/ lunes 4 de noviembre de 2024

Ley Conductista

Si tú le das de comer a un cocodrilo desde pequeño, el animal más prehistórico sobre la faz de la tierra, con el cerebro más pequeño y el instinto depredador más grande, con el tiempo tendrás una mascota, a quien sólo le falte saltar un aro para complacer a su benefactor.

Esta asociación responde a un estímulo positivo que recibe el animal de su protector y está ampliamente expuesto en la Ley del Efecto (Edward Thorndike 1847-1949). La misma postula que una respuesta a una situación que produzca un resultado satisfactorio tiene mayores probabilidades de repetirse en el futuro, y sucede lo mismo a la inversa, un resultado insatisfactorio tendrá menos oportunidades de repetirse, es lo que se denomina la psicología conductista. Esto es una máxima en la economía de mercado donde el buen resultado de un producto hace que la gente quiera más de ese producto (beneficio).

También sucede en las políticas públicas donde la inteligencia más básica asocia el estímulo de una ayuda económica a una respuesta positiva esperada, como por ejemplo, un subsidio o un voto. Dicho método ha sido utilizado por todos los gobiernos, aquí y en todo el mundo, pero no fue sino hasta el sexenio pasado donde se potencializó y detonó como una panacea para formalizar una transformación. Si tú le das a una persona un ingreso, sin mayores requisitos, y lo haces permanentemente, obtendrás a cambio una respuesta favorable ya que el individuo reconoce el beneficio de seguir con esa dinámica y desea mantenerla.

Cualquier agravio puede pasar pero mientras el estímulo económico sea el adecuado y sobre todo constante, obtendrás siempre una respuesta favorable, es una Ley que está inmersa en la psique humana y animal. Lo maravilloso de este método es que no hay edad para iniciar el aprendizaje, lo puedes hacer con un niño dándole dulces o con un anciano dándole una pensión, inmediatamente obtendrás tu respuesta.

El problema económico es que los recursos son escasos, no hay suficientes fuentes de ingreso para crecer y subsidiar al mismo tiempo, ya que sólo se subsidia el consumo no la inversión y sin inversión no hay crecimiento. La solución es simple, hacerse de un Banco. Si te haces del control de un Banco Central como el Banco de México tendrás a tu disposición una máquina de hacer dinero de forma infinita y podrás mantener esa simbiosis social por un largo periodo de tiempo, muy largo diría yo. La inflación la puedes controlar de otra forma, al fin y al cabo nadie respeta las tasas de interés marcadas por el Banco de México y la entrada de dinero extranjero como lo son las remesas siguen creciendo e inundando el mercado de efectivo lo que hace inservible el control de la inflación a través de regulaciones de la tasa de interés.

El siguiente paso de esta transformación es la anexión del Banco de México al gobierno como un instrumento de política económica que les ayude apuntalar su transformación mientras controlan la inflación por otros métodos menos liberales como la organización social de mercados.


Maestro en Finanzas. Economista

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