ciudadano podría llevar a la politización del sistema judicial, donde los jueces podrían tomar decisiones basadas en popularidad o presiones políticas en lugar de en la ley. Además, los jueces podrían necesitar participar en campañas electorales, lo cual podría desviar su atención de sus responsabilidades judiciales.

Utilizar el recurso de amparo para proteger intereses ante posibles decisiones judiciales adversas durante el período de transición es una opción viable. Mantener una sólida asesoría legal para navegar los cambios y asegurarse de que las operaciones de la empresa cumplan con las nuevas normativas es crucial. Además, involucrarse en el proceso de reforma a través de cámaras empresariales y asociaciones puede asegurar que las voces del sector privado sean escuchadas.


Doctor en Administración. Director del Instituto de Emprendimiento del ITESM, región norte

antonio.rios@tec.mx