Es un autoengaño afirmar que le quitamos la mayoría calificada a AMLO para impedirle modificar la constitución. La verdad es que en 2018 tampoco ganaron esa mayoría calificada; la consiguieron con tránsfugas de diputados del PAN, PRI, PRD y la adhesión en bloque del Verde. Ese camino aún subsiste y ya lanzó el dardo envenenado en su mañanera: sólo necesita unos cuantos diputados del PRI.
Aunque nos duela reconocerlo, Morena y sus aliados seguirán aprobando el presupuesto, todas las iniciativas y cambios legales que quieran, con sus propios votos (igual que ahora); y podrán modificar la constitución y los nombramientos si convencen a unos cuantos legisladores del PRI o MC (igual que ahora).
Lo que no nos atrevemos a reconocer es que Morena y sus aliados mantienen la mayoría de las curules en la Cámara de Diputados, en el Senado y en las legislaturas locales.
La alianza PAN+PRI+PRD sólo logró quitarle 34 de los 218 distritos que obtuvo Morena et al en 2018. Nuestro objetivo real: “Crear una nueva mayoría opositora”, no se logró.
Morena sigue siendo mayoría y el partido con mayores preferencias a nivel nacional.
En 2018 PAN+PRI+PRD+PVEM obtuvimos 28’104,044 votos, el 50% de los 55.9 millones de votos emitidos. En 2021 PAN+PRI+PRD logramos 22’056,481, el 46.7% de la votación.
La conclusión entonces es que en el Poder Legislativo las cosas cambiarán muy poco. Las leyes y presupuestos los sacará AMLO sin problema, para las votaciones calificadas tendrá que usar otros recursos (que sí tiene). Este es el
único cambio.
La conclusión es que Morena ganó zapato, el 100% de los distritos federales de BC, BCS, Mor., Nay., Oax., QRoo, Sin., Son., Tab. y Tlx.
La conclusión es que en los poderes ejecutivos locales nos dieron una paliza, al ganarnos once de las 15 gubernaturas. Esos once nuevos territorios le facilitarán la elección del 2024.
El gran perdedor es el PRI, que perdió todas las gubernaturas que tenía (8/0). El PAN perdió la mitad (4/2): BCS y Nay.
El PVEM es el gran ganador, porque cuadruplicó sus diputados, se convirtió en el aliado mercenario de Morena y ganó una gubernatura, SLP.
La conclusión es que la oposición no convenció. No capturó el desencanto. Los yerros de Lopez sólo se capitalizaron en la CdMx y EdoMex, donde obtuvimos 29 de los 116 distritos que ganamos a nivel nacional.
La conclusión es que a la oposición nos falta propuesta, discurso, congruencia y credibilidad para recuperar la confianza de la mayoría de los mexicanos. Que no debemos fincar la estrategia en el miedo a Morena, sino en articular un proyecto social y democrático que convenza a los ciudadanos en volver a darnos su voto.
Los triunfos que obtuvimos PAN, PRI y PRD fueron más un logro de maquinarias e ingeniería electoral y la narrativa anti Morena; no la propuesta de proyecto de país, del liderazgo de candidatos congruentes con perfiles de lucha social y democrática, ni de partidos con vitalidad interna y vinculación con la ciudadanía. Esa es nuestra asignatura pendiente si queremos salvar a México.
Pero por lo pronto, ese liderazgo está difícil que surja hoy de los partidos coptados por dirigencias con proyectos egocéntricos. Difícil que surja de los dóciles o atemorizados empresarios. Difícil que surja de las escuelas y universidades. Y, mientras no surja de algún lado, seguirá el futuro girando en torno al presidente Andrés Manuel, quien sí ha logrado articular un proyecto, por más amenazante que se vea para algunos. Sigue siendo la esperanza para una mayoría.