El pasado 5 de noviembre, Estados Unidos eligió a quien lo gobernará como Presidente por los próximos cuatro años. Contrario a la elección reñida que se esperaba, los resultados preliminares dan un amplio margen -que no aplastante- de triunfo al candidato republicano, Donald Trump. En este sistema de elección indirecta, el republicano obtiene 312 votos del Colegio Electoral, mientras que la candidata demócrata cuenta con 226, muy por debajo de los 270 necesarios para ganar la presidencia. En términos del voto popular, la diferencia es menos marcada, Trump tiene -hasta el momento de esta colaboración- 76,057,063 votos, y Kamala Harris 73,119,230; el 50.2% y 48.2% del voto popular, respectivamente.
El caso estadounidense cumple una vez más el adagio democrático: “Ningún actor político puede alcanzar una victoria total y permanente”. En 2020, cuando Donald Trump perdió ante el presidente Biden, obtuvo 74,224,319 votos populares y Biden ganaba con 81,284,666; un récord histórico en términos de votos unipersonales para una propuesta política y más de siete millones de diferencia en votos entre ambos candidatos. Lo anterior sugiere, para 2024, más una derrota para el partido demócrata que un triunfo para la persona de Trump.
Dato preocupante representa la reducción significativa que muestra la participación electoral. Este año, el 62% del electorado acudió a las urnas, poco más de 145 millones de personas; mientras que en 2020 participaron más de 155 millones de votantes (66.4% del electorado). Esos más de 10 millones de votantes que ya no se decantaron por los demócratas, tampoco se tradujeron en votos para el presidente Trump, simplemente no acudieron a votar.
Tal como se esperaba, nuevamente la definición de la elección se dio en los “estados bisagra”. El partido Republicano logró virar a color rojo seis de los siete estados, excluyendo a Carolina del Norte donde había ganado también en 2020: Pensilvania (19), Georgia (16), Carolina del Norte (16), Michigan (15), Arizona (11), Wisconsin (10) y Nevada (6). Solos, estos estados, aportan 93 votos del Colegio Electoral.
En cuanto a la Cámara de Representantes, de los 435 escaños, los republicanos han ganado hasta ahora 218, lo que les asegura el control del gobierno estadounidense, un escenario por demás propicio para instalar el modelo de país que ha dilucidado Donald Trump. Respecto al Senado, 53 escaños son para el partido rojo, frente a los 47 que ocuparían los demócratas, quienes pierden cuatro bancas y con éstas la mayoría simple.
El cómputo definitivo no estará disponible sino hasta el mes de diciembre, sin embargo, la variación será mínima pues se han escrutado el 98% de los votos. Más allá de los números, los resultados electorales de Estados Unidos dejan muchas lecciones para la política mundial. Las razones de las personas para votar como lo hicieron será material de otra entrega.
Maestra en Administración Pública. Consejera del IEE de Chihuahua
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