/ sábado 9 de noviembre de 2024

La joya de la corona

Recién comienzan a acomodarse los aspirantes a la gubernatura del Estado de Chihuahua y ya existen expresiones de quienes aspiran a “La joya de la corona”: la presidencia municipal de Chihuahua. Quienes pretenden contender por la alcaldía capitalina comienzan a generar alianzas, juntar activos, revisar sus posibilidades y trazar rutas. Todos sienten que es la posición más segura, sobre todo en el Partido Acción Nacional, pero el ambiente político es extremadamente volátil. Mi opinión, muy particular, es que no existe nada seguro para ningún partido ni para ningún aspirante, y que todo se convierte en un reducto de aspiraciones personales.

Falta tiempo para ver quiénes llegan a la recta final: una carrera larga y difícil de sortear; pero en los cafés, reuniones, desayunos y pasillos ya se escuchan los nombres de los aspirantes de cada uno de los partidos políticos y de quienes pudieran cristalizar su propósito, el de obtener la codiciada candidatura. Sin embargo, una cosa es obtener la nominación y otra muy distinta ganar la elección; como reza el refrán anglosajón: "El diablo está en los detalles". Claro, y la decisión final la tienen los presidentes de los institutos políticos y el gobernante en turno también. Yo me pregunto: ¿Los aspirantes empezarían por el principio o por el fin? ¿Ya tocarían base con el dirigente de su partido y la Gobernadora, como marcan los cánones de la política? Si no es así, no hay seriedad y todo se convierte en una enorme falencia.

Después del primer paso, tendrían que venir acciones de quienes aspiran, y no estoy hablando de usar Facebook ni de platicar con los amigos en reuniones sociales, sino de una clara construcción de una candidatura. Se mencionan muchos nombres de los diferentes partidos políticos: Manque Granados, Rafa Loera, César Jáuregui, Alfredo Chávez, Jorge Soto e inclusive Roberto Lara de Acción Nacional; de Morena, hasta el momento, a Miguel Riggs y Brenda Ríos; omito a los aspirantes del Revolucionario Institucional por el origen partidista de un servidor y el conflicto de intereses, no porque no existan aspirantes, porque, aunque usted no lo crea, estimado lector, también los hay.

Es aquí cuando la madurez, la calma y la estrategia, pero, sobre todo, las facturas por cobrar, por pagar, las alianzas hechas, deshechas, los negativos, positivos, maltratos, apapachos, postergaciones, falta o acierto a la palabra, cobran saldo y un peso específico en la construcción de una candidatura. Esto, junto con los atributos que debe tener un candidato y futuro gobernante, se vuelven fundamentales para una justa electoral, pero solo son claros oscuros, la opinión de un servidor.

En la vida política de la ciudad de Chihuahua, se han observado contiendas electorales de dos personas, dos partidos, de dos candidatos fuertes, porque es lo que ha existido: siempre dos punteros. ¿Qué pasaría, viendo las personas y los nombres de quienes aspiran, si el Partido Acción Nacional, el Revolucionario Institucional y Morena registraran cada uno su candidato a la alcaldía capitalina? Dicen los politólogos y en correlación de votaciones "nada en absoluto".

Hay gente que pensamos diferente: que, con el crecimiento del PRI en votación, el cual se registró en la capital de hasta dos veces más que en la elección pasada, y un buen candidato, se pudiera dividir la votación en tres, y en una contienda así, de tercios y no de pares, cualquiera puede ganar.

Pero como decía mi abuela: "Falta mucha agua por correr debajo del puente". Les deseo a todos los lectores de esta casa editorial y de esta colaboración que tengan un excelente fin de semana.

Recién comienzan a acomodarse los aspirantes a la gubernatura del Estado de Chihuahua y ya existen expresiones de quienes aspiran a “La joya de la corona”: la presidencia municipal de Chihuahua. Quienes pretenden contender por la alcaldía capitalina comienzan a generar alianzas, juntar activos, revisar sus posibilidades y trazar rutas. Todos sienten que es la posición más segura, sobre todo en el Partido Acción Nacional, pero el ambiente político es extremadamente volátil. Mi opinión, muy particular, es que no existe nada seguro para ningún partido ni para ningún aspirante, y que todo se convierte en un reducto de aspiraciones personales.

Falta tiempo para ver quiénes llegan a la recta final: una carrera larga y difícil de sortear; pero en los cafés, reuniones, desayunos y pasillos ya se escuchan los nombres de los aspirantes de cada uno de los partidos políticos y de quienes pudieran cristalizar su propósito, el de obtener la codiciada candidatura. Sin embargo, una cosa es obtener la nominación y otra muy distinta ganar la elección; como reza el refrán anglosajón: "El diablo está en los detalles". Claro, y la decisión final la tienen los presidentes de los institutos políticos y el gobernante en turno también. Yo me pregunto: ¿Los aspirantes empezarían por el principio o por el fin? ¿Ya tocarían base con el dirigente de su partido y la Gobernadora, como marcan los cánones de la política? Si no es así, no hay seriedad y todo se convierte en una enorme falencia.

Después del primer paso, tendrían que venir acciones de quienes aspiran, y no estoy hablando de usar Facebook ni de platicar con los amigos en reuniones sociales, sino de una clara construcción de una candidatura. Se mencionan muchos nombres de los diferentes partidos políticos: Manque Granados, Rafa Loera, César Jáuregui, Alfredo Chávez, Jorge Soto e inclusive Roberto Lara de Acción Nacional; de Morena, hasta el momento, a Miguel Riggs y Brenda Ríos; omito a los aspirantes del Revolucionario Institucional por el origen partidista de un servidor y el conflicto de intereses, no porque no existan aspirantes, porque, aunque usted no lo crea, estimado lector, también los hay.

Es aquí cuando la madurez, la calma y la estrategia, pero, sobre todo, las facturas por cobrar, por pagar, las alianzas hechas, deshechas, los negativos, positivos, maltratos, apapachos, postergaciones, falta o acierto a la palabra, cobran saldo y un peso específico en la construcción de una candidatura. Esto, junto con los atributos que debe tener un candidato y futuro gobernante, se vuelven fundamentales para una justa electoral, pero solo son claros oscuros, la opinión de un servidor.

En la vida política de la ciudad de Chihuahua, se han observado contiendas electorales de dos personas, dos partidos, de dos candidatos fuertes, porque es lo que ha existido: siempre dos punteros. ¿Qué pasaría, viendo las personas y los nombres de quienes aspiran, si el Partido Acción Nacional, el Revolucionario Institucional y Morena registraran cada uno su candidato a la alcaldía capitalina? Dicen los politólogos y en correlación de votaciones "nada en absoluto".

Hay gente que pensamos diferente: que, con el crecimiento del PRI en votación, el cual se registró en la capital de hasta dos veces más que en la elección pasada, y un buen candidato, se pudiera dividir la votación en tres, y en una contienda así, de tercios y no de pares, cualquiera puede ganar.

Pero como decía mi abuela: "Falta mucha agua por correr debajo del puente". Les deseo a todos los lectores de esta casa editorial y de esta colaboración que tengan un excelente fin de semana.

ÚLTIMASCOLUMNAS