/ sábado 12 de octubre de 2024

La mujer en la vitivinicultura mexicana


No sé qué influyó para que la mujer se involucrara tanto en el mundo del vino, pero me dijo un pajarito que fotografiamos más lindo con una copa de rosé que con una cerveza. Cuestión de fashion. Las redes, indiscutiblemente, marcan nuestras vidas. Sin embargo, no creo que esa sea la razón principal, sino los tiempos de equidad, además hacer vino es como cocinar y darle ese toque personal a cada receta.

Creímos que sembrar parras y cosechar uvas era tarea de hombres, pero resultó que no. Y es que esta ola enológica llegó a México justo con el involucramiento de la mujer en pasiones que parecían ser masculinas. El gusto por el vino no entiende de géneros. Pero lo importante no es que la mujer esté consumiendo vino sino que según la Asociación Mexicana de Vitivinicultores, el 30% de las vinícolas en México son liderados por mujeres.

Baja California tiene ahorita a la primera mujer enóloga del país, Laura Zamora, cuyos vinos han ganado más de 300 medallas. Ella trabajó casi cuarenta años produciendo vinos en la centenaria Bodega Santo Tomas. Bodega Santo Tomás es tan vieja que Jesús Helguera, el excelso pintor mexicano -que nació en Chihuahua, en una casona del centro de esta capital y que le tengo echado el ojo para hacerla museo-, les pintó varios lienzos donde aparecen los monjes degustando vinos de los barriles con el año de 1880 impreso. Bodega Santo Tomás, ha renacido, tiene unos espectaculares paseos y catas, pero Zamora ya no trabaja ahí, ahora lidera su propio proyecto: Casa Zamora.

En todos los estados que producen vino está la presencia de la mujer. Aquí en Chihuahua Mónica Pinesque y Consuelo Meléndez, son pioneras desde hace quince años y se han colocado de manera exitosa en el gusto del público. Aimé Barrera con Amelia, su bella vinícola, Angie Barraza con su proyecto, y no se diga las sommeliers con sus escuelas y las ingenieras agrónomas dedicadas al ramo. Y yo, que me cuezo aparte por la cantidad de diligencias que malabareo, pero que como winemaker estoy muy pendiente de lo que el público femenino me pide y por tal razón estoy elaborando un rosé semidulce, una mezcla de cabernet sauvignon -que ya le he contado es mi varietal preferida-, con tempranillo, malbec y shiraz, todas estas son uvas muy intensas como yo, así que, aunque los rosados son ligeros y de cuerpo medio, quiero que me quede sedoso, con volumen y avocado. Espérelo.

Sígame en Facebook en Del Vino y Otros Amores, o en Vínicola Diez González y le invito un rosé de nombre Orgullo y Prejuicio.



No sé qué influyó para que la mujer se involucrara tanto en el mundo del vino, pero me dijo un pajarito que fotografiamos más lindo con una copa de rosé que con una cerveza. Cuestión de fashion. Las redes, indiscutiblemente, marcan nuestras vidas. Sin embargo, no creo que esa sea la razón principal, sino los tiempos de equidad, además hacer vino es como cocinar y darle ese toque personal a cada receta.

Creímos que sembrar parras y cosechar uvas era tarea de hombres, pero resultó que no. Y es que esta ola enológica llegó a México justo con el involucramiento de la mujer en pasiones que parecían ser masculinas. El gusto por el vino no entiende de géneros. Pero lo importante no es que la mujer esté consumiendo vino sino que según la Asociación Mexicana de Vitivinicultores, el 30% de las vinícolas en México son liderados por mujeres.

Baja California tiene ahorita a la primera mujer enóloga del país, Laura Zamora, cuyos vinos han ganado más de 300 medallas. Ella trabajó casi cuarenta años produciendo vinos en la centenaria Bodega Santo Tomas. Bodega Santo Tomás es tan vieja que Jesús Helguera, el excelso pintor mexicano -que nació en Chihuahua, en una casona del centro de esta capital y que le tengo echado el ojo para hacerla museo-, les pintó varios lienzos donde aparecen los monjes degustando vinos de los barriles con el año de 1880 impreso. Bodega Santo Tomás, ha renacido, tiene unos espectaculares paseos y catas, pero Zamora ya no trabaja ahí, ahora lidera su propio proyecto: Casa Zamora.

En todos los estados que producen vino está la presencia de la mujer. Aquí en Chihuahua Mónica Pinesque y Consuelo Meléndez, son pioneras desde hace quince años y se han colocado de manera exitosa en el gusto del público. Aimé Barrera con Amelia, su bella vinícola, Angie Barraza con su proyecto, y no se diga las sommeliers con sus escuelas y las ingenieras agrónomas dedicadas al ramo. Y yo, que me cuezo aparte por la cantidad de diligencias que malabareo, pero que como winemaker estoy muy pendiente de lo que el público femenino me pide y por tal razón estoy elaborando un rosé semidulce, una mezcla de cabernet sauvignon -que ya le he contado es mi varietal preferida-, con tempranillo, malbec y shiraz, todas estas son uvas muy intensas como yo, así que, aunque los rosados son ligeros y de cuerpo medio, quiero que me quede sedoso, con volumen y avocado. Espérelo.

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