Los memes no son una construcción novedosa, datan al menos de hace 40 años; fueron concebidos por un científico y escritor. La memética tiene el propósito de transmitir información cultural, provocando que una idea, una creencia, una moda o alguna otra manifestación pueda replicarse y despertar interés.
Un meme puede tener una existencia muy relativa, puede ser bueno o malo, ingenioso, útil o no, gracioso, reflexivo, original, beneficioso, pero lo importante es que viaje de mente en mente, por canales transmisores, como medios masivos de comunicación, internet y redes sociales; imitaciones u originales ideas que provocan y evocan la imaginación.
La inmediatez o rapidez con la que se elaboran cartones, frases, videos, sofisticadas aplicaciones reflejan el poder singular que tienen, pueden ser instrumentos muy divertidos, frustrantes o hasta peligrosos; es importante recibirlos tan solo como una idea que puede hacernos reír o reflexionar acerca de su contenido, pero nunca deberían ser usados como arma destructiva, por ello es importante que sean digeridos y se tome criterio referente a su contenido.
Son una forma moderna de hacer sátira, que se ha convertido, incluso, en una industria puesto que se contratan despachos especializados para realizarlos; son ya fenómenos globales que pueden ser vistos y replicados en cada rincón del orbe y que pueden inundarnos en sentido de verlos o conocerlos.
Sociológicamente pueden considerarse como formas de inclusión e influencia, con autores o anónimos, satisfacen esa necesidad de los humanos de trascender, expresarse, generar opinión, ser famosos, e incluso, hacerse de dinero; por ello debemos tomar conciencia y responsabilidad al generarlos y compartirlos.
Y es que no podemos negar que elaborar y consumir memes es lo de hoy, los periódicos de cualquier tipo los publican para hacer apología de temas y realidades, se utilizan como códigos, una manera, quizá sutil, para evidenciar temas peligrosos, formas de realizar justicia poética o ingeniosa, que pueden ser considerados ofensivos, censurados, pero si lo mismo fuera expresado en texto pudieran los gobiernos, religiones o grupos de interés tener reacciones limitativas de las libertades.
No es un asunto generacional, aunque mayormente son recurridos por jóvenes, pues son los más versados en tecnología, la creatividad para hacer memes es ya considerada un oficio; el continente americano es distinguido como el que más memes produce; por el contrario, Rusia, Turquía, China y Corea del Norte los tienen prohibidos.
Los mexicanos somos reconocidos en el mundo por nuestro sentido del humor, y en el tema de los memes no nos hemos quedado atrás, por lo que lo utilizamos en diferentes medios con frases referentes a nosotros mismos, a familiares y amigos, acontecimientos naturales, sociales o políticos; es fascinante recibir estos mensajes que denotan el ingenio, interés, modas, frustraciones y aspiraciones de todo un pueblo.
Muy pronto la Real Academia de la Lengua incluirá en su diccionario este vocablo y sus derivaciones, sin duda llegaron para quedarse, como reflejo de manifestaciones culturales que puede significar conocernos y hasta hermanarnos en esta aldea global.