Por: Bertha Caraveo
El sábado tuve el enorme privilegio de poder aperturar mi nueva casa de enlace en la ciudad de Chihuahua. Al principio de mi encargo señalé que tendría un espacio de encuentro ciudadano, los primeros 3 años en Juárez, y la segunda mitad lo trasladaría a la ciudad de Chihuahua. Ese momento llegó. Sobre todo para poder atender la capital y los municipios aledaños de la forma en que se merece esta zona del estado grande.
Me acompañaron mis compañeros de lucha: Juan Carlos Loera, delegado federal de los Programas del Bienestar y Marcelino Gómez Brenes, delegado regional. Y sobre todo, los compañeros de Ciudad Juárez, Meoqui, Camargo, Cuauhtémoc, Nuevo Casas Grandes y por supuesto de Chihuahua capital que me engalanaron con su presencia.
En la inauguración de esta casa de enlace, observé que hoy más que nunca es importante mostrar el músculo que nutre a nuestro movimiento, y movilizarnos para decirle a quienes añoran el pasado de corrupción y saqueo.
Por ello, pude dialogar y escuchar el ánimo colectivo de los chihuahuenses. Hicimos un especial énfasis en lo importante que resulta que ante el peligro conservador que quiere privatizar la energía y negarnos nuestro derecho a ella, hagamos una defensa heroica de la soberanía energética, reivindicando nuestra historia, pero sobre todo, los anhelos de que México es por fin la Patria que soñamos durante tanto tiempo.
Porque somos mucho pueblo organizado y porque mucho pueblo se hizo gobierno. Porque antes de ser senadora, soy maestra universitaria y nunca tuve una carrera política, pero siempre tuve la convicción de acompañar a López Obrador en las buenas y en las malas. Afortunadamente, desde 2018 son puras buenas y esta claridad política me ha permitido votar cada una de las propuestas establecidas en el proyecto de nación. Aunque los chumeles me insulten, lo digo con profundo orgullo: Es un honor estar con Obrador.
Con honestidad debemos decirlo y asumir con orgullo la responsabilidad de ser obradoristas. Porque somos el mayor movimiento político de América Latina, y así habremos de comportarnos. A la altura del momento, defendiendo hasta la muerte la confianza que nos ha dado el pueblo, para reconstruir el país en ruinas que el neoliberalismo nos dejó, y honrando, sobre todas las cosas, los años de lucha del compañero presidente Andrés Manuel López Obrador.
Y por eso, este 10 de abril vamos a salir a votar; porque, hay que tenerlo muy claro: si el mandato no se revoca, se ratifica. Ese día será un inédito ejercicio de democracia participativa en la historia política de México. Porque aunque al INE no le guste, en Chihuahua y en México ahora el pueblo manda.
Con este mecanismo, sentaremos un importante precedente para que nunca más ningún presidente traicione a la patria o le dé la espalda al pueblo.
Ya hubiéramos querido, allá por 2009, revocarle el mandato a Felipe Calderón, que sumergió a todo Chihuahua en una guerra absurda donde mataron, desaparecieron, torturaron y extorsionaron a nuestro pueblo.
Desde esta columna editorial hago un llamado a que no dejemos de apoyar con toda la fuerza de nuestros pulmones a nuestro líder moral, siguiendo la lucha en unidad y sobre todo organizados rumbo a las batallas que vienen.
Nadie dijo que el camino sería fácil. Pero me da esperanza y me hincha el corazón de orgullo saber que nuestro país por fin se encamina por el camino correcto, que hay relevo y que hemos dejado en el pasado aquel oscuro periodo neoliberal.