/ miércoles 26 de junio de 2024

Las cúpulas empresariales nacionales ya no nos representan

Después de ver la reunión del CCE Nacional y el Consejo Mexicano de Negocios dialogando con la presidenta electa, a la mayoría de los empresarios nos dieron pena los que debieran ser nuestros representantes: lo que vimos fue a grupos y empresarios que sólo les interesan sus intereses personales, seguir haciendo negocios con el gobierno en turno, obtener o mantener concesiones y contratos, les interesa tener información privilegiada, mantener influencias y relaciones que les privilegien.

Pero la mayoría de los empresarios no tenemos esos intereses. La gran mayoría de nosotros no le vendemos a los gobiernos, no hacemos contratos con ellos, y muchos pequeños y medianos empresarios que participan en licitaciones lo hacen legal y honestamente, sin influencias ni palancas; el 2023 cerró con más de 5.5 millones de empresas en México y el gobierno sólo realizó 158,205 contratos de obras, bienes y servicios. Es evidente que sólo se está beneficiando a unos cuantos.

Hoy más que nunca necesitamos replantear nuestro papel de empresarios, en un país altamente polarizado y sin contrapesos. Los mercados, a diferencia de los empresarios, ya actuaron claramente reflejando su postura en el tipo de cambio y en la bolsa de valores. Hoy tenemos que sentarnos a dialogar con los nuevos actores, necesitamos hablar con una voz firme y clara, no como la que hemos venido escuchando de las cúpulas nacionales: una voz sumisa, aplaudidora, aduladora, cargada; una voz que no representa a los empresarios y tampoco es congruente con la postura y labor de nuestros organismos locales.

Hoy, a nivel nacional, necesitamos que se escuche la voz de propuestas, pero también de preocupación, de enojo, de cansancio, la que escuchamos en nuestros organismos locales, en las pláticas entre empresarios, la que se escucha en una comida, en un café, o en cualquier reunión. Tenemos que dialogar con el SAT, con el IMSS, con la Secretaría de Economía, con las aduanas, y exponerles la situación en la que se encuentran nuestras empresas, expresar la alta fiscalización y los altos intereses que pagamos (y que no se traducen en beneficios para la comunidad en la que operamos), el sobresfuerzo que están haciendo millones de pequeños y medianos empresarios para sobrevivir, pagar impuestos y mantener el empleo.

Y es que hoy, que nos dimos cuenta que el gran problema que tenemos en México son los partidos políticos, también tenemos que hacer un alto en el camino y reconocer que tampoco las cúpulas empresariales a nivel nacional nos funcionan, ya no tienen la confianza de los empresarios, ya no les creemos, ya no nos representan.

Desde el WhatsApp o las pláticas con colegas no vamos a incidir en las políticas que necesitan nuestras empresas para ser productivas, para trabajar libremente, para tener un estado de derecho que nos permita defendernos.

Los organismos empresariales locales han sido de suma relevancia para el desarrollo de nuestra ciudad y nuestro estado. Han sido un verdadero contrapeso, un mecanismo de diálogo con las autoridades, para exponer problemáticas, pero también para generar soluciones de forma conjunta. Tendríamos que tener esta misma representatividad e impacto a nivel nacional. Hoy más que nunca debemos apoyar a los grandes liderazgos que tenemos en Chihuahua, fortalecerlos, para que, en conjunto con nuestros organismos locales, puedan exigirles a las cúpulas nacionales que realmente nos representen y sean una voz fuerte y clara ante el gobierno federal.


Ing. Francisco Santini
Presidente de Centro PERSÉ
f.santini@ripipsa.com

Después de ver la reunión del CCE Nacional y el Consejo Mexicano de Negocios dialogando con la presidenta electa, a la mayoría de los empresarios nos dieron pena los que debieran ser nuestros representantes: lo que vimos fue a grupos y empresarios que sólo les interesan sus intereses personales, seguir haciendo negocios con el gobierno en turno, obtener o mantener concesiones y contratos, les interesa tener información privilegiada, mantener influencias y relaciones que les privilegien.

Pero la mayoría de los empresarios no tenemos esos intereses. La gran mayoría de nosotros no le vendemos a los gobiernos, no hacemos contratos con ellos, y muchos pequeños y medianos empresarios que participan en licitaciones lo hacen legal y honestamente, sin influencias ni palancas; el 2023 cerró con más de 5.5 millones de empresas en México y el gobierno sólo realizó 158,205 contratos de obras, bienes y servicios. Es evidente que sólo se está beneficiando a unos cuantos.

Hoy más que nunca necesitamos replantear nuestro papel de empresarios, en un país altamente polarizado y sin contrapesos. Los mercados, a diferencia de los empresarios, ya actuaron claramente reflejando su postura en el tipo de cambio y en la bolsa de valores. Hoy tenemos que sentarnos a dialogar con los nuevos actores, necesitamos hablar con una voz firme y clara, no como la que hemos venido escuchando de las cúpulas nacionales: una voz sumisa, aplaudidora, aduladora, cargada; una voz que no representa a los empresarios y tampoco es congruente con la postura y labor de nuestros organismos locales.

Hoy, a nivel nacional, necesitamos que se escuche la voz de propuestas, pero también de preocupación, de enojo, de cansancio, la que escuchamos en nuestros organismos locales, en las pláticas entre empresarios, la que se escucha en una comida, en un café, o en cualquier reunión. Tenemos que dialogar con el SAT, con el IMSS, con la Secretaría de Economía, con las aduanas, y exponerles la situación en la que se encuentran nuestras empresas, expresar la alta fiscalización y los altos intereses que pagamos (y que no se traducen en beneficios para la comunidad en la que operamos), el sobresfuerzo que están haciendo millones de pequeños y medianos empresarios para sobrevivir, pagar impuestos y mantener el empleo.

Y es que hoy, que nos dimos cuenta que el gran problema que tenemos en México son los partidos políticos, también tenemos que hacer un alto en el camino y reconocer que tampoco las cúpulas empresariales a nivel nacional nos funcionan, ya no tienen la confianza de los empresarios, ya no les creemos, ya no nos representan.

Desde el WhatsApp o las pláticas con colegas no vamos a incidir en las políticas que necesitan nuestras empresas para ser productivas, para trabajar libremente, para tener un estado de derecho que nos permita defendernos.

Los organismos empresariales locales han sido de suma relevancia para el desarrollo de nuestra ciudad y nuestro estado. Han sido un verdadero contrapeso, un mecanismo de diálogo con las autoridades, para exponer problemáticas, pero también para generar soluciones de forma conjunta. Tendríamos que tener esta misma representatividad e impacto a nivel nacional. Hoy más que nunca debemos apoyar a los grandes liderazgos que tenemos en Chihuahua, fortalecerlos, para que, en conjunto con nuestros organismos locales, puedan exigirles a las cúpulas nacionales que realmente nos representen y sean una voz fuerte y clara ante el gobierno federal.


Ing. Francisco Santini
Presidente de Centro PERSÉ
f.santini@ripipsa.com