En memoria de Enrique Servín Herrera
“El verbo vivo, firme, cede al fin: hablaba, decía, tenía. Era”.
Enrique Servín H., del poema “Elegía” (1958-2019)
No se murió un amigo, Enrique Servín Herrera: lo mataron.
La muerte tiene permiso.
Escribo esta columna, como dijo otro poeta igual que Enrique: León Felipe: “Con una gota de asfalto en la retina, y una estaca clavada en el cogote”.
A Enrique lo mataron, no pudieron matar su poesía, que se encuentra dormida, esperando un lector que la despierte cada vez que la lea, la reviva.
En el libro “El agua y la sombra”, Enrique Servín escribió la poesía nostalgia del futuro, dice así, en su memoria, la trascribo textualmente: “Como el mal hijo que confieso ser, como buen hijo del desierto, que es una patria amante, pero ardua, yo también quiero irme.
“Vagar por cualquier parte, más allá de este llano, no soñar tanto al mar. Y no volver en poco, sino en mucho, después de mucho tiempo.
“El suficiente como para que la ciudad no fuera ya la misma, (rascacielos aún inexistentes, surtidores altivos, monumentos son nostalgias menores). El suficiente como para que los pacientes cerros hubieran ya cambiado de forma o de lugar. Y encontrar el lugar muy alterado, a punto de ser mar. O rodeado de lagos verdinegros, o patria nueva de colinas de lava de obsidiana esparcida, o como una cadena de islas incomunicables: la llana superficie de un mar solo. No soñar tanto al mar.
“Yo sé que esto es posible. Yo mismo he visto quebradas costas y fragmentos de playas en medio del desierto, cortezas nacaradas en una piedra muerta, líquenes verdinegros en paredes de cal, las quietas florescencias de una selva ya ausente, la ancestral muerte en los mudos esquites.
“Pero los cuerpos son frágiles y nos privan de tales espectáculos. Y los sueños avaros. Pocas veces ni ensueños el remoto futuro. Tales paisajes, y ya sé que, de irme, para luego volver, nada, sino lo mismo, es lo que habré de hallar”.
La alcaldesa Maru Campos informó el 10 de octubre, acompañará al gobernador Javier Corral en la Reunión Nacional de Secretarios de Seguridad Pública, que se efectuó el viernes 11 de octubre del presente año 2019.
¿Veremos resultados o será una junta más?
Una de las mejores periodistas de Chihuahua, Miroslava Breach, fue asesinada el 23 de marzo del 2017, a la fecha espera justicia; la muerte tiene permiso.
82 abogados han sido asesinados en el estado en los últimos 15 años, de los cuales dos casos han sido resueltos; Enrique también era abogado, ya son 83.
Ni el actual gobernador, Javier Corral, ni el anterior, César Duarte, han recibido al Lic. Óscar Castrejón, presidente de la Asociación de Abogados de Chihuahua, quien ha solicitado reiteradamente se establezca una fiscalía especial para estos casos.
En Chihuahua también para los abogados, la muerte tiene permiso.
Ojalá que cuando regrese Enrique, como dice regresará en su poema “Elegía”, no encuentre lo mismo, y la muerte ya no tenga permiso.
El periódico La Jornada de fecha 17 de abril de 2019 nos informa que, a ese día, Chihuahua contaba en el gobierno de Corral con 5,415 homicidios, según cifras de Fiscalía General del Estado, y que Juárez es la única de las 21 zonas prioritarias del país donde no han bajado los índices de homicidio, a cuatro meses de que empezó el gobierno de Andrés Manuel, el mismo diario nos dice que “la Mesa para la Construcción de la Paz demoró para instalarse y entrar en funciones en Chihuahua por oposición del gobernador Corral”.
De los 5,415 homicidios, la Fiscalía del Estado detalla, según la nota de La Jornada, que sólo se han abierto 1,305 carpetas de investigación, y hasta marzo de 2019, se ha vinculado a proceso sólo a 66 personas de los 1,305 casos investigados, al resto de los 5,415 homicidios, 4,110 homicidios, ni siquiera se les ha abierto una carpeta de investigación, según esta misma nota.
¿Hasta cuándo, Maru Campos, presidente municipal de Chihuahua?, ¿hasta cuándo, señor gobernador Javier Corral Jurado?, ¿hasta cuándo, señor presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador?
Nota: Tomé prestado el título de este artículo de un cuento del autor mexicano Edmundo Valadés.